SALUD
Día Mundial del Linfoma: cómo puede manifestarse este tipo de cáncer
Prestarles atención a ciertos síntomas puede ayudar a tener un diagnóstico temprano y poder realizar el tratamiento correspondiente.
El linfoma es un cáncer del sistema linfático y el mismo incluye ganglios, bazo, timo y tejido linfático en la garganta, en intestino y en la medula ósea.
Así lo indicó el doctor Miguel Tezanos Pinto, miembro titular de la Academia Nacional de Medicina de Buenos Aires, a la vez que añadió que los linfomas pueden originarse en cualquier lugar donde se encuentre tejido linfático y pueden manifestarse con el agrandamiento de ganglios superficiales (cervicales, axilares, inguinales) o, en ocasiones, con dolor en abdomen superior izquierdo en relación con la posición del bazo.
Además, pueden ocurrir síntomas inespecíficos como fiebre prolongada, sudoración profusa y pérdida de peso sin causa aparente. Su diagnóstico requiere siempre una biopsia generosa de tejido ganglionar o masa tumoral para su estudio por expertos patólogos (hemopatólogos) para una primera orientación diagnóstica que debe ser corroborada con estudios más profundos como:
- Citometría de flujo que permite, mediante paneles de anticuerpos monoclonales, crear perfiles de posibles diagnósticos de las células analizadas en suspensión liquida.
- Citogenética que estudia eventuales alteraciones de los cromosomas que pueden observarse en algunos tipos de linfoma.
- Estudios de biología molecular de expresión o mutaciones de genes que pueden estar presentes en una clase de linfoma y no en otro.
Los diferentes tipos de linfoma
El resultado de los diversos estudios permite arribar a un diagnóstico certero para el hematólogo, conocer el posible pronóstico y planear un tratamiento adecuado en una enfermedad donde muchos de los distintos tipos pueden ser curables o sostener una sobrevida prolongada.
Los linfomas se dividen en linfoma de Hodgkin y linfomas no Hodgkin: los primeros ocurren en personas de entre 15 a 30 años y en más de 55 años y son menos frecuentes que los segundos. La Organización Mundial de Salud (OMS) divide a los linfomas de Hodgkin en clásico y en predominio nodular linfocitico.
A su vez, subdivide al clásico en 4 grupos: esclerosis nodular, celularidad mixta, depleción linfocitaria y rico en linfocitos. En las últimas décadas, se produjo un enorme avance en el tratamiento de esta enfermedad con alta probabilidad de cura.
Otros detalles de los linfomas
Los linfomas no Hodgkin tienen una frecuencia 10 veces mayor que los linfomas de Hodgkin, especialmente los B (nacen en medula ósea y su nombre de B, deriva de su descubrimiento original en la bolsa de Fabricio de las aves) y se presentan en 9 entidades clínicas diferentes. Algunos de ellos tienen potencial curativo o sobrevidas muy prolongadas (linfomas indolentes) otros, son muy agresivos y potencialmente mortales como el linfoma de Burkitt.
Los linfomas no Hodgkin T (por timo) son menos frecuentes que los B y se dividen en 7 entidades mayores distintas. Tienen pronósticos más graves, excepto los linfomas T cutáneos que, en estadios tempranos, pueden ser curables o con sobrevidas prolongadas. En conclusión, los linfomas constituyen un grupo heterogéneo de canceres con pronósticos y tratamientos distintos de acuerdo a su tipo.
El tratamiento actual incluye quimioterapia (habitualmente combinación de drogas), anticuerpos monoclonales, anticuerpos conjugados con fármacos citotóxicos para las células linfomatosas y radioterapia. Para los pacientes que recaen después del tratamiento inicial o que son refractarios al mismo se utilizan segundas líneas de quimioterapia y trasplante de medula ósea o, más recientemente, células propias del paciente genéticamente modificadas capaces de destruir las células malignas.
El manejo terapéutico es complejo y requiere la cooperación de distintos profesionales con experiencia en su diagnóstico y tratamiento.