La inflación del primer mes de cuarentena será la más baja en más de dos años
El Índice de Precios al Consumidor del Gran Buenos Aires que elabora la consultora Ecolatina mostró un incremento de 1,9% en abril, primer mes completo de cuarentena o aislamiento social, preventivo y obligatorio, alcanzando la variación más baja desde enero del 2018. De esta manera, la inflación acumuló 10% en el primer cuatrimestre del año […]
El Índice de Precios al Consumidor del Gran Buenos Aires que elabora la consultora Ecolatina mostró un incremento de 1,9% en abril, primer mes completo de cuarentena o aislamiento social, preventivo y obligatorio, alcanzando la variación más baja desde enero del 2018. De esta manera, la inflación acumuló 10% en el primer cuatrimestre del año y 47,3% en la comparación interanual.
Ecolatina, consultora fundada por el ex ministro de Economía Roberto Lavagna, relevó subas fuertes en frutas y verduras (con subas de 11% y 12%, respectivamente) en lo que denominan IPC Estacional. Luego, el IPC Núcleo creció 2%, en línea con la inflación general, y el IPC Regulados, creció únicamente 0,8%, exhibiendo durante el aislamiento un menor aumento que el resto de los componentes por once meses consecutivos.
Por debajo del nivel general se observaron en Transporte y comunicaciones (+0,7%) y Vivienda y servicios básicos (+1,5%), producto del fuerte congelamiento de servicios públicos dispuesto por el gobierno de Alberto Fernández. Alimentos y bebidas continuó encima del nivel general (+2,8%), acumulando 14,7% en el primer cuatrimestre del año. El resultado se dio a pesar de la imposibilidad de relevar precios de comercios de cercanía y un dólar oficial que se mantuvo prácticamente estable. Durante abril, los relevamientos se dieron bajo un marco de cuarentena estricta, por lo que no es posible relevar precios “que no existen” como gastronómicos, entretenimientos (cines, teatros, clubes), esparcimientos (gimnasios, servicios turísticos) y cuidados personales (peluquerías).
“Si bien el tipo de cambio oficial es el que cobra relevancia a la hora de pensar el impacto en la inflación, una mayor brecha producto de mayores dificultades en la renegociación de la deuda o un eventual default, podría generar presiones al alza. Además, la creciente emisión para financiar el déficit fiscal alimenta las expectativas de devaluación, agregando presiones sobre la nominalidad de la economía. De todos modos, de no mediar problemas de escasez en el corto plazo, consideramos que la inflación se podrá acelerar nuevamente cuando la economía se normalice, cerrando el año en torno al 47,5% anual”, estiman desde Ecolatina.