Entrevista

Marina Fages: “La música es algo sagrado e increíble”

La intérprete transita su mejor momento, luego de un recorrido por todo el planeta. En diálogo con este multimedio, se expresó sobre el oficio y presentó su nuevo disco.

Convertida en un referente dentro de la generación de músicas argentinas, Marina Fages se consolidó como realizadora audiovisual, compositora, cantante e instrumentista que recorrió el globo terráqueo mostrando su arte. Así atravesó mares y continentes pudiendo conocer diversas tierras como Europa, Japón, entre otros.

Hasta el momento, lleva editados los discos Madera meta (2012), Dibujo de rayo (2015), Épica y fantasía (2019), y en 2020 llega Vivo en piyama, una producción audiovisual donde reversiona sus éxitos. Vale mencionar que este material fue editado en formatos cassette y compact disc.

Acompañada por una formación musical ­llamada Las Epics que está integrada por Julia Arbós (guitarra), Clara Rodríguez (bajo), Luchi Rodríguez (guitarra), Maca Zalazar (teclados) y Cecilia Grammático (batería), la cantante dará un nuevo show en formato eléctrico el ­próximo 8 de agosto, a las 20 en el teatro The Roxy. Las entradas se encuentran disponibles para su adquisición a través de la web www.livepass.com.ar.

Durante una charla con este multimedio, la intérprete recorrió su intensa trayectoria, recordó sus inicios y reflexionó sobre estos tiempos contemporáneos.

—¿Cómo comenzó la pasión por la composición musical y el canto? ¿De qué manera se gesta esta profesión como forma de vida?

—La primera vez que compuse fue en la primaria, en cuarto grado, en una clase de música. Algunas compañeras habían escrito poesías y el profesor nos alentó a hacer el ejercicio de ponerles música. Sin darme cuenta mucho cómo lo hice, y bastante rápido y naturalmente, le puse música a Paisaje mío, de mi compañera Paula Albanesse. No sé si ella se acordará de esto, pero para mí fue clave. La letra cobró melodía sola en mi cabeza y luego saqué esas mismas notas en la flauta dulce, que era el único instrumento que sabía tocar en ese momento. Luego la canción la cantamos y tocamos y se grabó en un cassette, con distintas canciones de todo el colegio. Esa experiencia llenó mi cuerpo de una adrenalina que antes nunca había sentido. Luego, en quinto o sexto grado me sumé al coro de la iglesia y ahí descubrí también que cantar me modificaba el alma y el cuerpo de una manera que no se comparaba con ninguna otra actividad, de la misma manera que me emociona muchas veces ahora. La música es algo sagrado e increíble.

—También dirigiste y llevaste adelante proyectos audiovisuales, ¿qué recordás de esa etapa?

—Luego del colegio empecé a estudiar Imagen y Sonido en la UBA, más que nada porque me gustaban los videoclips. Viví esa época increíble de MTV y Muchmusic donde pasaban videos locales e internacionales que eran zarpados. El videoclip me parece un formato hermoso, llenísimo, completo, por eso siempre me sentí atraída hacia él. Poder contar una historia, presentar a una banda y contar cosas de ellos también, y además el montaje coordinado con la música, bueno, soy muy fan. En algún momento, empecé a dirigir videos para músicos que conocía (yo aún no me había animado a hacerlo mucho en público si no que tardaría bastantes más años). Hice bastantes videos, pero la verdad es que el resultado nunca me dejó muy conforme y lo dejé de hacer por muchos años, y lo estoy retomando ahora. Recuerdo esa etapa de mucha ilusión y también mucho esfuerzo, y entiendo que todos eso que a veces no sale tan bien hace que luego sí. Es intentarlo una y otra vez hasta que el resultado nos guste, ¿no? Eso es un pilar de hacer arte, ya sea una comida, una canción o una pintura.

—Además de tus discos, hiciste muchas colaboraciones y participaciones, ¿cuáles recordás con mayor hincapié?

—Disfruto mucho de hacer música en conjunto, porque aprendo nuevas cosas pero también porque es muy divertido. En principio de las mejores experiencias, y formadoras en mi carrera, es toda las épocas de ensambles con Marder, el colectivo de improvisación del cual soy parte con otros amigos, y también muchos ensambles a los que fui invitada por Fernando Kabusacki a participar. Me pareció muy hermosa también la experiencia de grabar con Poseidótica, Lucas Martí y Benito Cerati.

—¿Qué destacarías de cada uno de tus álbumes?

—Me gusta pensar que cada uno tiene un momento del día y algunos ejes temáticos, además de tener una instrumentación sonora específica.

Madera metal, mi primer disco, es muy acústico, es para el mañana alejado de la ciudad, y habla de paisajes, amor y de conocer el poder de uno mismo, el sonido de la guitarra de nylon guía todo el recorrido. Por otra parte, Dibujo de rayo tiene más baterías y distorsión, es un disco nocturno que se ubica en el barrio, y tiene como eje conceptual el sonido del rayo cayendo a la tierra, representado por el toque del tambor en la batería. Invité a 7 baterías distintos para explorar esa idea, y las letras hablan mucho del barrio y la electricidad, claro. Épica y fantástica es un disco de celebración, se ubica al atardecer en algún lugar donde el cielo se vea amplio, posiblemente antes del fin del mundo, tiene baterías y distorsión pero los sintetizadores tienen un rol muy importante. Las letras hablan de aventuras, de amor y de amistad, de hecho tiene muchas canciones dedicadas a amigos.

—Viajaste por todo el globo terráqueo, ¿cómo es recepcionado tu arte en el exterior?

—Es muy curioso ver qué pasa con la música y la obra de uno en otros países, y creo que descubrí que no es muy diferente de lo que pasa acá. Confío plenamente que el mensaje y la intención llegan, a pesar de que la otra persona no pueda entender las palabras o sepa mucho de arte, lo importante es sentir. Me encanta viajar y conocer nuevos lugares y gracias a la música y los murales pude conocer muchas ciudades y países, o sea básicamente lo hicieron posible porque de otra manera no podría haberlo hecho. Hay un plus de algo que pasa cuando las personas saben que venís de lejos para mostrar, y te reciben muy cálidamente, pero es algo que también pasa en nuestro país: tuve experiencias muy lindas en ciudades que están a unas cuantas horas o un día de viaje, nuestro país es hermoso e increíble.

—¿En qué proyectos estás inmersa?

—Ahora sigo produciendo canciones para el próximo disco, a un ritmo muy tranquilo y orgánico. También estoy pintando para una muestra que me gustaría realizar antes de fin de año, y preparando los shows de agosto con la banda, afilando bien los sonidos y también disfrutando de volver a ensayar. Sumado a eso, terminé de darle forma a un corto experimental, con imágenes del videoclip de Canción de Flora, que espero poder empezar a enviar a festivales.

—¿Qué detalles podés precisar sobre las funciones venideras?

—Voy a dar dos funciones, el 6 de agosto (con entradas agotadas) y el 8 de agosto en The Roxy, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Voy a presentarme en formato eléctrico con mi banda completa Las Epics, que siempre es una fiesta muy enérgica tocar con ellas, y ­también va a haber un momento acústico en sintonía con las versiones acústicas que publiqué el año pasado durante la cuarentena. Van a ser shows bastante emotivos, primero porque hace mucho que no toco con mi banda, sino también porque vamos a estar despidiendo a mi baterista por muchos años, Cecilia Grammático, quien emprende una mudanza a las sierras en busca de nuevas aventuras. Como frutilla voy a proyectar también Incandesce, el corto experimental que preparé recientemente. Los invito a venir, creo que la vamos a pasar muy bien.