La Plata
El mapa de la Legislatura bonaerense y la matemática del poder
Del reparto de bancas entre el oficialismo y la oposición depende el tratamiento de leyes fundamentales, para el gobierno de Axel Kicillof.
Es sabido que en las elecciones de 2019, tras los cuatro años de gobierno de Mauricio Macri en la Nación y de María Eugenia Vidal en la Provincia, la población castigó fuertemente a través de su voto ambas administraciones, dándole una victoria contundente al Frente de Todos (FdT). Pero, debido a las particularidades de nuestro sistema electoral, incluso un triunfo notable como aquel suele no ser suficiente para reorientar el balance de poder en el ámbito legislativo.
Por eso, en esta elección de medio término, con las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) de hoy como primera instancia, el gobierno de Axel Kicillof buscará otra victoria fuerte que le permita, esta vez sí, contar con una mayoría propia en la Legislatura bonaerense, y así avanzar en leyes que la oposición no quiere tratar.
Ocurre que, al igual que en el Congreso Nacional, la Legislatura se renueva por mitades, es decir que 46 de los 92 diputados provinciales y 23 de los 46 senadores deberán dejar sus puestos en diciembre para hacer lugar a los nuevos elegidos (o, en todo caso, renovar su mandato si son elegidos nuevamente).
Para controlar cualquiera de las cámaras, entonces, hace falta el mismo número más uno. La mitad más uno de los diputados bonaerenses son 47 diputados; hoy, el oficialismo tiene 45. En el Senado, 24 legisladores garantizan el quórum propio; el FdT tiene veinte senadores, y los 26 restantes son de la oposición (Juntos por el Cambio, JxC).
La matemática del poder se juega en este caso de la siguiente manera: si quiere alcanzar la mayoría absoluta en Diputados, en principio el oficialismo debe no solo conservar las 22 bancas que arriesga, sino sumar además otras dos; sin embargo, dado que la diputada Natalia Sánchez Jáuregui, del Partido Fe, anunció hace pocos días que se incorporaría al Frente de Todos, le alcanzaría con conseguir solo un escaño más. De no lograrlo, todo dependerá del juego de alianzas y negociaciones con las fuerzas minoritarias, como la Izquierda, en caso de que logre conservar la única banca que tiene en la Legislatura, y Cambio Federal, resultante de una ruptura del bloque macrista.
En el Senado, al gobierno de Kicillof le bastaría con “meter” once legisladores, cuatro más que los siete del FdT cuyo mandato finaliza este año, para alcanzar la mayoría. JxC (ahora Juntos) pone en juego 16 bancas; retendrá el control de la Cámara alta si logra mantener 14. Allí, no habiendo bloques de otros partidos, se trata hasta ahora de una simple lógica binaria.
La batalla principal, nadie lo duda, es por el Senado. Allí, el FdT busca aniquilar la diferencia numérica, incluso dominar el mapa de la cámara. Por eso, en las últimas semanas las recorridas de Kicillof y los funcionarios de su gobierno se centraron en las secciones electorales donde se votarán senadores: la Primera, la Cuarta, la Quinta y la Séptima.
Un dato a tener en cuenta que favorece al gobierno es que, en caso de que oficialismo y oposición queden empatados en cantidad de senadores, la vicegobernadora Verónica Magario, en su calidad de presidenta del Senado, tendrá el voto definitorio.
Los distritos claves en la puja bonaerense
En la contienda que empieza a definirse hoy entran a tallar, como siempre, las particularidades de cada fracción del territorio de la provincia de Buenos Aires. Y es que no todas las secciones electorales (hay ocho) son equivalentes, ni en cantidad de población ni en fidelidades políticas históricas, ni tampoco son iguales los 135 distritos que las componen.
Axel Kicillof sabe que la Tercera Sección es “propia”: bastión del peronismo desde tiempos inmemoriales, alberga el municipio más populoso de la Provincia, La Matanza, donde fue intendenta la actual vicegobernadora Verónica Magario. Otro intendente, Mariano Cascallares, será el encargado de empujar lo más posible la victoria prevista en la Cámara de Diputados bonaerense.
Sin embargo, la puja por el Senado es más difícil. La sección más problemática para el Frente de Todos es la Primera: similar en población a la Tercera, gobiernan allí intendentes de peso en el espacio opositor, como Gustavo Posse (San Isidro), y Jorge Macri (Vicente López).
El oficialismo también deberá esforzarse por ganar en la Quinta Sección un distrito muy poblado como Mar del Plata, donde gobierna Guillermo Montenegro, un hosco opositor a Kicillof, referenciado en Juntos. La mitad de los votantes de esa sección provienen del municipio comandado por Montenegro. La Cuarta y la Séptima secciones, en las que también se da la disputa por la Cámara alta, tienen menos electores, pero históricamente han sumado votos a los espacios no peronistas. La Séptima está compuesta por distritos rurales donde la oposición al kirchnerismo es muy fuerte. Con desembarcos en Azul y Olavarría, el gobernador procura ganar allí, al menos, uno de los tres senadores que elige la sección.