CATÁSTROFE

Los incendios arrasan con las especies del delta del Paraná

Una verdadera catástrofe se vive en Santa Fé, Entre Ríos y el norte de la provincia de Buenos Aires donde las llamas acorralan a los animales y amenazan más de 700 especies en medio de acusaciones por la intencionalidad de los incendios.

El humo de los incendios del delta de Paraná invade Rosario, la tercera ciudad más poblada de Argentina. Desde el paseo costero y cualquier ventana con vistas al río, se ven las llamas de decenas de metros que devoran uno de los humedales más importantes del país por su magnitud y posición estratégica.

Los cerca de 8.000 focos de incendio registrados desde febrero arrasan un ecosistema clave para la regulación, purificación y almacenamiento de agua, el sostenimiento de biodiversidad y el aprovisionamiento de recursos naturales a los residentes.

La gran sequía de este año y el bajo caudal del Paraná, en mínimos históricos desde 1971, favorecen la propagación del fuego, que no encuentra los cursos de agua que suelen actuar como cortafuegos naturales, y complica las tareas de extinción. La justicia investiga a empresarios ganaderos sospechosos de estar detrás de la catástrofe ambiental y la sociedad civil sale a la calle a exigir la protección del delta.

Desorientados y acorralados los animales mueren victimas de las llamas que consumen desde hace meses el delta del Paraná. No es sólo humo, las quemas sin control dejan un paisaje desolador a su paso, marcado por la absoluta destrucción de su biodiversidad y provocando un verdadero ecocidio.

Las quemas generan impacto inmediato en el terreno y alteran el equilibrio vital de las más de 700 especies de plantas y animales (50 especies de mamíferos, 260 de aves, cerca de 300 de peces, 27 de anfibios y más de 30 de reptiles) que usan estos ambientes como hábitat.

Entre los animales, los menos comprometidos son aquellos con capacidad para moverse rápido, como las aves. “Durante los incendios, estarán en general menos afectadas que los anfibios y los reptiles, que se mueven menos rápidamente o no logran escapar. Eso dentro de lo que llamamos efectos directos e inmediatos del fuego”, dijo la docente, que agregó que incluso aquellos que logran irse padecen a futuro las consecuencias de las quemas.

“Los grupos que podrían escapar, como las aves, igual sufren impactos porque se destruyen los lugares donde anidan o tienen sus perchas en los pastizales altos o juncales. Cuando ese ambiente pierde superficie, se ven afectados a la larga también, por lo que todas las especies se ven afectadas a corto, mediano o largo plazo”, señaló Graciela Klekailo, licenciada en Genética, doctora en Ciencias Agrarias y docente de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR.