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A partir del erizo de mar, científicas patagónicas desarrollan un suplemento dietario

El suplemento es con vitamina B a partir de huevas de erizo de mar y algas. Todo el proceso, desde la cría de los animales y su bienestar pasando por la producción sin generar desechos, busca reducir al mínimo el impacto ambiental.

La Bióloga e Investigadora en el Centro para el Estudio de Sistemas Marinos del Conicet Puerto Madryn Tamara Rubilar, junto a la Ingeniera Química y en Alimentos Lucía Barja, son las fundadoras de la startup biotecnológica Promarine, enfocada en la producción de suplementos dietarios en base a una especie de erizo de mar.

En 2016, cuando Tamara comienza a estudiar opciones de suplementos nutricionales para su hijo, que padece una enfermedad autoinmune, comienza este proyecto. Ahí descubrió las propiedades antioxidantes halladas en las huevas de la especie de erizo de mar Arbacia düfresnii, presente en nuestro mar patagónico.

De ese momento a este pasaron 5 años en los cuales Tamara logró poner a punto una innovadora técnica biotecnológica para cultivar los erizos y extraer las propiedades de sus huevas sin dañarlos ni provocarles estrés.

En 2017, Tamara se presentó a un concurso de emprendedores en Chubut, con la firme idea de llevar este hallazgo al mercado. En esta etapa del negocio, apareció la otra parte del equipo, Lucía Barja, ingeniera en alimentos de la UBA, quien aportó su visión sustentable.Ese fue el inicio de Promarine, una startup de base científica surgida a partir del desarrollo de la tecnología acuícola del Conicet.

Palabra de ustedes

“Existen antecedentes en Rusia de la elaboración de un fármaco antiinflamatorio para tratar cardiopatías en base a los espinocromas. El problema es que para obtenerlos, sacrifican y procesan toneladas de erizos de mar. Nosotras lo hacemos en forma más eficiente y sustentable ya que con una población de 2.000 erizos criados en estanques, obtenemos hasta 500 veces más espinocromas”, asegura Lucía. "Con su método, matan una tonelada de erizos para tener un gramo. Nosotros sólo usamos un kilo".

De todos modos, para que esto quede bien claro, Promarine adhirió al Protocolo de Nagoya. Se trata de un acuerdo complementario al Convenio de Diversidad Biológica de Naciones Unidas, que “regula el acceso a los recursos genéticos y la participación justa y equitativa en los beneficios que deriven de su utilización en países en desarrollo”.

De este modo Chubut aporta el recurso de los erizos de Mar y obtendrá regalías por el uso sustentable de esta especie silvestre, evitando la biopiratería, que ocurre cuando un laboratorio o empresa extrae recursos biológicos de un territorio para elaborar productos comerciales, sin reconocer ni pagar derechos.

Lo innovador es el método que las científicas argentinas desarrollaron, que combinan las moléculas antioxidantes con vitaminas del grupo B para lograr los efectos deseados: mejora del sistema inmune y reducción de la inflamación. “También le agregamos Chlorella, una microalga que tiene la característica de absorber metales pesados que vamos ingiriendo con el agua y los alimentos, producto de la contaminación con químicos y el consumo de ultraprocesados”, explica la ingeniera.

Los beneficios de los erizos de mar se conocen desde 1600, nombrados por los médicos de la dinastía china Qing. Se sabe que potencia el sistema inmunológico, ayuda a la recuperación muscular, reduce la hipertensión y también los signos visibles del envejecimiento de la piel.