Ucrania

Argentina se abstuvo en la ONU y Milei quitó su apoyo a Zelensky

La Asamblea General de la ONU votó un pedido para "impulsar una paz integral, justa y duradera en Ucrania", y argentina se abstuvo.

El gobierno de Javier Milei dio un nuevo giro en su política exterior. Luego de mostrarse por más de un año como aliado del presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, la Argentina se abstuvo este lunes en una votación clave en la Asamblea General de la ONU.

Durante la Asamblea, Kiev buscaba impulsar un pedido de "paz integral, justa y duradera", en contraposición a las negociaciones que protagonizan Donald Trump y su par ruso, Vladimir Putin.

La resolución que impulsó el gobierno ucraniano llamaba a todas las partes, es decir, también a Rusia, a desescalar el conflicto armado, poner un alto a las hostilidades y negociar una salida negociada de la guerra. Argentina, que desde la asunción de Milei, ha sido un estrecho aliado de Kiev, un férreo detractor de Rusia y de la invasión de 2022, fue uno de los 65 países que se abstuvo. Es decir, el presidente argentino pasó de ser un ferviente defensor de la causa ucraniana a abstenerse.

El voto argentino marca una enorme contradicción en relación a la posición original de su gobierno respeto de la guerra en Ucrania. Milei invitó a Volodimir Zelensky a la asunción del 10 de diciembre de 2023 y mantuvo una reunión en una cumbre de paz realizada en Suiza que tuvo al ucraniano de protagonista.

Se produce además en el preciso momento que todos los líderes de Europa se reunieron en Kiev para ratificar su compromiso con Ucrania y la decisión de seguir enviando ayuda para que enfrente a Rusia, pese al paso al costado de Estados Unidos.

La resolución, finalmente salió aprobada por mayoría: 93 votos a favor contra 18 en contra. Pero la votación dejó otro dato que desnuda el cambio de época: Estados Unidos y Rusia votaron igual sobre la guerra en Ucrania. Desde la invasión rusa en febrero de 2022, la confrontación entre el Estados Unidos de Joe Biden y la Rusia de Putin no paró de escalar: el primero impuso sanciones políticas, comerciales y financieras a los círculos más poderosos de Moscú y presionó a todos sus aliados para que hicieran lo mismo. Además, transfirió miles de millones de dólares en ayuda militar, financiera y humanitaria al Estado ucraniano para ayudarlo a combatir a las fuerzas rusas.

Toda esta estrategia, que fue la columna vertebral de la política exterior del anterior gobierno estadounidense se derrumbó ni bien asumió Trump. El republicano sentó a su secretario de Estado, Marco Rubio, con su par ruso en Arabia Saudita y en sólo cuatro horas acordaron iniciar negociaciones de paz para terminar la guerra en Ucrania, sin siquiera invitar a Zelensky o a su Gobierno a participar del diálogo. También amenazó a su par ucraniano con pedirle de vuelta todo el dinero transferido y condicionó futura ayuda a que acepte que perderá territorio en un futuro acuerdo con Rusia.