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Reaparecen en América Latina enfermedades desaparecidas: lepra, tuberculosis y chikungunya

En México se vigila el aumento de casos de lepra. En la región, la tuberculosis afecta a 850 personas por día. En qué países afectó más la fiebre chikungunya.

Hay enfermedades que parecen del pasado, pero no lo son. En América Latina, las autoridades sanitarias que forman la Organización Panamericana de la Salud (OPS) están monitoreando de cerca los casos de lepra, tuberculosis, y chikungunya, que son infecciones causadas por diferentes patógenos.

En el caso de la lepra y la tuberculosis son infecciones provocadas por bacterias. En cambio la fiebre chikungunya es una enfermedad viral. El virus se transmite por la picadura de un mosquito Aedes aegypti infectado, como también ocurre con el dengue.

Las enfermedades desatendidas y las afecciones que parecían olvidadas pero recobran fuerza en el presente, afectan principalmente a poblaciones que viven en condiciones socioeconómicas de bajos recursos y que tienen problemas de acceso a los servicios de salud. Sin embargo, la aparición de brotes en distintas zonas de Latinoamérica aumenta el riesgo de transmisión. Algunas de ellas predominan en climas tropicales y húmedos, son crónicas y tienen efectos perdurables en la calidad de vida.

En el caso de la lepra es una enfermedad causada por una bacteria que aún sigue presente en más de 120 países. En conjunto, se notifican más de 200.000 nuevos casos de personas con lepra por año en el mundo.

En México, las autoridades sanitarias han reportado aumentos en los casos de lepra recientemente. La Secretaría de Salud de México informó el martes que vigila prioritariamente a 12 municipios del país por al aumento de pacientes con la enfermedad. En la semana del 16 al 22 de julio, 28 estados registraron 300 casos en tratamiento.

Los municipios catalogados con un “alta presencia” de casos de lepra son Tuxcacuesco, San Sebastián del Oeste y San Cristóbal de la Barranca, en Jalisco; Nocupétaro y Nuevo Urecho, en Michoacán; Tlaltizapan, en Morelos; Lampazos, en Nuevo León; El Espinal, Santiago Niltepec y San Miguel Chimalapa, en Oaxaca; Choix, en Sinaloa, y Tunkas, en Yucatán.

La lepra no se propaga con facilidad. Y además, pasa un largo tiempo antes de que aparezcan los síntomas, lo cual dificulta saber dónde y cuándo alguien contrajo la enfermedad.

Los expertos piensan que la bacteria se disemina cuando una persona inhala las pequeñas gotas en el aire liberadas cuando alguien con lepra tose o estornuda. La bacteria también se puede transmitir por contacto con los líquidos nasales de una persona con lepra.

La lepra se trata de una enfermedad infecciosa crónica causada por la bacteria, un tipo de bacilo llamado Mycobacterium leprae. Esa bacteria fue descubierta en 1874 por el médico noruego Gerhard Armauer Hansen.

Por eso, también se la llama “enfermedad de Hansen”. Cuando el médico describió la enfermedad, consiguió demostrar que se trataba de una enfermedad causada por un microorganismo y no por una “maldición divina” como algunas personas creyeron durante siglos.

La infección afecta principalmente a la piel y al sistema nervioso periférico, y la evolución de la enfermedad depende en gran medida de la susceptibilidad individual al patógeno y del acceso al tratamiento oportuno.

La lepra es tratable: los pacientes suelen tomar una combinación de antibióticos. Si no se trata, la infección puede dañar los nervios y provocar parálisis e inutilización de manos y pies.

Si acceden al tratamiento, los pacientes con lepra pueden seguir haciendo su vida normal. Antes se recluía a los enfermos en sanatorios, que recibían el horrible nombre de “leprosarios”. Actualmente, el tratamiento es ambulatorio y no se necesita internación en la mayoría de los casos.

El tratamiento consiste en una combinación compuesta de dapsona, rifampicina y clofaziminia. “Este tratamiento mata al agente patógeno, cura al paciente y detiene la transmisión. El diagnóstico temprano y la administración del tratamiento son clave para su eliminación”, informó la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

En la nueva hoja de ruta de la OMS, se estableció que para el año 2030 la lepra debería estar eliminada.

Qué es la tuberculosis y cómo impacta

La tuberculosis o TB es causada por una bacteria llamada Mycobacterium tuberculosis. Estas bacterias por lo general atacan a los pulmones, pero también pueden atacar otras partes del cuerpo, como los riñones, la columna vertebral y el cerebro.

La OPS informó que aún se trata de una epidemia. Se registraron 309.000 casos de tuberculosis en 2021 y murieron 32.000 personas en todo el mundo. Los fallecimientos habían descendido a 25.100 en 2014, pero volvieron a aumentar durante los últimos años.

“A pesar de la disponibilidad de nuevas innovaciones para la tuberculosis, como pruebas rápidas de detección y tratamientos orales más cortos para las cepas farmacorresistentes y para el tratamiento preventivo de la TB, muchas personas, en particular las más vulnerables, siguen sin recibirlos”, dijo el doctor Rubén Mayorga, jefe de la Unidad de VIH, Hepatitis, Tuberculosis e Infecciones de Transmisión Sexual de la OPS.

En Perú, el Ministerio de Salud reportó 3.519 casos de tuberculosis en menores de 15 años para 2020, lo que representa una tasa de incidencia de 31,3 casos por cada 100.000 habitantes, el segundo más alto de la región.

En la Argentina, el último reporte disponible es de 2021, cuando se notificaron 12.569 casos de tuberculosis. Representa una tasa nacional que se ubicó en 27,4 por cada 100 mil habitantes (un 15,3% más elevada que en 2020). Se registraron marcadas diferencias entre las jurisdicciones, aunque en todas ellas se presentaron casos de tuberculosis. “El aumento en la notificación se debe atribuir principalmente al recupero de casos luego de la emergencia sanitaria por COVID-19″, según el Ministerio de Salud de la Nación.

Qué es la fiebre Chikungunya

En 2023, los casos de chikungunya en la región de las Américas superaron los 210.000 en los primeros meses, según la OPS. Se registró un aumento de la circulación de chikungunya en cinco países de América Latina, superando ampliamente las cifras del mismo período de años anteriores.

“Lo que vemos este año son cambios en la magnitud y el momento. La epidemia es mucho más temprana y con más casos que en los últimos años”, dijo Thais dos Santos, asesora en Vigilancia y Control de Enfermedades Arbovirales de la OPS/OMS.

Paraguay fue uno de los países más afectados. La Argentina y Uruguay notificaron transmisión local por primera vez este año, y Bolivia registró altos niveles de transmisión tanto de chikungunya.

Al igual que en el caso del dengue, como no existe una vacuna, la mejor forma de prevenir la fiebre chikungunya es disminuir los lugares donde se puedan criar mosquitos. Para ello, se deben eliminar los recipientes sin utilidad que pueden acumular agua (latas, botellas, neumáticos, trozos de plástico y lona), dar vuelta o tapar los que sí se usan (baldes, palanganas, tambores, tanques, cisternas) o vaciarlos permanentemente (portamacetas, bebederos), según la cartera de Salud nacional de Argentina.