TEDEUM

Duro llamado de la Iglesia frente a Milei: “¿Hasta cuándo los jubilados reclamarán por una vida digna?”

En la Catedral Metropolitana y frente a las máximas autoridades del país, el arzobispo Jorge García Cuerva expresó una dura crítica al panorama económico y social, con especial énfasis en la pobreza, la inequidad y la situación de los adultos mayores.

El tradicional Tedeum del 25 de Mayo se convirtió este año en un acto atravesado por una fuerte tensión simbólica. En la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, y en presencia del presidente Javier Milei y todo su Gabinete, el arzobispo Jorge García Cuerva pronunció una homilía cargada de contenido social, con frases contundentes como “nuestro país sangra en la inequidad” y “muchos hermanos tienen hambre de pan”.

El mensaje del prelado apuntó sin rodeos a las consecuencias sociales de las políticas económicas del Gobierno. “¿Hasta cuándo los adultos mayores deberán reclamar por jubilaciones dignas?”, preguntó ante un auditorio que incluía a la vicepresidenta Victoria Villarruel, los ministros Guillermo Francos, Luis Petri y el canciller Gerardo Werthein, entre otras figuras del Ejecutivo. La frase, con fuerte carga crítica, resonó con claridad en el templo y en el clima político actual.

A las 8.46, Milei caminó desde la Casa Rosada hacia la Catedral, acompañado por su hermana Karina. Villarruel, con quien mantiene una relación institucional distante, ingresó sola y no hubo saludo entre ambos. La frialdad protocolar también se hizo evidente cuando el Presidente evitó saludar al jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri. En contraste, fue el propio García Cuerva quien se acercó a Villarruel para saludarla con afecto, un gesto que marcó la diferencia frente a la rigidez del resto del acto.

Este fue el primer Tedeum desde el fallecimiento del papa Francisco, figura central de la Iglesia argentina y de gran influencia en el pensamiento pastoral de García Cuerva. Considerado por muchos como uno de sus herederos espirituales, el arzobispo ha sostenido un discurso coherente en favor de los sectores más vulnerables, apelando en cada intervención pública a la construcción de “espacios de encuentro” y un mayor compromiso del Estado frente a la exclusión.

La homilía de este 25 de Mayo no fue la excepción. Frente a un país dividido y con crecientes tensiones sociales, la voz de la Iglesia —moderada pero firme— sonó como una advertencia moral. El Tedeum, una ceremonia habitualmente protocolar, se convirtió así en un escenario de interpelación directa al poder político, en un momento en que el rumbo económico y sus consecuencias humanas están en el centro del debate nacional.