Entrevista

Silvio Soldán: “Ahora los programas tienen cinco puntos de rating y celebran con champagne”

El icónico conductor de la televisión argentina, dueño de una cantidad de éxitos insuperables, llega al cine en una gran comedia nacional.

El jueves llega a los cines de todo el país El método Tangalanga, de Mateo Bendesky, protagonizada por Martín Piroyansky, en el papel del mítico humorista telefónico. En la producción de Diego Dubcovsky, Silvio Soldán vuelve al cine, con un rol clave. Este multimedio aprovechó para dialogar con Soldán, saber más de la película y recorrer momentos y ciclos clave de su carrera.

—¿Ya habías trabajado antes en cine?

—Sí, pero generalmente cameos, La herencia, sobre un cuento de Guy de Maupassant, dirigida por Ricardo Alventosa, con Juan Verdaguer en un papel serio, Ernesto Bianco y muchos actores. Estoy haciendo mi biografía y estoy repasando algunos momentos de mi vida, y me acordé de una vez que hice de detective, entraba a un salón muy grande y había una mesa de billar, levantaba el paño y decía: Los pájaros han volado, y fue algo horrible, tuve muchas incursiones en cine, lo primero fue con Nicolás Fregues, una de médicos, y solo dije un bocadillo, después con Tita Merello, Mercado de Abasto, El amor nunca muere, pequeños papelitos, así que tengo experiencia en cine.

—¿Y cómo llegaste acá?

—Me llamaron Mateo y Diego, fuimos a un bar y me propusieron esto, me puse a trabajar, me pasaron el guión, lo estudié, hago de un español, ¿se nota?

—Sí...

—Bueno, menos mal, y soy una especie de Tu Sam, que le cambia la vida, o es el quiebre para que el personaje cambie de vida, escucha el sonido y hace borbotones, me encantó lo que hace Martín. Cuando lo conocí me dijo que hace tiempo, en un ciclo que tenían Pablo Granados y Pachu Peña, yo hacía de padre de Rodrigo Vagoneta, y en una escena, Martín dijo un bocadillo, y yo en un corte le dije: Metete con esto porque sos muy bueno.

—¿Te inspiraste en Tu Sam para el personaje?

—No, en realidad el que hable en español me inspiré lejanamente en Narciso Ibáñez Menta, les propuse que encajaba perfectamente que sea español en el personaje. Yo estoy muy asombrado, aun no sé cómo reaccionará la gente, pero me dijeron que en el Festival de Mar del Plata funcionó.

—¿Cómo se hace para estar siempre vigente?

—No sé, lo mío es siempre mirar para adelante, he tenido mil dificultades en la vida, que las voy a contar, porque hay muchas que la gente no sabe, y siempre voy para adelante, con una sonrisa, que de hecho escribí una canción que la grabó Ricky Maravilla.

—Entonces la sonrisa es clave…

—Sí, en Los ocho escalones, ahora estoy de jurado, también lo digo, porque la vida es muy corta, aunque parece que yo tengo mucho recorrido, siento que la vida es corta, aun siendo muy larga, es corta, salvo algunos privilegiados, como en este caso yo, que tengo el privilegio de estar hablando hoy con vos.

—¿Hay algún ciclo de todos los que hiciste que preferís más que otro?

—Feliz domingo, que lo sigo haciendo para fiestas particulares, a La Plata voy mucho, y tiene muchísimo éxito, el programa fue una felicidad total, ahí recargaba pilas porque estaba rodeado de jóvenes, ¿sabés la energía que te dan? Grandes valores del tango, me permitió estar cerca de grandes cantantes y artistas, de muchos me hice amigo. Un ciclo que me gustó mucho fue Volver pregunta, me gustan mucho las preguntas y respuestas, ese me encantaría hacerlo de nuevo. Con Grandes valores… hay una posibilidad de volver. El programa era la cita obligada de toda la familia, y se sumaban hasta algunos vecinos a verlo, los miércoles no se veía otro programa.

—¿Ves televisión actual? ¿Te gusta algo?

—Es que cambió todo, la televisión no tanto, sino el sistema, antes tenías cinco canales, ahora tenés miles, y cada uno tiene un pedacito y se queda con una parte del rating, mis programas tenían 40 puntos de rating, ahora los programas tienen cinco puntos de rating y celebran con champagne. A mí un programa que me gusta es Los ocho escalones, me encanta cómo lo conduce Guido Kaczka, maneja muy bien los silencios, que no es fácil. Nunca vi un Gran hermano, a lo de Tinelli fui, pero nunca lo vi. Yo escribo poemas, e hice un poema sobre Buenos Aires, que dice: Buenos Aires es Bailando por un sueño donde el sueño poco importa y el brillo es el conventillo y la excelsa egolatría de un jurado de vedettes, a mí me encanta el baile pero no la perorata de quince minutos o la previa.

—¿Te invitaron alguna vez a ser parte?

—Sí, muchas, primero al Cantando por un sueño, Tinelli me decía: Te pongo un coach, y le dije que no podía cantar, soy un desastre cantando, después me llamaron para bailar, y le dije que no, también me llamaron para ser jurado, y dije que no, no me gusta, no soy opinólogo, mil veces me llamaron para ser parte de Polémica en el bar, y no me gusta hablar de cosas que no sé, yo no.

—¿Cuándo vamos a leer tu biografía?

—Para la feria del libro, estamos dándole toques finales, cuento toda la verdad, no cosas como otras personas quisieron creer que eran, cuento toda la verdad y nada más que la verdad.