Animal gigante

Descubrieron huellas de un ave prehistórica en Río Negro

Podría tratarse de un "ave del terror" o fororraco aún no registrado. "El análisis de las pisadas confirmó que son de hace ocho millones de años", detalló el Gobierno de dicha provincia

En las últimas horas, Andrés Ulloa, un guarda ambiental que patrulla en distintas zonas de Río Negro, descubrió huellas de casi 40 centímetros de largo pertenecientes a un ave prehistórica gigante que existió hace millones de años en las áreas Naturales Protegidas Punta Bermeja, Caleta de los Loros y Pozo Salado. Esta lleva como nombre científico "Rionegrina pozosaladensis".

El hallazgo es impresionante e histórico ya que su tamaño no se registró nunca antes en ninguna parte del mundo, y es que, según explicaron, el ave pudo haber tenido un peso mínimo de 55 kilos. 

"El análisis de las huellas confirmó que son de hace ocho millones de años, perteneciente al Mioceno Tardío, época en el que los dinosaurios estaban extinguidos", detalló el informe oficial que brindó el Gobierno de Rio Negro. 

Las primeras hipótesis surgidas a raíz de los estudios ejecutados indican que las pisadas serían de un ave corredora dado que muestran un gran dedo central, otro lateral que serían el apoyo principal, un dedo interno muy reducido y un talón casi sin apoyo.

Sin embargo, los especialistas indicaron que las únicas aves corredoras de gran tamaño son el grupo extinguido de las "aves del terror" o fororracos, cuyo registro es bastante extenso en Argentina y los huesos de sus patas raramente se conservan, por lo cual una comparación con los restos conocidos recientemente sugiere que sería un ave del terror aún no registrada.

La zona rionegrina del descubrimiento " fue un ambiente desértico con dunas y numerosos lagos extensos que funcionaban como oasis, lugar al que concurría la fauna de ese momento", explicaron en los estudios geológicos realizados por especialistas de la Universidad Nacional de La Pampa y el Incitap.

Según la investigación liderada por un grupo encabezado por Ricardo Melchor, el ave se desplazó lentamente al momento de dejar las marcas, tal vez en busca de una presa o simplemente quiso abrevar el lago.