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Los resultados del próximo domingo serán clave para delinear las alianzas que exige la Casa Blanca
Elecciones el día después, la reconfiguración del gabinete que tensiona la presidencia de Diputados.
El eco de los portazos en la Casa Rosada, a tres días de las elecciones de medio término, tras la salida anticipada del canciller Werthein y la renuncia adelantada por Cúneo Libarona resuena en el Congreso. Allí el presidente de la Cámara baja se juega su reelección al frente del cuerpo. Martín Menem, hombre de confianza de Karina Milei, podría verse afectado por una eventual reconfiguración del gabinete nacional. Las definiciones llegarán una vez que se conozcan los resultados de las urnas el domingo por la noche. Pese a los rumores que ubican a Cristian Ritondo ganando terreno en Diputados, pocos creen que Menem pueda perder su lugar antes del recambio de autoridades en diciembre. El Presupuesto 2026 se convierte en su principal prueba de fuego. El riojano deberá ofrecerle a Javier Milei resultados concretos que le permitan exhibir ante Washington su capacidad de reconstrucción política.
La cúpula del gobierno libertario aguarda los resultados del domingo para definir la hoja de ruta de sus últimos dos años de gestión. El porcentaje que obtenga el oficialismo será clave para delinear la política de alianzas que exige la Casa Blanca y, sobre todo, para medir el peso real que tendrán los libertarios a la hora de encabezar las negociaciones. Pero el resultado propio no será el único dato a observar. Provincias Unidas, el nuevo espacio que agrupa a los gobernadores desencantados con Javier Milei, aspira a conseguir una cantidad de bancas que, sumadas a las de Encuentro Federal, el bloque que conduce Miguel Ángel Pichetto, los convierta en árbitros de la gobernabilidad del Presidente.
El vínculo entre estos actores y Martín Menem se deterioró en las últimas semanas. La reunión que el riojano intentó encabezar por fuera de la Comisión de Presupuesto y Hacienda dejó expuestas las diferencias. Nicolás Massot le advirtió que no habría discusión presupuestaria posible si el Gobierno no incorporaba las partidas necesarias para cumplir con las leyes de Financiamiento Universitario y las Emergencias en Pediatría y Discapacidad. Horas después, Menem —que sabe que pone en juego su reelección— dejó trascender que el oficialismo estaba dispuesto a discutir el dictamen impulsado por los pichettistas. “Nos va a ir bien y Martín va a reelegir”, aseguran en el entorno del presidente de la Cámara, consultados sobre los movimientos recientes en la Casa Rosada y la reconfiguración del gabinete que se espera tras las elecciones.
En los pasillos del Congreso circula una tesis: el desembarco formal de Santiago Caputo en el gabinete podría empoderar a Cristian Ritondo, quien ya intentó quedarse con la presidencia de Diputados en 2023. Paradójicamente, en aquel momento las objeciones las puso Cristina Fernández de Kirchner, convencida de que la presidencia de la Cámara debía permanecer en manos del oficialismo. La derrota en la provincia de Buenos Aires en septiembre reavivó otro fantasma: el ingreso de Juan Schiaretti a la Cámara a partir de diciembre fue leído como una verdadera amenaza. Sin embargo, el riojano logró desactivar la avanzada. En una reunión reservada, aceptó abrir la discusión por las vacantes en la Auditoría General de la Nación, una de las cuales sería para Emilio Monzó.
La reunión que el asesor sin firma de la Casa Rosada organizó para sentar al trumpista Barry Bennet con los diputados Miguel Ángel Pichetto, Rodrigo de Loredo y Cristian Ritondo fue interpretada como una avanzada que cayó mal tanto en la Cancillería, como en la Presidencia de la Cámara. “Un exceso de sus funciones”, dijeron entonces en el Palacio San Martín sobre la diplomacia paralela que Santiago Caputo buscó desplegar, con participación de la Embajada de Estados Unidos. El raid del lobbista Bennet incluyó contactos con varios gobernadores. En las últimas horas, el Wall Street Journal reveló que Luis Caputo negoció con Scott Bessent la expansión del acceso de Estados Unidos al uranio argentino. Casualmente, su sobrino Santiago reunió a Bennet con el gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, provincia que concentra una de las principales reservas de ese mineral estratégico en el país. Negocios son negocios.
El ala karinista de la Casa Rosada confía en que Javier Milei no dañará a su hermana y que el Presidente intentará recrear un esquema que garantice la convivencia entre Luis Caputo y la Secretaría General de la Presidencia. Esa fórmula protege a sus dos laderos más cercanos: Martín y Lule Menem, responsables del armado de listas a nivel nacional. “Me parece que en gran medida depende del resultado de la elección”, señaló a este diario un diputado del centro sobre la reelección del riojano, consciente de que una derrota electoral se le facturará directamente al presidente de la Cámara. Aun así, nadie cree que su lugar corra riesgo antes del recambio de autoridades. Incluso la misma fuente ve difícil que Unión por la Patria acepte votar a Cristian Ritondo.
Es necesario incorporar una última variable al análisis. A pedido de Washington, el oficialismo deberá mostrarse capaz de construir una nueva coalición que le permita avanzar con las reformas “transformadoras” que reclama la Casa Blanca. Para eso, Milei deberá sellar su acuerdo con el PRO y reforzar los puentes con los gobernadores. Ni Santiago Caputo ni Karina Milei parecen dispuestos a que Mauricio Macri coopte el gobierno. Los tres nombres que podrían ganar terreno son los “amarillos” que, en los hechos, se volvieron libertarios hace tiempo: Cristian Ritondo, Diego Santilli y Guillermo Montenegro. Si Santilli logra recortar la diferencia con el peronismo en la provincia de Buenos Aires —aun sin figurar en las boletas y con el peso del desgaste de José Luis Espert por sus vínculos con el narcotraficante deportado Fred Machado— quedará mejor posicionado que el propio Ritondo para disputar la presidencia de la Cámara.