Educación - Música

¿Por qué es bueno que los niños aprendan música y cuál es la edad más adecuada?

El aprendizaje en la infancia de una disciplina artística como la música, mejora el aprendizaje de lectura, lengua, incluidas lenguas extranjeras, matemáticas y rendimiento académico en general.

Algunos elementos nos permiten evidenciar desde la teoría y la práctica, el por qué y para qué deben aprender música los niños, basado en los distintos enfoques de la pedagogía musical.

Las palabras clave son:  aprendizaje musical, pedagogía musical, desarrollo y psicomotricidad. El aprendizaje musical a edad temprana ha sido objeto de estudio desde las diferentes disciplinas que lo comprometen, como la pedagogía, la psicología y la música en sí misma. El ser humano en sus distintas etapas de formación y crecimiento puede potenciar muchas habilidades que fortalecen a otras áreas de desarrollo. Los distintos aprendizajes y la forma de acceder al conocimiento, así como los planos cognitivo, afectivo y psicomotor pueden verse favorecidos al iniciarse de manera temprana en el aprendizaje de la música.

La teoría de las inteligencias múltiples, la inteligencia musical, los planos del proceso de aprendizaje, lo que hace generalmente un músico, la incidencia del aprendizaje de la música en la dimensión psicomotriz del niño, los beneficios del aprendizaje musical a edad temprana en términos de autoestima, cómo se forma el músico y una serie de reflexiones acerca del mito del talento, son algunas conclusiones desde la teoría y la práctica del proceso de enseñanza-aprendizaje de la música.

La oportunidad de la práctica artística a una edad temprana aporta valiosos elementos que deben estar presentes en la educación: amplían la imaginación y promueven formas de pensamiento flexibles, ya que forman la capacidad para desarrollar esfuerzos continuos y disciplinados a la vez que reafirman la autoconfianza en el niño.

El arte en cualquiera de sus expresiones, permite una comunicación universal en la que todos de alguna manera, entiende, aprecia y expresa emociones y sentimientos. Es a través de los lenguajes artísticos como se establece sin palabras, pero con la participación del sentido estético y de otras áreas del conocimiento, acercamiento a otras facetas del género humano.

De igual forma estudios como la teoría de las inteligencias múltiples, planteada por el neuropsicólogo Howard Gardner, afirman que la inteligencia musical influye en el desarrollo emocional, espiritual y corporal del ser humano. Gardner afirma que “la música estructura la forma de pensar y trabajar, ayudando a la persona en el aprendizaje de matemáticas, lenguaje y habilidades espaciales”

Se podría citar una gran lista de investigadores tanto del campo de la educación, como de la psicología, y de la música que corroboran las anteriores afirmaciones. Pero surgen las preguntas ¿Por qué debe comenzarse temprano este aprendizaje? ¿Qué le aporta realmente a la vida de un ser humano, recibir formación musical? Bien puede decirse que cualquier disciplina que se emprenda con seriedad, contribuye a la formación como seres humanos. Pero ¿qué hay en el aprendizaje musical, que parece reunir características de una formación integral? Y la pregunta clave: ¿Por qué los niños deben aprender música?.

No es sólo la competencia en la disciplina, es ante todo como lo afirma Suzuki , la búsqueda de un mejor ser humano que explora todas sus capacidades. Los 7 primeros años de vida marcan un período muy importante en el desarrollo del niño. El niño adquiere las habilidades motoras básicas que estarán establecidas para toda su vida diaria y pueden verse alimentadas por la práctica y aprendizaje musical: postura, equilibrio, coordinación motriz gruesa y fina, coordinación ocular, coordinación vocal, coordinación ojo-mano, coordinación visomotora, coordinación oculopédica. A través de la vivencia del pulso, acento y ritmo, se vivencia el elemento rítmico musical, caminando, palmeando un tambor u otro instrumento.

El manejo de instrumentos musicales tanto percusivos, baquetas, como de las otras familias instrumentales, familias de flautas, instrumentos de arco, instrumentos pulsados, piano, etc, permiten un alto desarrollo de la motricidad fina y de todas las actividades de coordinación.

Todos los niños en condiciones normales, tienen la opción de iniciarse en el mundo de la música. No es necesario ser un Mozart para disfrutar de todos los beneficios de la música.  En varias culturas estudiadas por antropólogos, éstos han concluido que la mayoría de sus miembros llegaron a tener un nivel musical que está muy por encima de lo normal para nuestra sociedad. Esto hace pensar que son los factores culturales y no los biológicos, los que limitan el avance de la música en nuestra sociedad.

El éxito musical no siempre viene de familia. También los niños de familias sin antecedentes musicales son capaces de conseguir resultados de alto nivel si se les ofrecen las oportunidades y el apoyo necesario.

Se ha encontrado la cercana relación de la música con otras competencias intelectuales lo que permite concluir que entre más temprano se establezca un contacto serio con la música, mayor oportunidad se tiene que a través de su práctica se fortalezcan otras dimensiones del ser humano. Una buena orientación en el proceso de enseñanza-aprendizaje, a temprana edad, de la música contribuye a mejorar: capacidad de escucha · capacidad de concentración · capacidad de abstracción · capacidad de expresión autoestima · criterio · responsabilidad · disciplina · respeto · socialización · actitud creativa.

Permite además integrar los elementos musicales a nuestro mundo interno: · Ritmo: Corporalidad · Ritmo + Melodía: mundo sensorial y afectivo · Ritmo + Melodía + Armonía + Timbre: mundo sensorial, afectivo y cognitivo .

Podemos concluir que debemos dedicar la misma cantidad de tiempo a buscar los mejores centros de estudios musicales para nuestros hijos y tomarlo tan en serio como cuando seleccionamos los mejores colegios, institutos o universidades. La formación musical debe acompañarles toda su vida, los beneficios son infinitos y muy gratificantes para el desarrollo físico, psíquico y emocional del ser humano.