medio ambiente

Según un estudio la deforestación del Amazonas reduce las precipitaciones en América del Sur

Un nuevo estudio de científicos de la Universidad de Leeds, en el Reino Unido, que abarca también regiones de África y el sudeste asiático, ratificó que la escasez de lluvias se relaciona con la tala en la selva tropical.

Los especialistas han hablado desde hace décadas acerca del efecto causa-consecuencia entre la tala del Amazonas y la reducción de los períodos de lluvia en caudal y frecuencia. Cuando los mineros, madereros y ganaderos talaron la selva tropical a un ritmo récord, los científicos ya advertían de las consecuencias. Sin embargo los investigadores todavía están aprendiendo sobre los efectos que las acciones humanas en los bosques producen en el equilibrio del clima local y global.

Científicoss británicos dieron lo que denominaron “pruebas convincentes” en torno de esas acciones por primera vez. Han podido demostrar un vínculo entre la deforestación y la disminución de las precipitaciones en los trópicos en su conjunto. “La gente local que vive cerca de regiones deforestadas a menudo informa un clima más cálido y seco después de que se talan los bosques. Pero hasta ahora este efecto no se había visto en las observaciones de lluvia —explicó el coautor del estudio y profesor supervisor del proyecto Dominick Spracklen perteneciente a la Escuela de la Tierra y el Medio Ambiente de la Universidad de Leeds, Reino Unido—. Nuestro documento muestra la importancia crítica de los bosques tropicales en el mantenimiento de las precipitaciones”.

El estudio, que acaba de publicarse en Nature, estableció este vínculo crucial al observar datos satelitales de deforestación y lluvia en tres regiones clave de bosques tropicales: el Amazonas, el Congo y el sudeste asiático. Todas estas regiones habían experimentado una deforestación significativa entre 2003 y 2017, el período observado por los científicos.

Los investigadores analizaron los registros de lluvia tanto en áreas deforestadas como en donde el bosque se había mantenido sin tala. En su análisis encontraron que los lugares deforestados eran más secos, incluso durante la estación seca, cuando cada gota de lluvia cuenta. En la temporada de lluvias, las precipitaciones cayeron hasta 0,6 milímetros al mes por cada punto porcentual de desbroce.

Los autores del estudio también observaron hasta dónde llegarían los impactos de la deforestación, en una escala de 25 a 40.000 kilómetros cuadrados. En ese análisis descubrieron que los efectos aumentaban con la mayor cantidad de tierra incluida, sin efectos perceptibles dentro de las 10 millas (16 kilómetros) cuadradas de deforestación, pero con una reducción de la precipitación mensual de 0,25 milímetros por punto porcentual de bosque despejado dentro de los 25.000 kilómetros cuadrados.

Aunque el estudio no prueba que la deforestación esté causando la disminución de las precipitaciones, proporciona evidencia de una hipótesis de larga data de que la pérdida de bosques reduce las precipitaciones porque significa que hay menos evapotranspiración, la palabra que describe lo que sucede cuando el agua de las hojas asciende hacia el atmósfera. Si esto es cierto, podría tener graves consecuencias tanto para los bosques tropicales como para las personas y los animales que dependen de ellos.

 “Los bosques tropicales juegan un papel fundamental en el ciclo hidrológico al ayudar a mantener los patrones de lluvia locales y regionales —dijo el autor principal del estudio e investigador doctoral de la Universidad de Leeds, Callum Smith—. La reducción de las precipitaciones provocada por la deforestación tropical afectará a las personas que viven en las cercanías a través de una mayor escasez de agua y una disminución de los rendimientos de los cultivos”.

Las conclusiones de esta estudio tampoco son buenas para los propios bosques. “La pérdida de precipitaciones puede desencadenar otros bucles de retroalimentación de la deforestación, como un mayor riesgo de incendios forestales, así como obstaculizar la capacidad de los bosques para almacenar carbono y dañar su biodiversidad”, aportó Smith. El equipo también analizó el futuro potencial de la selva tropical del Congo y descubrió que, si las tasas actuales de deforestación persistieran hasta el año 2100, las precipitaciones en la región podrían disminuir entre un 8 y un 10 por ciento.

Sin embargo, hay un lado positivo: la evidencia de que la deforestación conduce a la pérdida de lluvia local también es un argumento importante a corto plazo para la conservación de los bosques. Por cada punto porcentual de lluvia reducida, el rendimiento de los cultivos puede caer en un 0,5 por ciento. Dado que la agricultura es el motivador de casi el 90 por ciento de la deforestación mundial, estos hallazgos pueden despertar dudas entre los agricultores sobre la tala de árboles.

 “Demostrar el beneficio local de mantener los bosques tropicales en pie para las personas que viven cerca tiene implicaciones políticas importantes —analizó Smith—. Espero que nuestro trabajo brinde un fuerte incentivo para que los encargados de formular políticas y tomar decisiones dentro de las naciones tropicales conserven los bosques tropicales para ayudar a mantener un clima local más fresco y húmedo, con beneficios para la agricultura y las personas cercanas”, concluyó.