Entrevista

Porno y helado: sus protagonistas revelan detalles de la serie

La esperada propuesta, que cuenta con una especial participación de Susana Giménez, construye un universo único y particular en donde la lealtad, los sueños y la amistad son sus principales valores.

Desde el próximo viernes podrá verse en Amazon Prime Video Porno y helado, ficción nacional escrita, ­dirigida y protagonizada por Martín Piroyansky. En el relato, una entretenida y distinta comedia, Piroyansky no está solo. Al gran elenco de secundarios se le suman los coprotagónicos de Sofi Morandi y Nachito Saralegui, quienes debutan en esta propuesta. Para saber detalles de esta disparatada y desopilante historia, dialogamos con los intérpretes a horas del estreno.

Durante los ocho episodios de Porno y helado, veremos cómo Ceci, Pablo y Ramón (Morandi, Piroyansky y Saralegui) se conocen en medio de una cadena de situaciones absurdas que los expondrán frente a la mirada incisiva de los demás. Excepto Román, que es como un niño gigante, Ceci y Pablo comenzarán a urdir planes y se verán envueltos en las peores consecuencias por las decisiones que toman.

Esta dupla no le tiene miedo al viejo refrán “la mentira tiene patas cortas”, llevando al límite la confianza de sus amigos, compañeros de trabajo y demás.

A lo largo de la evolución del relato, además, se sumarán personajes insólitos para estas amistades y la idea de avanzar con la formación de una banda (en el caso de Ceci para recaudar dinero, y en el de Pablo, para aparentar algo que no es).

—¿Cómo es que te hacen trabajar el día de tu cumpleaños, siendo que además escribiste, dirigiste y protagonizaste la serie?

—Martín Piroyansky: La verdad es que me gusta trabajar el día de mi cumpleaños, porque me distrae y prefiero pasarla ocupado que en esos días deformes que estás en tu casa y no sabés bien qué onda. De esta forma lo paso más distraído. También me pasó que al ser el 3 de marzo celebré muchísimas veces mi cumpleaños el primer día de clases y eso sí que era feo, no me gustaba.

—Pero tal vez te pasa como a Ramón y te enamorás el primer día de clases...

—MP: ¿Te pasó, Nachito?

—Nachito Saralegui: ¿Enamorarme el primer día? ¿En mi cumpleaños? Yo me enamoro muy fácil. Al toque. Me enamoro muy rápido, en la primera clase.

—Nosotros nos enamoramos de estos personajes, este trío hermoso, ¿a ustedes qué fue lo que más les gustó de encarnarlos?

—Sofi Morandi: A mí lo que más me gustó de Ceci es que es muy cararrota, y que es muy manipuladora, no le importa nada, ve una oportunidad y la hace. Encima se cruza con Ramón y Pablo, que hay que darles como un golpe de horno, y es la que dice vamos, no sabemos cantar, vamos, hay que hacerlo y sacar plata, y eso me gustaba y el matiz que ella tiene dentro del grupo.

—NS: A mí lo que más me gusta de Ramón es su honestidad brutal, su sinceridad, no le importa nada, y no porque no le importe nada de verdad, sino porque no se da cuenta. Ramón es alguien que dice todo lo que le pasa, todo lo que ve y siente, lo dice y está bueno cómo eso choca con los demás personajes por decir solo lo que piensa. Eso es lo que más me divierte, me gustaría hacerlo en la vida real.

—MP: A mí lo que me gusta de hacer a Pablo es que es muy malo, es muy mala persona, y hay algo que disfruto de actuar de una persona mala, como un permiso que me doy para ser malo, y en la vida no me doy ese permiso.

—Y encima te lo escribiste, así que tenías ganas de ser malo...

—MP: Sí, me di cuenta de que cada vez me gusta más escribir personajes miserables. Siento que los nenes son malos, por naturaleza, y los padres les enseñan a ser buenos. Toda la vida nos enseñan a ser mejores porque si no sería todo más caótico, pero hay algo de nuestra naturaleza que es ser malos, y a través de estos persoanjes me doy el permiso de ser leal a esa maldad original que tenemos todos.

—Y Ramón es el más bueno... ¿Cómo fue para vos entrar en el universo de Pablo y Cecilia, que son dos atrevidos y hacen cualquier cosa? ¿Cómo combinaron las energías?

—MP: Ceci y Pablo son muy parecidos en un nivel y a la vez son muy distintos, pero coexisten gracias a Ramón, como que él tiene una función que es la casa, el colchón, la unión del grupo. Sin él, Ceci y Pablo no serían amigos, es un ecosistema entre los tres que funciona muy bien. Ceci como impulsora de la banda, que es una mentira al pasar de Pablo y Ramón, sostiene la mentira de la banda por una cuestión de lealtad, no le interesa la banda. Pablo la quiere para pertenecer y Ceci quiere plata.

—¿Qué fue lo que más les gustó de cada ­personaje?

—SM: A mí me gustó la experiencia de hacer comedia, nunca había grabado comedia, más allá de mis videos. Eso me gustó mucho, quedé medio cebada en este tema, quiero seguir haciendo comedia. Siento que es un mundo por conocer también y que por el hecho de que sea comedia es importante cómo trabajás con tus compañeros, el trabajo en equipo, que estuvo, desde el minuto uno. Siempre hubo muy buena onda, desde los ensayos y las grabaciones.

—NS: A mí lo que me gustó es construir comedia, o algo que genere risa de otra manera, porque venía acostumbrado a hacer cosas en las redes, cortos, o teatro, chiste, chiste. Acá es confiar en un formato más largo, en el guion, me pasaba de querer agregar cosas y Martín me decía que confiara en el guion, que leyera mi parte, y me acostumbré a eso, interpretando de una manera sin ageregar cosas, chistes o palabras, y vi el resultado y funciona. Si bien se agregaron cosas, la base de Porno y helado es el guion que tiene, y creo que aprendí que hay otra manera de hacer comedia, de hacer reír a la gente.

—¿Por qué se hace tan poca comedia acá? Y generacional, además...

—MP: No sé, la verdad, no hay muchas, y muchas para la juventud, es cierto, en cada cosa que hago trato de investigar y encontrar tonos nuevos. Creo que Porno y helado tiene un tono nuevo para mí, mucho más delirante y absurdo, lo más delirante que hice fue Vóley, que al lado de esto es drama. Me gustaba tener un humor parecido a La pistola desnuda por momentos, humor mucho más visual, eso es bastante nuevo para mí, hacer chiste por dónde poner la cámara y armar un plano y cortar a algo gracioso.

—Y volviendo de una complicada como la pandemia, necesitamos más comedia como esta, que además está plagada de detalles. ¿Se les complicaba a la hora de rodar justamente por este nivel de información que tiene?

—SM: Fue reloco, porque grabábamos muchas horas, casi todos los días, principalmente noso­tros tres, llegó un momento que ni sabíamos en qué capítulo íbamos, y le preguntábamos mucho a Martín, porque hay muchas historias y personajes secundarios, despista, pero creo que a la vez le da dinamismo.

—NS: Sumo que tiene muchas minihistorias y termina siendo un formato como híbrido entre sitcom y serie, porque podés ver episodios al azar y vas a entender. Es una comedia, y eso me parece interesante para instalar y hacer como cuarenta temporadas, me gusta que tiene distintos tipos de humor, absurdo, algo que no tiene formato de serie o película. La última que vi parecida es Pájaros volando, de Néstor Montalbano. Creo que intentamos llevar a cabo ese estilo, que es el que más me gusta hacer.

—SM: No quiero hablar por Martín, pero fue una apuesta, porque en el rodaje nos decía que tenía miedo que fuera mucho, en el set nos reímos mucho haciéndola. Pensás si es porque la estás haciendo, pero al final ves el resultado y es gracioso.

—MP: El miedo es porque en el guion convivían varios estilos de humor, y eso me asustaba mucho, y decía: “Lo filmo y después veo cuando lo edito”, y funcionan. Pero mientras lo filmaba me costaba unirlos todos en mi cabeza.

—NS: Creo que uniéndolos se arma un nuevo estilo.