Entrevista

Mariano Martínez y Rodrigo Guirao encienden la pantalla de los cines

Filmada hace dos años, la propuesta esperó el estreno en salas para que más gente se conectara con este relato de amor y amistad entre dos hombres.

Humo bajo el agua, de los realizadores Julio Midú y Fabio Junco, es la nueva película que tiene como protagonistas a Mariano Martínez y Rodrigo Guirao, en una historia de un amor “prohibido” en la sociedad de los años 80, con una marcada división, además, de clases. Julián (Martínez), un joven peón de estancia, se reencuentra tras muchos años con Patricio (Guirao), el hijo del patrón y su gran amigo de la infancia, y a partir de verse de nuevo, un sentimiento de amor y pasión los invadirá.

Para saber más detalles de la película, de la que participan también Luis Brandoni, Norma Argentina y Mimí Ardú, entre otros, hablamos en exclusiva con la exitosa dupla.

—Primero quiero preguntarles, ¿cómo se sienten con el estreno? La película la filmaron hace tiempo, ¿cómo se conectaron nuevamente con ella y los personajes ahora para promocionarla?

—Rodrigo Guirao: Contentos de que por fin esta historia llegue a salas de cine, felices, ansiosos, con ganas de verla por mi parte en una pantalla grande, de reencontrarme con todos, con Mariano, con el equipo inmenso que hay detrás de cámaras, y deseando que la historia llegue al corazón de la gente.

—Mariano Martínez: Reconectando después de haberla filmado en pandemia, estamos más libres y contentos, llegó el estreno después de dos años, conectarme con Rodri, con el equipo, con quienes pusimos esfuerzo y pasión para llevarla adelante, hoy estar acá ya en la previa del estreno es felicidad, una peli más. Ojalá la gente la vea, es bueno vivirlo, aunque parezca que hace tiempo la hicimos, reconectarnos.

—¿Bancan la decisión de la producción de haber esperado para que se vea sí o sí en un cine y que, si bien estuvo la oportunidad, no se haya lanzado solo en alguna plataforma, y que eso sea un paso posterior?

—MM: Sí, porque el cine es hermoso el ritual, de verla en la sala, gigante, a oscuras, me encanta que hoy estemos con este presente de llevarla al cine.

—Tienen una vasta trayectoria en televisión, también han hecho teatro, pero, puntualmente, ¿qué es lo que más les gusta de hacer cine?

—RG: Me gusta que al principio yo tengo toda la historia y puedo hacer elecciones en base a la totalidad del guión. A veces en una serie no tenés eso, y menos hoy que hay tantas plataformas, con sus cláusulas de confidencialidad. El cine tiene eso, podés imaginar un recorrido. Por cómo se filma, creo que el cine es visualmente tan imponente que a veces no se necesitan palabras para reforzar, para decir, para contar cosas; o sea, su lenguaje. Amo la sala, de chico. Para mí la mejor manera de ver una película es ahí. A través del cine me enamoré, obviamente del cine y de la actuación. Yo lo prefiero. La forma de cómo trabajar con una cámara, que podés ser sutil hasta con la voz, con los gestos, y muchas veces no se te pide un resultado escena por escena. Eso también y que provoca todas las emociones y los conflictos para que esas emociones surjan, pero no como un resultado, son el fin, para que los personajes cumplan un deseo. Creo que también queda para toda la vida.

—MM: Todo eso, me gusta el cine, pude hacer desde chico muchas cosas, me encanta la pantalla grande, el ritual de verte, más allá que por la pandemia funcione todo por plataformas, pero nunca reemplazarán al cine, es como el teatro, es un ritual, un evento.

—En tiempos en donde repensamos identidades, donde las masculinidades se replantean, se reconstruyen y se deconstruyen, ¿cómo leen la historia que propone la película con la mirada de hoy en día?

—RG: En esa época, en ese momento, habrá sido muy difícil. No había derechos, una sociedad que te señalaba con el dedo, te decía a quién podías amar y a quién no. Muchas personas murieron, sufrieron en soledad, entonces con mucho respeto por todo esto y contamos esta historia de amor y cómo ser uno mismo, libre. Es un muy lindo mensaje.

—MM: En ese momento era otra mirada, se sufría mucho, se pensaba que estaba mal, y era muy complicado poder amar así por la presión que había, te daban la espalda. Por eso contamos todo con mucho amor y respeto y la resolución que tiene la película me encanta, particularmente, está bueno que hubo cosas que no terminaron así, así que me gusto ese final tras ver cómo se había recorrido todo, con una esperanza más allá de todo lo negativo que hubo y que las cosas pudieran ir adelante.

—Antes les decía que tienen mucha televisión encima, pero ¿es la primera vez que trabajan juntos?

—MM: Sí.

—¿Qué trabajo hicieron para conectar entre ustedes sabiendo que iban a contar esta historia?

—MM: Fue natural, espontáneo, ameno, agradable, con ganas de llevar esta historia como equipo.

—¿Hicieron algo por fuera del rodaje para conectar más? ¿Algo que tal vez no estaba planteado por el guion o por las indicaciones de la dupla que los dirigió?

—RG: Sí, tomamos clases de equitación.

—MM: Porque queríamos estar bien cancheros con el tema, él ya había hecho cosas afuera arriba de caballos, pero yo solo anduve en la Costa, en La Lucila del Mar, así que le metimos ahí.