Origen de la letra Ñ
Es emblema del idioma español, lengua materna de casi 500 millones de personas en todo el mundo
Te contamos cuál es el origen del sonido y de esta letra curiosa. Además porqué no se encuentra la letra “eñe” en otros idiomas aunque sí aparece el sonido.
Respecto al origen, la letra “eñe” representa un sonido que no existía en latín y que se encuentra en la mayoría de las lenguas romances (italiano, portugués, francés, castellano, etc.). Este sonido se define como nasal (con salida del aire por la nariz), palatal (la lengua se apoya contra el paladar duro) y sonoro (las cuerdas vocales vibran).
El origen de la grafía “ñ” se remite a la Edad Media cuando los copistas y escribanos se encontraron con un nuevo sonido para el que no existía una letra, por lo que lo transcribían atendiendo a la etimología latina como “ni+vocal”, “gn” o “nn”.
Para ahorrar tiempo y papel y tinta, era muy frecuente el uso de abreviaturas. La “nn” se abreviaba con una “n” con una virgulilla encima, y así es cómo, por motivo de economía, nace nuestra letra “ñ”.
La labor de Alfonso X el Sabio en el siglo XIII fue fundamental para seleccionar y fijar la “eñe” como única grafía para representar el sonido nasal palatal.
Más tarde, la primera Gramática Castellana publicada por Antonio de Nebrija en 1492, reconoce el estatus de la “ñ” y de su sonido diferenciado respecto de la letra “n”.
Por su parte, en el primer diccionario general monolingüe del castellano, el Tesoro de la Lengua Castellana o Espñola de Sebastián de Covarrubias (1611), la grafía “eñe” aparece en interior de palabra. Sin embargo, y, a pesar de su total implantación, habría que esperar al diccionario de la Real Academia Española de 1803 para que apareciera como letra inicial diferenciada.
La adopción de “ñ” como abreviatura de “nn” es la solución adoptada en castellano y gallego. En italiano y francés la palatalización nasal quedó representada por el dígrafo “gn”, otro de los grupos latinos que dio lugar al sonido. En catalán, se representa por el grupo “ny”, y en portugués, como en occitano, como “nh”.
El sonido aparece en la mayoría de las lenguas que proceden del latín, pero no solo en ellas. También la encontramos en idiomas diversos, desde lenguas de origen eslavo como el checo (con su “Ň”) o el polaco (con su “ń”), hasta en lenguas amerindias y senegalesas.
Por influencia del castellano, la grafía “ñ” está además presente en las lenguas filipinas, así como en el guaraní, quechua, mapuche y aimara, entre otras. En EE. UU., la “ñ” se encuentra en términos de origen español como “piña colada” y “El Niño”. La comunidad latina reivindica el respeto de esta grafía presente en multitud de apellidos como “Peña” o “Núñez”.
A pesar de que no tengamos la exclusividad de la “ñ”, es, indudablemente, ícono del español en el mundo. Además, representa la lucha por la identidad cultural, y hasta resistió al intento de estandarización de teclados sin la letra “ñ” en 1991, encontrando insignes defensores como Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa, entre otros.