Caso Próvolo: el Vaticano pidió perdón por los abusos, pero no echó a los curas

Este miércoles, el Vaticano pidió “perdón por los pecados propios y ajenos” en relación a las violaciones cometidas por los curas Horacio Corbacho y Nicola Corradi, del Instituto Próvolo, de Mendoza, quienes fueron sentenciados a 45 y 42 años de cárcel, respectivamente. También negó haber encubierto el caso. “Es imprescindible que, como Iglesia, podamos reconocer y condenar con dolor y vergüenza las atrocidades cometidas por personas consagradas, clérigos […]

Este miércoles, el Vaticano pidió “perdón por los pecados propios y ajenos” en relación a las violaciones cometidas por los curas Horacio Corbacho y Nicola Corradi, del Instituto Próvolo, de Mendoza, quienes fueron sentenciados a 45 y 42 años de cárcel, respectivamente. También negó haber encubierto el caso.

“Es imprescindible que, como Iglesia, podamos reconocer y condenar con dolor y vergüenza las atrocidades cometidas por personas consagradas, clérigos e incluso por todos aquellos que tenían la misión de velar y cuidar a los más vulnerables. Pedimos perdón por los pecados propios y ajenos”, indicó el comunicado.

En el texto, el comisario nombrado por el Vaticano para el Instituto Próvolo, el obispo auxiliar de La Plata, Alberto G. Bochatey, afirmó este miércoles que “la Iglesia nunca encubrió a los sacerdotes en cuestión” y que “toda vez que la justicia argentina libró exhortos o pedidos a las instancias que corresponden en la Iglesia, ésta respondió según derecho, en tiempo y forma. Nunca ocultó información ni quitó colaboración”.

“El dolor de las víctimas y sus familias es también nuestro dolor, por eso urge reafirmar, una vez más, nuestro compromiso para garantizar la protección de los menores y de los adultos en situación de vulnerabilidad”, se explicó en el texto.

“Respetamos la decisión judicial de Mendoza y esperamos que traiga paz a las víctimas que han sufrido tanto, y también algo de alivio en medio de tanto dolor y de tantas heridas”, siguió.

Sobre el proceso en cuestión, el prelado explicó que “la Santa Sede, conocidas las denuncias, nombró en mayo de 2017 a dos expertos para comenzar la investigación eclesiástica. La tarea de la investigación es tratar de discernir si las denuncias son verosímiles o no, y tener cierta certeza moral de que los hechos pudieran haber sucedido. En ese momento no había ninguna denuncia en ninguno de los diferentes ámbitos de la Iglesia, lo que hacía muy difícil poder iniciar las investigaciones”.

El veredicto que dio a conocer la Justicia argentina no basta para que la Iglesia avance en el proceso canónico contra los implicados. Para eso, será necesaria una sentencia definitiva en un juicio eclesiástico contra los curas, que actualmente está en curso en el Vaticano.

El protocolo de la Santa Sede se realiza de manera disociada de los procesos que se siguen en el ámbito judicial argentino.

De esta forma, las acciones que la Iglesia tome con respecto a Corradi y Corbacho, que podrían incluir su expulsión del sacerdocio, quedarán supeditadas al resultado de dicha investigación.