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La persecución a los gremios y la detención de Marcelo Balcedo
Diario Hoy revela en este informe detalles exclusivos del armado de causas por parte de la Gestapo antisindical y detalla, paso a paso, cómo fue orquestada la detención del ingeniero y dirigente sindical Marcelo Balcedo. Cuál fue el plan que se puso en marcha para llevar a cabo un ataque contra el salario de los trabajadores y para frenar a quienes fueran contra esa política de ultraderecha, propia del gobierno de Cambiemos tanto en la Provincia de Buenos Aires como en el Municipio de La Plata.
Para entender lo que pasó, se debe comenzar por poner en contexto a dos de los personajes principales de esta historia: María Eugenia Vidal y Julio Garro.
El salario a la baja de Vidal
El plan de la exgobernadora que apuntaba a la destrucción de los derechos de los trabajadores estaba contra las cuerdas. Vidal había encontrado en Marcelo Balcedo un obstáculo, ya que se trataba de un dirigente sindical con el que no podía acordar lo que sí había pautado con otros: la traición a los compañeros representados.
Cabe recordar que a fines de 2016 el ingeniero Balcedo, en esa época titular del Sindicato de Obreros y Empleados de la Minoridad y la Educación (Soeme), había conseguido un importante aumento de salario para los trabajadores de la minoridad al lograr la implementación de la “cláusula gatillo”. Sin embargo, en el cierre de 2017, la por entonces gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal y el por entonces ministro de Trabajo, Marcelo Villegas, se negaban a volver a aceptar la famosa cláusula. El gobierno provincial necesitaba cerrar las paritarias a la baja, y Marcelo Balcedo se lo impedía.
La pauta oficial de Garro
El intendente macrista Julio Garro, por su parte, desarrolló su “estrategia” para doblegar al ingeniero Balcedo, quien además de dirigente sindical era dueño de 16 radios, entre ellas la Red 92 (primera FM de la Provincia de Buenos Aires), y del diario Hoy, dos medios líderes de la ciudad de La Plata. La gestión del jefe comunal platense optó por discriminar deliberadamente a la Red 92 y al diario Hoy negándoles la pauta oficial, en una clara reprimenda por las diferencias políticas y la mirada crítica.
Así como había luchado por los derechos de sus compañeros desde su rol de dirigente sindical, Marcelo Balcedo peleó por la libertad de expresión como hombre de medios. Y llevó a la Justicia su reclamo, sentando jurisprudencia con respecto a la distribución de pauta por parte del Estado, y planteando un juicio por daños y perjuicios al Municipio, que lo dejaba al borde de la quiebra financiera.
Con sentencia favorable en primera instancia, apelado por la Comuna llegó a la Cámara de Apelación en lo Contencioso Administrativo. Ahí también operó la Gestapo antisindical. Quien presidía la Cámara, el Dr. Gustavo Spacarotel, sufrió todo tipo de presiones para fallar en contra de Balcedo. El límite llegó con las amenazas de muerte a su hija. Spacarotel denunció penalmente los hechos y pidió excusarse de votar. La causa penal ni siquiera tuvo medidas de prueba y sus propios compañeros de Cámara le negaron la excusación.
Ese fue el momento en el que el ingeniero Marcelo Balcedo se convirtió en un enemigo del gobierno de Cambiemos.
La fórmula antisindical
En 2016, con la detención de Omar “Caballo” Suárez, la gestión vidalista comenzó con su ahora famoso plan sistemático de detener sindicalistas y desplazarlos de sus gremios. Durante el gobierno de Macri se intervinieron 23 sindicatos. El mismo Balcedo fue testigo de cómo esto era organizado en una reunión que mantuvo con Villegas para discutir paritarias en la sede del Soeme, donde el exministro confesó que querían detener al “Pata” Medina armándole una causa trucha, por orden directa del entonces presidente Mauricio Macri. Esa conversación fue grabada y aportada a la Justicia hace más de dos años. La causa cayó en manos del fiscal Stornelli y hasta el día de hoy se mantiene cajoneada. Hace pocas semanas, Juan Pablo Medina declaró que Balcedo fue víctima de esta persecución por haber sido quien le avisó de esta maniobra ilegal que le estaban preparando.
El plan para detener a Balcedo
Para ir contra Marcelo Balcedo primero debían tener una causa contra él, pero no había denuncias ni procesos penales abiertos. Solo existía una causa por un conflicto gremial en la Justicia ordinaria de la Ciudad de Buenos Aires.
Entonces recurrieron a una vieja denuncia de la AFIP contra el Soeme en la que se pedía al gremio documentación para establecer si correspondía al mismo el pago o no del impuesto a las Ganancias. En el transcurso del expediente, la AFIP concluyó que “no había interés fiscal” por parte del organismo y que los libros “cumplían con las exigencias legales”. La causa quedó en el olvido. No obstante, ese expediente fue visto como una oportunidad para la Gestapo: había una causa federal, solo debían redirigirla hacia el secretario general del Soeme, Balcedo.
Para mediados de 2017, la Gestapo antisindical estaba en pleno funcionamiento. En el diario Página 12 del 13 de enero de 2022, Raúl Kollmann, en un artículo que explica cómo fue grabada la reunión entre funcionarios, empresarios y agentes de la AFI, indica: “Lo único que explicaría semejante despliegue para convocar y grabar esa reunión es que la política de espionaje, armar causas y meter presos a opositores era considerada tan decisiva por Macri que rompe con cualquier lógica y antecedente. Eso permitiría entender que un funcionario menor, como el ministro de Trabajo bonaerense, haya estado, junto con Arribas, en el despacho de Macri en Casa Rosada un tiempo antes del encuentro en el Bapro. Seguramente no trataron solo el caso de Juan Pablo Medina, sino también el de los Moyano, Marcelo Balcedo y Roberto Baradel”.
Kollmann está en lo cierto. El tema era una prioridad para Macri, y Marcelo Villegas fue el elegido por María Eugenia Vidal para llevar adelante la tarea. Esa no fue la única reunión a la que asistió Villegas por este tema en Casa Rosada; lo hizo al menos en siete oportunidades. Diario Hoy tuvo acceso a información privilegiada que lo deja en evidencia.
Detención internacional
El 24 de diciembre de 2017 se libró la orden de detención internacional de Marcelo Balcedo, la cual terminó efectuándose el 4 de enero de 2018.
Sin embargo, el operativo había tenido su punto clave el 20 de diciembre de 2017 en Casa Rosada, durante un encuentro del que participaron Mauricio Macri, Darío Nieto, Marcelo Villegas, María Eugenia Vidal, Gustavo Ferrari, Patricia Bullrich y Jorge Triaca. Entre las 17.08 y las 19.02 todos estuvieron en Casa Rosada. Triaca, quien llegó unos minutos más tarde de lo pautado, se retiró primero, mientras que Patricia Bullrich solamente participó unos minutos de la cita: arribó a las 18.46 y se retiró a las 18.54.
A esa altura, la AFI ya había pedido colaboración a los servicios de inteligencia uruguayos. La excusa era saber el paradero de Balcedo. Resulta extraño pensar que el secretario general de un sindicato, militante político y dueño de un diario y 16 radios pudiera ser una persona difícil de ubicar. Algo se traían.
Ese mismo día Balcedo estuvo en Buenos Aires. Así consta en un informe de inteligencia: “El día de la fecha, siendo las 08:30 hs., recibí un llamado telefónico proveniente de la Unidad de Inteligencia de la Gendarmería Nacional Argentina, a fin de ponerme en conocimiento que se cotejó una entrada al país en el día de hoy, por parte del Sr. Marcelo A. Balcedo, mediante el vuelo particular matrícula PRV-N619ML a las 06:28 AM, habiéndose realizado el paso del cruce a través del Aeropuerto Jorge Newbery, con procedencia desde la República Oriental del Uruguay. Asimismo, dejo constancia que, siendo alrededor de las 13:00 hs., la Unidad antes referida se comunicó nuevamente para poner en conocimiento de la salida del país del Sr. Balcedo a las 12:11 hs., mediante el vuelo particular matrícula PRV-LVGQN, el cual utilizó el mismo paso de cruce, con destino hacia la República Oriental del Uruguay. 20 de dicembre de 2017”.
¿Por qué no fue detenido Balcedo ese día si se estaban realizando tareas de inteligencia para localizarlo? Claramente lo tenían localizado, pero aún no contaban con un motivo para poder justificar su detención. Balcedo estuvo en el Aeroparque porteño a la mañana y en el mediodía de ese 20 diciembre, pero su suerte todavía no estaba echada; eso ocurrió por la tarde en la reunión de Casa Rosada.
El encuentro en Casa de Gobierno comenzó a las 17.08. ¿Si Balcedo hubiera viajado por la noche habría sido detenido? No, los planes eran otros.
Cuatro días después, el 24 de diciembre, los servicios de inteligencia aplicaron el juego que mejor manejan: el del engaño. Hicieron llegar a la Justicia la siguiente información: “NOTA: para dejar constancia que el día de la fecha se comunicó telefónicamente el primer alférez Pablo Vázquez, de la Unidad de Inteligencia Buenos Aires Sur de la GNA, quien me puso en conocimiento que fue informado por el comisario Virgilio De Los Santos, encargado de Coordinación Ejecutiva de la Dirección General de Represión al Tráfico de Drogas de la Policía de la República Oriental del Uruguay, que Paola Marina Fiege y Marcelo
Antonio Balcedo estarían en una mansión (sic) en la localidad de Punta del Este. Que dicha información habría surgido toda vez que la mencionada Dirección, en el marco de tareas de campo, procedió al seguimiento de ciudadanos oriundos del Paraguay, quienes descendieron de un avión con matrícula brasilera PRV-N619M en el Aeropuerto Laguna del Sauce, respecto de quienes se observó que ingresaron en la misma en la cual se encontrarían los imputados. Es todo cuanto dejo constancia. Secretaría, 24 de diciembre de 2017”.
La información es falsa. La matrícula que señalan es la perteneciente a la aeronave de Balcedo (que es de origen estadounidense, no brasileño). Pero ese avión nunca aterrizó en el aeropuerto Laguna del Sauce de Punta del Este; el avión estaba desde el 20 de diciembre parado en Montevideo. Así está acreditado en su último plan de vuelo y en el registro proporcionado por la autoridad aérea uruguaya, donde confirma que la nave no tuvo movimiento. Esta operación trucha de inteligencia derivó en la orden de detención internacional, básicamente por el supuesto riesgo de que Balcedo se fugara junto con los ciudadanos paraguayos.
Las órdenes de detención internacional se canalizan a través de Interpol y son de acción inmediata. Pero Balcedo no fue detenido inmediatamente. ¿Por qué pasaron diez días hasta su detención? La Gestapo lo quería fuera del juego, pero había un miembro que además no lo quería cerca. El intendente de La Plata, Julio Garro, sabía que Balcedo estando en Argentina mantendría el poder operativo sobre sus medios de comunicación y sus relaciones políticas. Por eso lo necesitaba lejos, y pidió ese favor. Silvia Majdalani, íntima amiga del jefe comunal de la ciudad de las diagonales y número 2 de la agencia de inteligencia nacional, envió a negociar un acuerdo con los servicios uruguayos. Balcedo no tenía que ser extraditado.
En el país vecino, el fiscal general Jorge Díaz tomó la tarea encomendada por los servicios argentinos, pero la negociación no fue fácil. Según consta en la denuncia radicada en la Justicia uruguaya, un testigo declaró que uno de los emisarios argentinos dijo: “Balcedo es una bomba de tiempo, no lo queremos allá. Quédenselo ustedes y háganlo caja”. El mensaje fue claro: si se lo quedan, la plata es de ustedes. Y así fue. El 2 de enero, nueve días después de emitida la orden de detención, la fiscal de turno mantuvo una reunión con las fuerzas de seguridad e Interpol para coordinar la detención de Balcedo y su esposa, Paola Fiege. El audio de esa reunión también es parte del expediente judicial uruguayo. La fiscal es clara: “La orden es de detención, de ser posible deben ser detenidos fuera de la casa. En subsidio pueden allanar la chacra solo con el objeto de detenerlos”. No fue así como el 4 de enero ocurrieron los hechos. Las fuerzas de seguridad ingresaron a la casa de la familia Balcedo y, mientras parte de los efectivos hacían las detenciones, otro grupo registraba la propiedad. Jorge Díaz había dado una orden diferente a la oficial. Parte de la jugada salió bien a quienes la planearon, ya que Balcedo aún está en Uruguay, aunque recuperó prácticamente todo su patrimonio. Ante la presión y las denuncias, Jorge Díaz renunció a su cargo.
Intervenir el sindicato y cerrar el diario
Con Balcedo detenido en Uruguay y sabiendo de antemano que no regresaría extraditado al país, quedaba una cosa por hacer: eliminar su poder. Para eso había que terminar con los medios de comunicación y el sindicato. Al diario Hoy y a las radios les cortaron todas las pautas oficiales. El grupo tenía 300 empleados; prácticamente quedaron todos en la calle. A la embestida únicamente sobrevivió la Red 92. Las demás radios se apagaron y el diario cerró su redacción, logrando recién el 1° de mayo de 2020 volver a estar en la calle.
Con el sindicato tomaron una postura diferente: la mejor opción era quedárselo ellos. El 23 de enero de 2018 mantuvieron una reunión en Casa Rosada Marcelo Villegas, Germán Garavano y Gustavo Arribas. Villegas llegó a las 12.59, mientras que Garavano y Arribas lo hicieron a las 13.05. Los dos primeros mencionados se retiraron a las 14.46, y el restante lo hizo unos minutos después, a las 14.58. Ese día resolvieron intervenir el Soeme. Seis días después, el 29 de enero, el sindicato fue intervenido.
La intervención fue copada por exejecutivos de Telecom, empresa en la que Marcelo Villegas se desempeñó hasta asumir como ministro. El primer objetivo fue hacer negocios. Lo llenaron de proveedores truchos y vaciaron las arcas del sindicato. Fue utilizado como caja política. Durante 2018, el negocio se repartió entre Jorge Triaca y María Eugenia Vidal. Sin embargo, todo cambió en 2019. Era año electoral y Mauricio Macri temía la posibilidad de que Vidal compitiera por la presidencia. Dante Sica reemplazó a Jorge Triaca en la cartera de Trabajo, y fueron reemplazados los interventores. Ya no se respondía a Vidal: la caja del Soeme la necesitaban en Nación.
Intervención del Soeme: paritarias a la baja
El Soeme recibía por parte de las escuelas y universidades católicas un aporte solidario del 5% sobre el salario que les pagaban a sus empleados. Dos llamados bastaron para que ese aporte pasara a ser del 1%. Fue la primera vez en la historia de nuestro país que un gremio renuncia a un aporte. De hecho, no lo puede hacer, porque pertenece a sus afiliados.
Las intervenciones estuvieron plagadas de irregularidades. Lo más grave fue dejar a los compañeros del gremio sin representación ni protección gremial. Cerraron todas las paritarias a la baja. Estaban de los dos lados del mostrador. El gremio perdió más de 20.000 afiliados.
Esta oscura historia de persecución está llegando a su final
En las próximas semanas la Corte Suprema de Justicia de la Nación pondrá fin a una batalla legal de cuatro años, devolviendo el sindicato a sus autoridades ilegalmente desplazadas y a sus afiliados, en un fallo que marcará los límites a la Justicia Federal, dejando en claro que, como se estipula en la Ley 23.551, la competencia sobre los asuntos gremiales recae exclusivamente sobre el fuero laboral.
Con la demostración de que existió una fuerza estatal comandada por el expresidente Macri y la exgobernadora Vidal para perseguir y detener a dirigentes sindicales no afines a su política de ultraderecha, no queda más que esperar que las causas armadas comiencen rápidamente a declararse nulas. Posiblemente el Poder Judicial también haya sido víctima del engaño y las presiones. En los próximos días estas causas van a comenzar a caerse y los dirigentes sindicales atacados finalmente podrán recuperar su representación gremial. De este modo, se podrá ver al ingeniero Marcelo Balcedo nuevamente en nuestra ciudad peleando por los derechos del movimiento obrero y la libertad de expresión.