El único sobreviviente de una balsa en el Mediterráneo contó el infierno que vivió

Fueron once días de calvario. El etíope Mohamed Adam Oga viajaba en un gomón junto a otros 14 migrantes y refugiados en busca de una vida mejor, pero fue el único en poder un pie en Europa. “Éramos 15 en el barco y solo yo estoy vivo. Dios envió a los malteses para salvarme”, contó […]

Fueron once días de calvario. El etíope Mohamed Adam Oga viajaba en un gomón junto a otros 14 migrantes y refugiados en busca de una vida mejor, pero fue el único en poder un pie en Europa. “Éramos 15 en el barco y solo yo estoy vivo. Dios envió a los malteses para salvarme”, contó desde una cama de hospital el hombre tras ser rescatado por la marina de Malta.

“Cada día, morían dos personas”, explicó. Cuando lo rescataron, en estado crítico.el hombre de 38 años estaba solo, junto al cadáver de su último compañero.

Según contó al Times of Maltapagó 700 dólares para el viaje, que salió desde Libia. En el bote viajaban dos ciudadanos ghaneses, entre ellos una mujer embarazada, dos etíopes y diez somalíes. Los traficantes les dieron un GPS y una sola indicación: “vayan a Malta”.

Pero pronto se quedaron sin combustible y durante once días permanecieron a la deriva en el mar, “sin comida ni agua”.

“Empezamos a tomar agua de mar”, contó. Cinco días después de partir desde Libia, fallecieron las primeras dos personas, y a partir de ahí

Mohamed explicó que durante la travesía vieron “muchos barcos” a los que pidieron ayuda en vano y que incluso “un helicóptero vino y se fue”.

Con los ojos cerrados, recuerda cómo perdieron la vida sus compañeros de viaje, cuyos cuerpos generaban un fuerte olor hasta que él y el penúltimo sobreviviente, Ismail, decidieron arrojarlos al agua.

La desesperación a bordo fue tal que, en un momento dado, Ismail le dijo: “Todo el mundo está muerto. ¿Para qué vivir nosotros?”. Entonces, Ismail arrojó todo por la borda, incluidos los teléfonos y el GPS que los traficantes les habían dado.

“Le dije: ‘Si querés morir, morite solo. No quiero morir”, declaró Mohamed, quien no se enteró de que Ismail había fallecido hasta llegar al hospital.

Mohamed contó que en su país natal perteneció a un grupo reblede, el Frente de Liberación Oromo, por lo que teme ser detenido si regresa.

Durante los últimos 15 años vivió en Eritrea y en Somalia y fue en este último país donde conoció a Ismail, junto a quien terminaría encontrando al contrabandista libio que les gestionó su viaje marítimo hacia las costas del sur de Europa.

Ahora, Mohamed espera llegar algún día a Reino Unido y celebra el mero hecho de estar vivo.