Gestión

Los desafíos que deberá afrontar el Gobierno nacional en 2022

Con la necesidad de soluciones rápidas, Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner deberán sellar acuerdos.

El pasado 24 de diciembre, el Presidente Alberto Fernández se dirigió al país con motivo de las fiestas de fin de año. Allí, el mandatario dijo que 2021 fue el año de la vacunación y de la reactivación económica. Además, con el mensaje, pidió que “2022 sea el año de los grandes acuerdos en procura de una sociedad más justa”. Pero... ¿cuánto se podrá acordar?

Para 2022, el Gobierno va a tener que conseguir los grandes acuerdos sin la “mayoría automática” que le criticaba la oposición. Tras unas elecciones en las que el oficialismo achicó la diferencia con la que había caído en las PASO, el Congreso dejó de tener una mayoría de ese bloque y, en los próximos dos años, el Gobierno tendrá que lograr, a través de Sergio Massa y Máximo Kirchner, un consenso y dialogar permanentemente con la oposición.

Los primeros indicios se dieron en las últimas dos sesiones: una que dejó al Gobierno sin Presupuesto para el próximo año (132 votos contra 121 dejaron sin la ley de leyes al Presidente) y la otra por las modificaciones a Bienes Personales, que, si bien el oficialismo logró su aprobación, necesitó que se ausentaran legisladores opositores (una por coronavirus y dos por viajes).

¿Está la oposición con vocación de dialogar y consensuar o solo pretende mostrar su alcance ante este nuevo escenario?

Hoy el Presidente se reunirá con los gobernadores para firmar un nuevo Consenso Fiscal. De las 24 jurisdicciones del país, 21 serían las que lo firmen. La Pampa y San Luis no lo harán, y la tercera jurisdicción será la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, como ya había adelantado el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. “La Ciudad no va a firmar el Consenso Fiscal que incluye aumento de impuestos”, dijo, aunque él sí lo hace en la Capital Federal. Otra vez: ¿la oposición busca poner límites lógicos al Gobierno u oponerse porque sí? Hay que recordar que el mandatario porteño quiere ser presidente en 2023.

El acuerdo con el FMI

En la última semana, el Fondo Mo­netario Internacional (FMI) hizo una auditoría sobre el préstamo que le hizo al gobierno de Mauricio Macri. Allí, realizaron la autocrítica de que el crédito fue “político” y cuestionaron la fal­ta de control de capitales y de una reestructuración de la deuda con los bonistas en 2018, luego de haberle he­cho el desembolso a la gestión anterior.

Esta carta le servirá al Presidente para dos cosas: una será continuar un acuerdo que hace dos años tiene vaivenes y que no se firma, ya que dice que nunca priorizará al Fondo por sobre los problemas argentinos. ¿Podrá Alberto justificarse ante el FMI con el informe?

Después, esta carta le servirá al jefe de Estado para “enrostrarle” a la oposición lo que hicieron mientras eran gobierno. Y eso abriría la puerta a que deban votar (si es que finalmente sucede) el acuerdo en el Congreso. ¿Habrá un consenso en este punto?

Sin embargo, el Gobierno nacional no solo tiene al FMI y a la “vocación de diálogo” con la oposición como un problema. Los últimos dos años, pandemia mediante, fueron difíciles para los argentinos. Los problemas que lo aquejan son estructurales: inflación y seguridad, por poner dos de los muchos que contesta el pueblo cuando a este se lo encuesta sobre los principales temas que le preocupan.

“El 2022 nos tiene que encontrar más unidos y fuertes. Nos tiene que encontrar a todos y a todas empujando para el mismo lado. Necesitamos juntar manos, esfuerzos, talentos y recursos. La Argentina se merece que, desde la política y la sociedad, centremos todos nuestros esfuerzos en la recuperación económica para que salgan de la pobreza quienes hoy han caído en ella y para que todos y todas encuentren un empleo que les devuelva el derecho que tiene todo el que trabaja”, manifestó el Presidente.

La pregunta es si Alberto Fernández logrará encontrar un canal de diálogo con la oposición y así cerrar acuerdos para solucionar problemas estructurales. Ese es el principal desa­fío que tendrá el Gobierno en 2022, un año sin elecciones y con una pandemia yéndose de a poco.