Entrevista

Matti Geschonneck: “Una película es una manipulación y no puede tener presunción de verdad”

La película sigue las actas grabadas por Adolf Eichmann, de las que solo se conserva una copia, y que constituyen un documento clave del Holocausto.

La mañana del 20 de enero de 1942, en una villa situada frente al lago de Wannsee, en Berlín, se reunieron los principales miembros del régimen nazi invitados por Reinhard Heydrich a una reunión seguida de un desayuno. Esta reunión pasaría a la historia como la Conferencia de Wannsee, en la que se gestó el asesinato masivo y sistemático de millones de judíos en Europa.

La conferencia, de Matti Geschonneck, refleja ese encuentro, y con motivo del estreno y presentación de la película en el Festival de Cine Alemán, hablamos con el realizador.

—¿Cuándo supiste que querías ser director de cine?

—En 1972 me di cuenta y en el ‘74 me fui a Moscú a estudiar cine y ahí empecé mi carrera.

—¿Hubo alguna película, director o alguien en tu familia que te llevara a tomar esta decisión?

—Desde chico en Berlín había muchos cines pequeños, me iba de mi casa y entraba en ellos, que me daban una sensación de seguridad e intimidad y veía todo tipo de películas.

—Cuando empezaste con tus proyectos ¿tratabas que los espectadores, de alguna manera, tuvieran esa misma experiencia?

—No lo sé, creo que mi principal objetivo, desde siempre, hasta hoy en día, es que mis películas no sean aburridas, y eso en todas, siempre traté que sean así, independientemente del tema.

—¿Esa es la presión que tenés?

—No sé si presión, es parte de todo, como el miedo escénico, y tampoco es algo que se reduce con los años.

—¿Cómo surgió la idea de hacer La conferencia?

—Los productores se acercaron a mí a ver si estaba interesado en el tema, conocía la historia, pero no era algo que estaba muy interiorizado, y estuve un año y medio, casi, analizando y en principio mi primera decisión fue rechazarlo.

Luego les dije que podía hacerlo pero si la película se hiciera como una reunión de producción, en donde si hubiera problemas, se pudieran resolver, imaginando la mejor manera para llevarla a cabo. Sabía que no quería incluir imágenes de archivo, sino solo en la discusión del tema de la manera más objetiva y fría que pueda hacerse, y la segunda condición que impuse es que no utilizaría música en la propuesta y el productor me dijo avancemos.

—¿Cómo fue el proceso de investigación?

—Trabajamos con dos autores, dos guionistas e historiadores, tomamos como referencia una película televisiva de 1984, de donde extrajimos algunos diálogos, el guionista original de esa producción está en los créditos de la nuestra, y además obtuvimos grabaciones, entradas de diarios.

Con todo eso armamos el guión, porque de la reunión en sí solo hay un acta de 15 páginas, no una transcripción, sino un acta de final de reunión.

Incluso, si hubiésemos tenido una descripción exacta, esto no deja de ser una ficción, por el sólo hecho de tener actores, utilizar vestuario, decorados, hacer Zooms, por el solo hecho de hacer esto, una película es una manipulación y por lo tanto no puede tener una presunción de verdad.

Esto es importante de decir, porque no es una documentación, y se sabe muy poco de la reunión, sí que duró una hora y media, se sabía quiénes participaron, pero de casualidad, porque aparecieron luego las actas y sin ese hallazgo nada sabríamos.

De hecho en el juicio a Eichmann en 1961, le consultaron sobre esto, y dijo que eran todos muy correctos y luego tomaron coñac.

—¿Qué sensaciones tiene con que se estrene en la Argentina, donde, justamente, muchos jerarcas nazis terminaron?

—El personaje más conocido de la historia es Aldof Eichmann, que estuvo oculto aquí mucho tiempo, y recién él se convierte en él por el juicio que se le hace en Israel, después Hannah Arendt habló de la banalidad del mal, sino no se sabría nada, y a partir de ahí se conoció “la ruta de las ratas” de cómo llegaron a América varios jerarcas. Tres participantes de La conferencia vivieron, en aparente tranquilidad, hasta los años ochenta.