Astronomía

Los planetas rocosos como la Tierra pueden formarse en más sitios de lo creído

El hallazgo aumenta las probabilidades de vida extraterrestre.

Mediante el telescopio espacial James Webb, se ha detectado por vez primera la presencia de agua y otras sustancias típicas de la composición de los planetas rocosos como la Tierra en una región cósmica de una clase en la que hasta ahora se consideraba imposible la formación de planetas rocosos.

Estos son los primeros resultados del programa XUE (eXtreme Ultraviolet Environments), llevado a cabo con el telescopio espacial James Webb. El programa XUE se centra en la caracterización de los discos de formación planetaria (vastas nubes giratorias de gas, polvo y trozos de roca donde se forman y evolucionan los planetas) en regiones de formación estelar masiva. Estas regiones son probablemente representativas del entorno en el que se forman la mayoría de los sistemas planetarios. Conocer el impacto del entorno sobre la formación de planetas es importante para tener una idea más clara de cuál es la diversidad de los exoplanetas (planetas de fuera de nuestro sistema solar).

El programa XUE tiene como objetivo un total de 15 discos en tres zonas de la nebulosa de la Langosta (también conocida como NGC 6357), una gran nebulosa de emisión situada a unos 5.500 años-luz de la Tierra, en la constelación de Escorpio. La nebulosa de la Langosta es uno de los lugares de formación estelar masiva más jóvenes y cercanos, y alberga algunas de las estrellas más masivas de nuestra galaxia. Las estrellas masivas son más calientes y, por tanto, emiten más radiación ultravioleta. Esto puede dispersar el gas, haciendo que la vida útil del disco se acorte hasta ser de tan solo un millón de años. Gracias al Webb, los astrónomos pueden ahora estudiar el efecto de la radiación ultravioleta en las regiones interiores de formación de planetas rocosos de los discos protoplanetarios alrededor de estrellas como nuestro Sol.

"Webb es el único telescopio con la resolución espacial y la sensibilidad necesarias para estudiar discos de formación planetaria en regiones de formación estelar masiva", afirma María Claudia Ramírez-Tannus, del Instituto Max Planck de Astronomía, en Alemania, y primera autora del estudio.

La citada detección de agua y otras sustancias típicas de los planetas rocosos se ha hecho en el disco protoplanetario denominado XUE 1, situado en el cúmulo estelar Pismis 24.

Debido a su ubicación cerca de varias estrellas masivas en NGC 6357, XUE 1 debe haber estado constantemente expuesto a altas cantidades de radiación ultravioleta a lo largo de su vida. Sin embargo, en este entorno extremo, concretamente en la zona interna del disco, el equipo detectó una serie de sustancias que son componentes básicos de los planetas rocosos: agua, monóxido de carbono, dióxido de carbono, cianuro de hidrógeno y acetileno.

Tales sustancias son comunes en los discos de regiones de formación estelar donde solo se forman estrellas de baja masa. Esto sugiere que los planetas rocosos pueden formarse en una gama de entornos mucho más amplia de lo que se creía hasta ahora.

El Telescopio Espacial James Webb (JWST) es fruto de una colaboración internacional encabezada por la NASA, la ESA y la CSA, respectivamente las agencias espaciales estadounidense, europea y canadiense.

El estudio se titula “XUE: Molecular Inventory in the Inner Region of an Extremely Irradiated Protoplanetary Disk”. Y se ha publicado en la revista académica The Astrophysical Journal.