cumbia 420
Se cumple un año de la muerte de El Noba
El cantante de Florencio Varela expuso en sus canciones las vivencias de la noche. Murió en un accidente de moto. Es amado por multitudes y su voz continúa sonando.
Le cantó a las motos, las mujeres y las adicciones. Su carrera duró trescientos cuarenta y cinco días. Fue amado por propios y extraños. No hay calle donde no se escuche su voz en un parlante. Se cumple un año del fallecimiento de Lautaro René Coronel, popularmente conocido como "El Noba". "Y de Florencio Varela...": es El Noba y aún suena.
"Mi propósito es deconstruir a los pibes. Que no se tiren abajo por ser de un barrio bajo ni por usar la ropa que usan. Siendo así y todo se puede salir adelante, yo quiero que vean eso. No hay que vender nada, hay que ser real," dijo en una de sus últimas entrevistas. Perdió la vida a los diez días de accidentarse con su moto en el barrio que lo vio nacer, divertirse, trabajar de albañil y saltar a la fama como uno de los máximos exponentes del género urbano.
El Noba cantaba "Cumbia 420", un particular estilo encuadrado dentro del RKT, el género musical que se gestó en el municipio de San Martín hace diez años, en el boliche "El Rescate", cuya abreviación derivó en nombre. La Cumbia 420 es una mezcla centrada en el tándem cumbia-reggaetón. "Es la marca dentro del género", aseguró DT Bilardo, miembro del minúsculo grupo que la ideó. Dentro de la Cumbia 420, cada uno de sus impulsores fijó un destinatario en particular. L-Gante dice "Cumbia 420 pa' los negros". Perro Primo canta "Cumbia 420 pa' las mechas". El Noba cantaba "Cumbia 420 pa' los turros". "Hoy en día a cualquiera le dicen turro. Un pibe se pone una campera de tres líneas y le dicen así. Pero eso no te hace turro, turro te hacen los códigos, el respeto y los valores".
El cantante nació en Florencio Varela, el 15 de enero de 1997, se forjó en las calles de tierra y se crió en una familia humilde. Hijo de madre encargada de edificios y padre albañil, El Noba pasó su infancia en las esquinas y "colgando" la bicicleta, uno de sus primeros amores, con la que imitaba a las motos de los pibes más grandes. Su amor incondicional por el barrio se reflejó en su frase más típica: "Y de Florencio Varela, es El Noba y te re suena".
A los 18 años fue papá y tuvo que salir a ganarse la vida. Dejó los estudios y comenzó a trabajar como albañil, como su padre y su abuelo. Lautaro siempre destacó que su familia le marcó "lo que estaba bien y lo que estaba mal", por lo que él siempre optó por "ganarse el mango laburando". Como obrero, El Noba utilizó su cuenta de Instagram para subir historias graciosas que se viralizaron velozmente y se desparramaron por las redes. La cuarentena potenció esa viralización. Todo el mundo estaba con el celular constantemente y su cara, sus gestos y sus berretines recorrieron las diversas plataformas. Ante la falta de trabajo, hizo delivery por más de un año.
En Florencio Varela, El Noba paraba en el taller mecánico de Leo, un amigo al que le confesó su deseo de hacer música y que con el tiempo terminó siendo su mánager. Leo, artísticamente conocido como "Infinit", contactó a Lautaro con Dinero, el productor que creó la base de "Tamo Chelo", la primera canción de El Noba. El varelense la escribió, la grabó y no la subió a ningún lado durante tres meses. "La hice y la dejé ahí, me olvidé. Se la pasé como archivo a mis amigos y ellos la subían a las historias, o la escuchaban en sus autos. De golpe la gente empezó a preguntar de quién era el tema, porque gustaba y sonaba bien. Entonces decidí hacer el video. Y ahí me cambió la vida".
"Tamo Chelo" se publicó oficialmente el 26 de junio de 2021 y significó el punto de partida para el meteórico ascenso de El Noba. A las pocas semanas, el video de un minuto y cincuenta segundos tenía con millones de visitas. Después vinieron "Del Año" y "Trucho", canciones que detonaron absolutamente todo. Su impronta, la prepotencia y el ritmo arrasador de el Noba copó las esquinas, los bailes, los boliches y las juntadas. Se escuchó en autos y camionetas. Con las apariciones de "Cumbia piola", "Natalia", "Mecha", "Turreo sessions", "Yendo no, llegando", "Pica" Y "Piloto", El Noba empezó a trabajar diariamente de la música. Recorrió todo el país y show a show se posicionó entre los artistas más escuchados del momento. De hecho, cuando Defensa y Justicia obtuvo la Copa Sudamericana y la Recopa Sudamericana, Lautaro festejó con el plantel y cantó en el medio del campo de juego, dedicando sus temas para las tribunas que él mismo pisó toda su vida.
Cuando era chico se sentaba los sábados de 13 a 18 a ver Pasión de Sábado sin falta. Los exponentes cumbieros del momento pisaban el programa de la movida tropical para que la cumbia villera se expandiera por televisión. A principios de los 2000, El Noba selló en su interior una marca musical que, según él, jamás soñó con exponer profesionalmente.
En más de una ocasión dijo: "Yo era plaga desde antes". Él ya hacía ruido desde la adolescencia. Primero porque no faltaba nunca a la cancha de Defensa y Justicia. Se colgaba del paravalanchas y hasta llegó a manejar el ritmo de los bombos de la hinchada del club que amó por herencia de su padre, "El Rana". Segundo porque su actividad en las redes sociales atraía a la gente. Cuando tenía trece años, Lautaro y su mejor amigo se grababan haciendo chistes, pasando el rato y dedicándole saludos a los pibes y las pibas del barrio a través de Facebook. Por aquel entonces, en el centro de Varela le pidieron fotos en más de una ocasión.
Luego del Facebook llegó el Youtube. Agarraba cualquier cámara, creó diversos canales en la plataforma de videos para mostrar bromas, cantar canciones a modo de parodia y demás entretenimientos que, si bien hoy en día son moneda corriente entre los jóvenes, para su época era algo novedoso. También, de más grande y previo a lanzar sin intención su carrera musical, pasó por la plataforma Twitch, donde reaccionó a diversos videos musicales e hizo reír a varios por su carisma.
Siendo famoso y antes de salir a la gira de turno, El Noba tenía el taller mecánico de su representante como punto de partida. Al salir, era secundado por una caravana repleta de camionetas, autos, motos y bicicletas que lo acompañaba por todo Florencio Varela e incluso hasta el destino que la noche le deparaba. "La banda de las motos" le hizo un multitudinario aguante durante los casi doce meses que duró su carrera. "La caravana más grande de Buenos Aires la hizo El Noba. Yo soy igual que ellos, nada más que pegué un tema", aseguraba cada vez que podía.
El 24 de mayo de 2022, camino a la peluquería, en moto y sin casco, chocó contra un auto y salió despedido en Luis Braille y Solís. Se golpeó la cabeza contra el pavimento y llegó al hospital El Cruce de Florencio Varela sin signos vitales. Lo reanimaron y quedó en estado crítico. Su familia, sus amigos y los fanáticos le hicieron el aguante en la calle, colgaron banderas, pegaron carteles y rezaron por su vida. Murió diez días más tarde, el 3 de junio, con tan solo 25 años.
Quienes lo escuchaban sabían que no escribía sobre política, economía y menos de tristezas. Sus temas tenían destinatarios bien claros: la diversión, la noche, las mujeres, el alcohol y las drogas duras. De hecho, su nombre artístico viene del recorte de "No Bajo ni con Pasta", frase con la cual se arrobaba en redes sociales y que, dicho por él, hacía referencia al clonazepam. Aquellos que escriben cuentan y, si hubo una bandera que Lautaro levantó con orgullo, fue la de "contar las cosas que se viven realmente".
¿Por qué los pibes y las pibas viven rodeados de droga? ¿Qué rol cumple el alcohol? ¿Por qué la salida nocturna es el único lugar donde quieren estar? ¿Hay diversión por fuera de las adicciones? ¿El problema es la esquina o quien la abastece? Lautaro, El Noba, quedará en el recuerdo por cantarlo con música, con onda, con chispa, berretines y videos picantes, pero en la Provincia y en toda la Argentina, el 99% de los hombres y las mujeres que consumen lo transmiten con destrucción, violencia, alejamientos y soledad. El Noba fue amado con pasión por su familia, que siempre lo apoyó y lo guió. Su música sonó, suena y sonará porque acustizó los momentos de juntada, le puso ritmo a la "ranchada" y representó a millones de jóvenes.
Y también, para quien desee asimilarlo, dejó preguntas y enseñanzas.