Entrevista

Mercedes Lambre: “Siempre tengo un poco de miedo a la hora de verme”

La actriz oriunda de La Plata celebra el estreno de su última película, completamente alejada de aquellas que estamos acostumbrados a ver.

Yo, traidor, nueva película del realizador Rodrigo Fernández Engler, llegó a los cines argentinos, con una historia de segundas oportunidades, y en ella la intérprete platense Mercedes Lambre tiene un rol clave que marcará el rumbo del personaje central. Protagonizada por Mariano Martínez, en un rol completamente diferente al que estamos acostumbrados a verlo, y un elenco de figuras como Arturo Puig, Osvaldo Santoro y Sergio Surraco, hablamos con la actriz que supo encarnar a Ludmila en Violetta, y que ahora, entre la música y el cine, se abre camino en una nueva carrera.

—Vamos a hablar de cine, vos venís haciendo mucha televisión, pero esta no es tu primera película, ¿verdad?

—No, la película que hice primero, si bien salió en los cines, era más como un reality show sobre lo que pasaba en Violetta, y la otra que hicimos fue Tini, donde ella buscaba despegarse de Violetta y la rodamos en Italia, en Sicilia y también en España, en Madrid. Fue una gran experiencia, pero la composición de los personajes era más “grotesca”, exagerando para los niños.

—¿Cómo fue, entonces, pasar a esta experiencia tras haber estado en la televisión y ahora en cine?

—Para mí, la diferencia es que en el cine sabés siempre el final, y podés trabajar en base a un objetivo que vos ya sabés, y en la televisión te van pasando generalmente los capítulos de a poco y pasan las temporadas, entonces no sabés el destino real de tus personajes, es un trabajo muy diferente. En uno estás abierto a cualquier cosa, y en el cine ya sabés lo que viniste a hacer y te vas. En televisión tenés 15 minutos para rodar una escena, y si lo hacés en toma única mejor, pero en el cine tenés mucho más tiempo para la composición del personaje y el análisis; generalmente en tele te llega el capítulo el día antes.

—¿Te gusta esto de tener más tiempo para poder componer el personaje a la hora de ­prepararlo?

—Me encanta, es lo más lindo que te puede pasar, y cuando yo antes escuchaba a los actores decir “me encanta hacer cine”, me preguntaba por qué lo idealizaban tanto, y ahora que lo vivo, sé que es por el trabajo interno que podés hacer de tiempo y laburo artístico, y eso es impagable.

—¿Cómo llegaste a la película?

—Me contactó el director por Instagram, ­literal.

—Menos mal que sos de revisar los mensajes...

—Obvio. Te voy a contar, en un momento abría random los mensajes, pero en un momento la publicidad comenzó a migrar a Instagram, en 2016, por ejemplo, y empecé a leerlos, es un trabajo que hago y los leo a cada rato. Él me mandó un mensaje, me pidió un mail, se lo pasé, y así empezó todo.

—Tu personaje, si bien está poco tiempo en pantalla, es clave para que Máximo (Martínez) entienda algunas cuestiones sobre lo que está pasando. ¿Qué se te cruzó por la cabeza cuando lo leíste?

—El no juicio que tiene para con Máximo, porque mientras leía el guion, porque la película tiene muchos silencios, y cuando leés no estaban esos silencios, el libro era muy dinámico, de hecho pocas veces me pasa de leer de corrido todo, hay veces que voy y vuelvo. Fue como cuando leí Harry Potter a los 15, y empecé a sentir el personaje, desde el acompañamiento que hace en la historia. Empecé a componerla, que si bien existe, es un personaje muy etéreo, y empecé a trabajar la luz, su mensaje de amor, no se le nota maldad, hay una mirada clara.

—En el primer encuentro que tienen en la playa uno sospecha sobre tu personaje...

—Sí, internamente no le trabajé el suspenso, pero cuando ahora vi la película me pasó que dudé de mí, como pensando: “¿Lo vio con plata?”. Pero por dentro me pasaba algo de libertad, desprejuiciada, al mismo tiempo amorosa, se dan un beso tierno, y en la segunda vez es más impulsivo, y uno puede pensar por qué accede tan rápido.

—Esto pasa más que nada en las grandes ciudades, de juzgar el comportamiento del otro...

—Yo soy de La Plata, soy de Provincia, soy una chica de barrio, y el kiosco de mi cuadra, y la kiosquera, Graciela, era superimportante en mi vida. Para las personas que no viven en Capital, los negocios, por ejemplo, son importantes, y cuando uno crece, dándoles valor a las personas, claro, pasa esto, que llega el nuevo y es lo nuevo, y eso me sirvió.

—¿Graciela sigue teniendo el kiosco?

—¿Sabés que está el kiosco? Pero no Graciela, están sus hijos.

—¿Dónde está el kiosco?

—En 54 y 20, yo vivía a dos cuadras, y ella tenía una maderita en donde me subía para ver todo.

—¿Te acordás qué le comprabas?

—Chicles Puaj!, que me encantaban, iba con un peso y me daban como 20 porque salían 5 centavos. Es especial, esa gente se vuelve especial, y a los 18 me mudé a Ciudad de Buenos Aires y siento que cambié, no para mal, no perdí esto que te cuento, pero en Buenos Aires, con la vorágine y la competencia, soy una rubia más, y en La Plata uno es único, te conocen, como se muestra en la película un poco.

—Primera película nacional de 2022, ­¿sensaciones de verte y que finalmente el estreno suceda?

—Siempre tengo un poco de miedo a la hora de verme, porque quiero ver qué hice, y me vi y uno se la juega también. Acá fui fresca, me gustó mucho lo que vi, la libertad, sin maquillaje, despeinada, algo que no me llaman mucho para hacer.

—El medio encasilla...

—Y creo que no cualquiera tiene para mí el ojo, porque primero tenés que ver si la persona puede hacerlo, y después la confianza, y creo que es un poco una cuestión de fe.

—¿Expectativas por el estreno?

—Voy a hacer mucho ruido en las redes, quiero que la vea todo el mundo. Más allá de que esté yo, es una película muy linda para ver.

—Sé que hoy en día no se puede planificar mucho, pero ¿cómo sigue el año de trabajo?

—Hace muy poco estrené en Flow la serie WTF, la grabamos muy rápido, en dos meses, y para este año actoralmente no tengo nada fijo. Sí lo que estoy haciendo es mi música, ya hace un año, todo autogestionado, dándolo todo, con un equipo increíble.