La libertad no avanza

El Gobierno celebra su mejor semana, pero no encuentra respuestas a la recesión

La euforia en el oficialismo por la votación de la Ley Bases, la renovación del canje de monedas con China, el desembolso del FMI y la inflación de mayo choca con la profundización de una recesión que amenaza con agravarse en la medida que no haya recuperación de los salarios y los ingresos populares.

La aprobación en el Senado de la Ley Bases, la renovación por un año del canje de monedas con China por el equivalente a 5000 millones de dólares, el desembolso del FMI por 800 millones de dólares y el 4,2 por ciento de inflación en mayo le dieron aire al Gobierno luego de atravesar un semestre de desventuras, en el que desató una crisis de proporciones mayúsculas.

Una de las mejores semanas en seis meses para el oficialismo, sin embargo, no alcanzó para disipar las dudas sobre la sustentabilidad del programa económico y, mucho menos, sobre cómo hará para resolver los nuevos problemas principales que ha generado: la recesión, la destrucción de puestos de trabajo y la ampliación de la desigualdad social.

"Las recesiones son un animal peligroso porque pueden resultar muy potentes para frenar la inflación, pero después son muy difíciles de manejar. Son como un perro malo que ahuyenta a los ladrones, pero después se quedan en el territorio y no los sacas más. Es fácil entrar a una recesión y usarla para enfriar la escalada de precios, pero después cuesta mucho salir y exige mucha gestión", explica Jorge Carrera, ex vicepresidente del Banco Central.

Ese es el punto en el que se encuentra el Gobierno. La sanción de la Ley Bases no será suficiente para modificar esa situación. Es un éxito político trascendente y le abre ventanas de recaudación con el blanqueo, las privatizaciones y la promoción de inversiones, más la moratoria para pymes y la suba de Ganancias a la cuarta categoría si la Cámara de Diputados revierte el rechazo del Senado a esa posibilidad. Pero son medidas que no tendrán impacto a corto plazo y que no se enfocan en rescatar a la economía del pozo al que ha sido arrojada.

"La sanción de la ley es un evento importante para el Gobierno mucho más por lo que podría haber pasado si no se aprobaba que por la aprobación en sí misma. No es por quitarle méritos, pero si la ley se caía hubiese sido mucho más grave para Milei de lo que puede conseguir con el proyecto recortado que finalmente se votó. Para resetear la economía lo que hace falta es encontrar una salida a la recesión, y con la Ley Bases eso no lo tiene", interpreta el economista.

Lo que sí, lo que no

"Hay dos dimensiones de análisis para la Ley Bases. Por un lado está el logro político del Gobierno de conseguir la aprobación de un paquete amplio de reformas que le dará herramientas para la gestión. Le sirve para mostrar al mercado, a los organismos internacionales y a la ciudadanía que tiene condiciones de gobernabilidad para llevar su programa adelante. Le valida el crédito a Milei y le da más solidez", analiza Sergio Chouza, de la Consultora Sarandí.

La segunda dimensión es en qué medida las reformas sancionadas servirán para detener la caída del nivel de actividad y empezar a corregir la curva que, por ahora, sigue apuntando hacia abajo.

"La macro no se mejora con una ley. Falta mucho trabajo para regenerar las condiciones de una macro estable que permita un crecimiento sostenido", advierte el economista. "Los drivers de la inversión pasan por la fortaleza que presente el mercado interno, la posibilidad de hacer negocios, de mover las operaciones. Si no mejora el poder adquisitivo, los estímulos a la inversión va a ser lo último que mirarán las empresas para hundir capital en el país", remarca.

El otro aspecto crucial es la falta de solidez del frente externo, que termina condicionando el funcionamiento de la economía en su conjunto. "Facilidades tributarias y un marco regulatorio propicio pueden ser factores importantes para grandes empresas, pero son el quinto elemento a considerar para una inversión", apunta Chouza. Antes que ello, señala, observan en qué medida pueden retirar las ganancias obtenidas en un escenario de restricción de divisas como el que presenta el país en este momento.

"También es un error quedarse con aspectos de funcionamiento micro de la economía como la reforma laboral. Nadie puede pensar que llegará un vendaval de inversiones por la ampliación del período de prueba. Si no hay posibilidades de potenciar las ventas, de desarrollarse en un mercado interno pujante, con perspectivas de crecimiento, las inversiones no llegarán como anticipa el Gobierno", completa.

Inflación y salarios

Un punto central de la estrategia del Gobierno es bajar la inflación como mecanismo reactivante. Pero recién ahora se verá si tiene éxito en esa materia. "Hacia adelante viene lo más difícil. No es lo mismo pasar del 25 por ciento al 5 por ciento que hacer colapsar el movimiento de precios al rango de 1 o 2 por ciento", indica Chouza.

Carrera coincide en el diagnóstico. "Lo que hizo hasta ahora el Gobierno fue bajar la inflación autogenerada con la devaluación inicial, en un marco de reacomodamiento de precios relativos que no terminó. El equipo económico lo que puede mostrar es que fue buen bombero para apagar el incendio que causó con sus medidas. Pero lo hizo con una tremenda reducción de la actividad económica que engendró el problema recesivo que tenemos ahora. No se ven motores para salir de ahí", advierte.

Más allá de bajar la inflación, lo que se necesita para que la economía pegue la vuelta es recuperar los salarios y los ingresos populares.

"Es muy difícil pensar que 2024 sea un año de recuperación del salario. Hay un trade off entre desempleo y poder adquisitivo. En un contexto de desocupación creciente es muy difícil que las paritarias vayan al alza. El consumo privado probablemente seguirá estancado o cayendo en los próximos meses, por lo cual no veo condiciones para una recuperación de la economía a corto plazo", concluye el titular de Consultora Sarandí.