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El Banco Mundial alertó que la inequidad laboral por cuestiones de género se profundizó con el covid

El organismo estimó que las mujeres acceden al 75% de los derechos que los hombres.

Según un informe del Banco Mundial, alrededor de 2400 millones de mujeres en edad de trabajar no tienen igualdad de oportunidades económicas y 178 países mantienen barreras legales que impiden su plena participación económica.

 Micaela Fernández Erlauer, economista y parte del equipo de la organización EcoFeminita, para conocer la situación en la Argentina. “Acá las mujeres tienen una menor actividad en el mercado laboral y la brecha, comparando con los varones, es de casi 20 puntos”.

El Banco Mundial publicó recientemente el relevamiento Women, Business and the Law 2022, que mide las leyes y normativas de 190 países en ocho áreas que afectan a la participación económica de las mujeres: movilidad, lugar de trabajo, remuneración, matrimonio, paternidad, iniciativa empresarial, activos y pensiones. Los datos ofrecen puntos de referencia objetivos y medibles para el progreso global hacia la igualdad de género.

El trabajo sostiene que “en 86 países las mujeres se enfrentan a algún tipo de restricción laboral y 95 países no garantizan un salario igual por un trabajo igual”. Además, estiman que cerca de 2400 millones de mujeres de la población económicamente activa no tienen igualdad de oportunidades.

“En todo el mundo, las mujeres siguen teniendo sólo tres cuartas partes de los derechos legales que se conceden a los hombres: una puntuación global de 76,5 sobre 100 posibles, que denota una paridad legal completa”, indica el escrito.

Inequidad laboral en Argentina

La economista Micaela Fernández Erlauer explicó que en la Argentina el mercado laboral se mide de una manera binaria, es decir hombres y mujeres, y no se tiene en cuenta zonas rurales ni pueblos originarios.

A partir de los datos que se van relevando trimestralmente, las mujeres tienen una menor actividad en el mercado laboral: la comparación alcanza los 20 puntos, siendo que hay un 50% de mujeres activas contra un 70% de hombres activos.

Fernández Erlauer hizo hincapié en dos puntos interesantes: la tasa de desocupación y la subocupación, que es cuando se trabaja menos de 35 horas semanales. “Estas dos variables también afectan en mayor medida a las mujeres”.

“El último trimestre del 2019 -pre pandemia- las mujeres tenían una tasa de desocupación del 9,5 y los varones, 8,4. Pero más significativa es la subocupación, donde las mujeres le sacan casi un 5% de diferencia a los hombres”, indicó.

¿Por qué se para desde esas dos variables? Porque eso muestra que “las mujeres por alguna razón tienen menos horas disponibles para llevar al mercado de trabajo productivo”.

“La razón que encontramos es que los trabajos domésticos y no remunerados recaen mayormente en las mujeres. Que las mujeres encuentren mayores problemas al momento de conseguir un empleo, no se da solo en Argentina sino que es así en todo el mundo. Las asimetrías del mercado laboral responden a los roles de género establecidos y a un sistema que no reconoce los trabajos no pagos que se realizan en el hogar. Esos trabajos son determinantes en la inserción que tienen las mujeres”, argumentó la economista.

Los efectos de la pandemia: se profundizó la brecha entre hombres y mujeres

Fernández Erlauer, integrante del staff de EcoFeminita, la organización feminista que difunde datos y estadísticas, se refirió a las consecuencias de la pandemia en el mercado laboral.

“Antes de la pandemia, las ramas más feminizadas de la economía eran los trabajos domésticos, la enseñanza, servicios sociales o de salud; los masculinizados suelen ser la construcción, el transporte y el comercio. Con la irrupción del coronavirus era un factor a considerar el hecho de qué sectores eran esenciales y cuáles iban a ser más golpeados”, marcó.

Y agregó: “Por ejemplo, se habla del turismo que fue muy golpeado y no se habla de lo feminizado que es ese sector. Y si bien muchos sectores masculinizados se vieron altamente afectados como el comercio, se les dio prioridad a esos sectores en mayor medida para los apoyos económicos durante la cuarentena, como la entrega del ATP”.

Hay algo que es real y es que el empleo cayó tanto para varones como para mujeres. Pero hubo una diferencia sorprendente: en 2020 cayó en mayor medida para los varones y la tasa de desocupación alcanzó un piso histórico que no se registraba desde principios de siglo.

La experta planteó que hay que ver cómo los impedimentos que se suscitaron con las restricciones por la cuarentena afectaron a los distintos puestos de trabajo y si esto afectó de la misma manera a todos los trabajadores.

“Las personas que trabajan en la informalidad no tuvieron el mismo impacto que trabajan en la formalidad. 4 de cada 10 mujeres trabajan en la informalidad, con una menor tasa de empleo y menos horas, por lo que todo eso influye cuando vamos a ver cómo afectó la pandemia”, resaltó.

Para Fernández Erlauer, analizar cómo golpea la pandemia es tener en cuenta que la tasa de subocupación se reduce significativamente para el caso de las mujeres y pasa a ser mayor para los varones, algo que no pasaba antes.

“¿Por qué? Porque esta época no era adecuada para más horas de trabajo. Que esta reducción se haya visto mayormente en las mujeres es porque la pandemia intensificó las tareas domésticas y quitó la posibilidad de que las mujeres ofrezcan más horas al mercado laboral”, indicó y subrayó: “Aunque la tasa de actividad cayó para los hombres, no se da una sustitución con el trabajo de cuidados, ya que siguen siendo un 70% de mujeres las que realizan los trabajos de cuidado”.

En esa línea la Vicepresidenta Senior y Economista Jefe del Grupo del Banco Mundial, Carmen Reinhart, recalcó: “Las mujeres no pueden alcanzar la igualdad en el lugar de trabajo si están en condiciones de desigualdad en el hogar. Eso significa nivelar el campo de juego y garantizar que tener hijos no signifique que las mujeres queden excluidas de la plena participación en la economía y de la realización de sus esperanzas y ambiciones”.

Datos del mercado laboral a nivel mundial

“Si bien se han logrado avances, la brecha entre los ingresos esperados a lo largo de la vida de hombres y mujeres a nivel mundial es de 172 billones de dólares, casi dos veces el PIB anual del mundo”, expresó Mari Pangestu, directora gerente de Políticas y Alianzas para el Desarrollo del Banco Mundial.

Y recalcó: “A medida que avanzamos para lograr un desarrollo ecológico, resiliente e inclusivo, los gobiernos deben acelerar el ritmo de las reformas legales para que las mujeres puedan desarrollar todo su potencial y beneficiarse plenamente y en igualdad de condiciones.”

- Asia Oriental y el Pacífico: sigue reformando su legislación hacia la igualdad de género, pero a un ritmo lento.

- Europa y Asia Central: cuatro economías se reformaron el año pasado. Siguen existiendo importantes retos en los ámbitos de la remuneración y las pensiones, que tienen las puntuaciones medias más bajas de esta región.

- América Latina y el Caribe: Las mujeres de estas regiones tienen menos de tres cuartas partes de los derechos legales de los hombres. Dos de las 32 economías de la región promulgaron reformas el año pasado. Por ejemplo, Argentina contabilizó explícitamente los periodos de ausencia por cuidado de los hijos en las prestaciones de jubilación.

- Oriente Medio y Norte de África: Las mujeres de estas zonas tienen, de media, solo la mitad de los derechos legales que los hombres. Sin embargo, la región es la que más ha mejorado sus leyes gracias a las reformas realizadas en cinco economías.

- Asia Meridional: aquí solo tienen dos tercios de los derechos legales de los hombres de la región. Sólo una economía de la región se reformó. Por ejemplo, Pakistán levantó las restricciones a la capacidad de las mujeres para trabajar de noche.

- En otra región de África, Angola promulgó una ley que penalizaba el acoso sexual en el empleo. Benín eliminó las restricciones al empleo femenino en la construcción, de modo que las mujeres pueden ahora trabajar en todos los mismos empleos de la misma manera que los hombres.

La reflexión de Micaela Fernández Erlauer es que para poder reducir la brecha debe implementarse la transversalidad. “Hay que considerar que las mujeres se encuentran en una vulnerabilidad económica y su autonomía económica ha caído en la pandemia -al igual que en todo el mundo-, entonces ese empeoramiento de todos los indicadores de género solo va a ser revertido si se transversaliza la perspectiva en todos los ámbitos de política y se empiecen a generar esfuerzos para lograr una sociedad más justa e igualitaria”, concluyó.