Entrevista

Nicolás Francella: “El guion me generó vértigo”

En su primer protagónico para la pantalla grande, el talentoso intérprete se animó a estar durante el 90% de la acción en un thriller que no da descanso al espectador.

El próximo 28 de abril llega a los cines de la Argentina la película En la mira. Está dirigida por Ricardo Hornos y Carlos Gil y protagonizada por Nicolás Francella, Paula Reca, Emilia Attías y Maxi de la Cruz, con la participación especial de Gabriel Goity. La película cuenta cómo un joven empleado de un call center recibe una última llamada antes de la finalización de su jornada laboral en la que todo se complica. Este multimedio habló con Francella para saber más de esta película, que luego de su paso por las salas de cine estará disponible en HBO Max.

—¿Cuál es el principal desafío para un actor de estar trabajando casi en tiempo real?

—Es un desafío por completo, y fue algo que estuvo muy debatido y charlado con los directores, desde el lado tecnológico, de poder sentirme cómodo. Tuve la posibilidad de escuchar mucho a Gabriel Goity, que es la voz protagonista a lo largo de la película; intenté internalizarlo lo más que pude, porque está desde que se recibe el llamado hasta el final. Fue realmente un desafío, para lograr expresar todo lo que le pasa a mi personaje, las órdenes que va acatando liderado por esta voz. Fue un reto que me llevó al mejor estado antes de un rodaje, a estar inseguro, a ver qué me puede pasar teniendo la cámara al frente, escuchando una voz; porque viendo el material que no está la voz, seguís viendo todo incompleto, pero nos imaginamos mucho entender cómo iba a quedar. Fue un desafío que traté de elaborarlo muy obsesivamente para sentirme cómodo, porque es una forma muy diferente de actuar y tenés que llevarla de la mejor manera para que el espectador compre ese mundo y se meta en esta situación caótica que vas sintiendo. Así que estoy contento por lo que hicimos, cómo se vio y cómo finalmente lo resolvimos.

—La película transcurre en una sola locación, ¿viste alguna propuesta similar para construir tu rol?

—El 70% de la película transcurre en una sola locación, el call center y lo periférico. De referencias entiendo lo que mencionás, pero estamos felices por cómo quedó plasmada y construida la nuestra, donde te podés sumergir en el mundo del call center. Está todo muy bien explicado, el manejo con los clientes; tiene mucho dinamismo la película para que puedas identificarte. Es un thriller psicológico que se sostiene en una sola locación.

—¿Se genera miedo a la hora de rodar, aun sabiendo que estás en una ficción?

—No, miedo no tengo. Sí estoy tratando de imaginarme, si me sucede eso, si tendría la capacidad de manejarme como el personaje, que tiene una inteligencia y soltura superior; no creo que lo pueda hacer, tengo mis dudas. Pero tratamos de que sientas que él está muerto de miedo y con una gran responsabilidad por él, sus compañeros, y eso se construye en base a la inteligencia, que requiere una calma y características que no las tengo. En el rodaje tratamos de construirlo y de mostrar ese miedo, la idea de sentirse amenazado, y eso creo que lo van a poder ver bien, porque ese arco está muy bien construido.

—¿Qué similitudes encontrás con el personaje y qué te atrajo del proyecto?

—Es una persona que convive con su novia, es simpático, tiene un estado de ánimo bastante positivo. Creo que ambas cosas las tengo, voy sonriendo en la vida, soy así, y cuando estoy malhumorado o cruzado te das cuenta, porque siempre estoy de buen ánimo. Después no me identifico en nada. La elección de hacer la película fue por el guion que me atrapó, el género que no se ve o vio mucho acá; primero por el tipo de película, por los directores. A Hornos lo conozco hace tiempo, me contó su idea de película y debatimos mucho, así que creo que fue una fusión de cosas que se dieron. El guion me generó tanto vértigo y ganas de encararlo que soy feliz de haberla hecho. La productora, AZ films, produjo El robo del siglo. Me siento acompañado y me atrajo el guion, desde la construcción del escenario al rol. Hace tiempo que no encarnaba un personaje que hiciera y al que le pasaran tantas cosas. Como decía antes, el seguir la voz para actuar me permitió hacerlo de una forma diferente; era una oportunidad única para mí que no quería desaprovechar.

—La película es de un género específico, pero ¿en cuántas ocasiones estuviste del otro lado de tu personaje? ¿Creés que toca una fibra muy íntima del espectador argentino por esta idea de un día de furia frente a los reclamos?

—No nos podemos sentirnos más identificados, no llegar, claro, al punto de un francotirador, pero sí navegando por internet, en el día a día, portales de noticias, con muchas historias parecidas. Seguramente me sienta identificado con querer dar de baja algo, como una vez que quise cancelar algo porque me iba del país. Soy de esas personas que se asocian a algo, no le dan uso, no lo aprovechan y ven los débitos. Llamás y querés darle de baja y no quieren, aun explicando que ni yo ni ningún miembro de la familia lo usa, me ofrecen un plan B, como mi personaje, que siempre da un plan B en la película. Es un mundo construido en los call centers, son muy específicos, desde lo que ven en la pantalla, el reloj, los recreos, la persona que los supervisa, todo estaba conectado en la película por un sistema y te daba para imaginar la locura que conlleva este trabajo. He sido muy explicativo, quise darme de baja y no encontré una fluidez, y después, insistencia en llamados, que a pesar de decir “gracias, no lo necesito”, seguían. Así que seguramente he cortado, porque hay una bajada de información tan normal para ese mundo, insistiendo para conseguir sus objetivos del día. He cortado, es lo más extremo.

—¿Cómo fue la relación con los compañeros de la película?

—Con el Puma no había trabajado nunca. Creo que lo conozco de toda la vida, desde mis 10 años, porque trabajó con mi padre y es alguien a quien quiero mucho; compartimos estudio de voz y después me acompañó toda la película. Con Paula trabajamos juntos en Aliados, no nos volvimos a cruzar hasta ahora; hace un trabajo hermoso, compartimos el rodaje. Estoy feliz con lo que construimos, porque además toda la vida conectamos, con escenas muy lindas en la película, así que sentimos que tenía que pasar esto. A Emilia no la conocía, es un color completamente diferente, y fue un gran rodaje, se armó un gran clima, único, placentero y superpositivo.