Los detalles del acuerdo
El precio del rescate financiero: lo que obligan a hacer a la Argentina
Sólo Argentina asume los compromisos en el marco de un acuerdo bilateral. Un mes atrás, Caputo decía “no nos piden nada a cambio del swap”.
Lo publicado en este documento permite extraer una serie preliminar de conclusiones, a la espera de la letra concreta del acuerdo.
Primero, tal como el título preanuncia, se supone que es un acuerdo de concesiones reciprocas, pero en la realidad es sólo Argentina la que asume los compromisos en el marco de un acuerdo bilateral. No aparece ningún beneficio para nuestro país, y se detallan concesiones hacia los Estados Unidos en cada uno de los puntos – barreras arancelarias y no arancelarias, propiedad intelectual, acceso al mercado agrícola, trabajo y eliminación de ‘distorsiones’ de empresas públicas sobre algunos mercados, entre los ejes más importantes. Así, resulta imposible asignarle al acuerdo un carácter bilateral. No hay derechos y obligaciones de las dos partes. Hay derechos de los EE.UU. y obligaciones de Argentina.
Segundo, Argentina y Estados Unidos son economías que compiten en sectores relevantes, como el agro. Esto se agrava, además, por la diferencia de productividad, particularmente en el segmento industrial. La apertura al ingreso de bienes de capital, automóviles, medicamentos y demás significa un automático impacto negativo sobre el aparato productivo argentino.
Tercero, la difusión que se hizo del acuerdo por parte de Estados Unidos indica: “Argentina ha desmantelado numerosas barreras no arancelarias que restringían el acceso a su mercado, incluyendo las licencias de importación, garantizando así condiciones más equitativas para el comercio internacional”. Esta aseveración sorprende, ya que omite la decidida política de aplicación de aranceles en tanto políticas de protección comercial del mercado estadounidense que encabezó la administración de Donald Trump, y que se dirigió a prácticamente todos los países del mundo desde el 4 de marzo de este año. Suena irrisorio que sea EEUU bajo la presente administración quien sostenga una retórica discursiva en pos del libre comercio.
Compromisos asumidos por Argentina
“Con este Acuerdo, (Argentina) se ha comprometido a no exigir formalidades consulares para las exportaciones estadounidenses a Argentina”: la mayoría de las exigencias de formalidades consulares están suspendidas desde 2018, aunque con medidas locales de la Argentina. El acuerdo implica que estas exigencias no sean modificables a futuro.
“Argentina aceptará la importación de vehículos fabricados en Estados Unidos que cumplan con las Normas Federales de Seguridad de Vehículos Automotores y ... de Alimentos y Medicamentos”: es una concesión inédita. Argentina nunca asumió un compromiso de estas características. Si bien Sturzenegger impulsó medidas que anticipan esta redacción y saltean los organismos de control locales, lo cierto es que, siendo parte de un acuerdo bilateral, ahora esto se convertiría en una (des)regulación de difícil modificación. No hay reciprocidad.
“Acceso a los mercados agrícolas: Argentina ... se ha comprometido a permitir el acceso al mercado de las aves de corral estadounidenses en el plazo de un año y ha acordado no restringir el acceso al mercado de los productos que utilizan ciertas denominaciones para quesos y carnes. Argentina simplificará los procesos de registro de productos para la carne de res, los productos cárnicos, las vísceras y los productos porcinos estadounidenses, y no exigirá el registro de instalaciones para las importaciones de productos lácteos estadounidenses”: tal como establece la redacción citada, Argentina abre su mercado a importaciones de ganado bovino, carne aviar, quesos y otras carnes. También se establecen compromisos que Argentina asumirá en la simplificación de procesos para carne de res, vísceras, productos de cerdo provenientes de estados unidos. También argentina relajara el ingreso de productos lácteos. En el marco del acuerdo además se eliminan controles propios del SENASA. El compromiso, nuevamente, es sólo de Argentina.
“Afrontar las empresas estatales y las subvenciones: Argentina se ha comprometido a abordar las posibles acciones distorsionadoras de las empresas estatales y las subvenciones industriales que puedan tener un impacto en la relación comercial bilateral”: otro compromiso unilateral: pareciera dirigirse a la estatal INVAP, con la que Estados Unidos ha planteado su molestia en materia de competencia por los satélites geoestacionarios. Ya en los wikileaks en 2006, EEUU ponía el ojo en INVAP mencionando que “Las fuerzas armadas estadounidenses tienen intereses directos en la tecnología que resultaría de este proyecto.” Asimismo, no descartamos que se dirija a empresas como YPF o ARSAT.
“Trabajo: Argentina ... adoptará e implementará una prohibición a la importación de bienes producidos mediante trabajo forzoso u obligatorio y reforzará la aplicación de la legislación laboral”: representa una medida “escondida” orientada a condicionar productos provenientes de la Republica Popular China y otros países del sudeste asiático. Aunque se oculta en un noble objetivo, la intención apunta a garantizarse mercados sin competir en el marco de la guerra comercial existente.
“Argentina y Estados Unidos cooperarán para facilitar la inversión y el comercio de minerales críticos”: la intención es que EEUU se garantice el acceso a minerales críticos. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, declaró en más de una oportunidad, que es parte de la agenda de Trump. Otro compromiso argentino. Es sintomático, además, que el documento publicado por la Oficina del Presidente argentino no figura la misma mención ¿La razón? Intención de ocultar y “gesto” a los gobernadores (los recursos “bajo la tierra” son provinciales).
Argentina se compromete además con exigencias de Propiedad intelectual, Medio ambiente y comercio digital, de manera unilateral: en este último punto, Argentina facilita el comercio digital con Estados Unidos y la transferencia de datos personales.
· “Aranceles: Argentina otorgará acceso preferencial a los mercados estadounidenses para las exportaciones de bienes, incluidos ciertos medicamentos, productos químicos, maquinaria, productos de tecnología de la información, dispositivos médicos, vehículos automotores y una amplia gama de productos agrícolas”: esta constituye la principal concesión de nuestro país. No hay reciprocidad, es decir, el beneficio sólo es para EEUU en una amplia gama de productos.
· “Asimismo, los países se han comprometido a mejorar las condiciones de acceso bilateral y recíproco a los mercados de carne de res”: el comunicado de Argentina sostiene, a diferencia del realizado por la Casa Blanca, que habría una “ampliación significativa del acceso de la carne bovina al mercado estadounidense”. Si nos ajustamos a los hechos, el comunicado aparece como una profesión de fe. El antecedente relevante es del 22 de octubre de este año (2025), ni bien trascendió que Argentina podría incrementar de 20.000 a 70.000 toneladas las exportaciones de carne: la mismísima Secretaria de Agricultura Brooke Rollins anticipó que el volumen de carne “no será mucho” y agregó “Argentina enfrenta un problema de fiebre aftosa y que deberá garantizar la seguridad si se concreta un incremento del producto argentino”. En conclusión, aunque aparenta ser un compromiso mutuo, no se desprende beneficio alguno para nuestro país.
“Normas y evaluación de la conformidad: Argentina permitirá el ingreso de productos estadounidenses que cumplan con las normas estadounidenses o internacionales aplicables”: esta mención hace referencia a los Reglamentos Técnicos certificaciones de organismos e intervenciones previas cómo Senasa, Anmat, Inal. Al igual que el caso anterior, ya rige con resoluciones locales. El acuerdo lo “blinda” hacia adelante. Nuevamente, no hay reciprocidad.
“Asimismo, Argentina eliminará gradualmente la tasa de estadística a los productos estadounidenses”: nuevamente, es otro compromiso de Argentina que carece de reciprocidad. En los primeros diez meses de 2025, el tributo suma $875.000 millones, de los cuales $80.000 millones corresponden a productos de Estados Unidos.
· “Alineación en materia de seguridad económica: Argentina intensificará la cooperación con Estados Unidos para combatir las políticas y prácticas no mercantiles de otros países”: este compromiso aparece como abiertamente dirigido a productos de origen chino, en mercados subsidiados que desde la redacción oficial son practicas no mercantiles.
Compromisos que asumiría EEUU
“En reconocimiento del ambicioso programa de reformas de Argentina y sus compromisos comerciales ... Estados Unidos eliminará los aranceles recíprocos sobre ciertos recursos naturales no disponibles y artículos no patentados para uso farmacéutico”: el “beneficio” para Argentina es particularmente difuso. Los aranceles incrementados temporariamente por Trump se reducirán, pero sólo para los recursos naturales no disponibles. La versión de la Oficina del Presidente argentino indica que “EEUU se compromete a eliminar aranceles a productos no disponibles en su territorio”, es decir, aquellos que no impliquen competencia para EEUU, y los artículos farmacéuticos no patentados, con baja incidencia.
“Además, Estados Unidos podría considerar positivamente el efecto del Acuerdo sobre la seguridad nacional”: el beneficio, además de hipotético (utilizando la conjugación verbal “podría”) no garantizaría la eliminación de aranceles impuestos por la primera gestión de Trump justificados en razones de anti-dumping, por ejemplo en el acero, que son de carácter permanente.
Luego de la descripción detallada, y aunque Luis Caputo sostuvo, un mes atrás, que “no nos pidieron nada a cambio” del swap y que “es un acuerdo que favorece a los dos países”, la evidente disparidad en el anuncio evidencia su verdadera razón de ser: es el “pago” por la ayuda financiera brindada por EEUU en plena campaña electoral.