“Coimas no es delito”
Nueva denuncia contra Lule Menem: un militante de Misiones lo acusa de cobrar coimas por cargos políticos
Un dirigente libertario de Misiones relató presiones y retornos vinculados al clan Menem.
“Cobrar coimas es normal, no es delito porque lo hacen todos”. La frase cayó como un baldazo de agua fría para Samuel Doichele, militante libertario en Misiones, que todavía no sale de su asombro. No se la dijo un empresario de la vieja política ni un cacique de provincia: asegura que fue Eduardo “Lule” Menem, engranaje clave de La Libertad Avanza, quien lo llamó para justificar los pedidos de retornos dentro del partido.
La conexión Spagnuolo - Pettovello - Milei
“Esto no es delito, lo hacen todos”, relató Doichele, refiriéndose a lo que le dijo Eduardo “Lule” Menem, figura clave en La Libertad Avanza. El dirigente misionero, que hasta hace pocos meses integraba el espacio libertario en su provincia, decidió presentar la denuncia tras recibir el llamado del funcionario nacional.
Samuel Doichele, exreferente de La Libertad Avanza en Misiones, denunció presiones y pedidos de coimas dentro del partido.
“Me aseguró que era algo habitual, que no había nada ilegal. Pero yo ya había tomado la decisión de llevarlo a la Justicia”, contó Doichele, que afirma haber registrado cada paso en la causa que hoy respalda su testimonio.
El testimonio encaja con otras acusaciones que ya circulaban en torno al partido oficialista: un “diezmo” del 10% exigido a militantes y referentes como peaje para acceder a cargos o contratos. “El presidente del partido en Misiones, Adrián Núñez, empezó con ese 10% y pidió silencio. Cristian Sanabria Brítez era quien lo cobraba en su cuenta personal”, detalló el denunciante.
El nombre de Lule Menem vuelve a aparecer en otro expediente judicial: los audios filtrados del extitular de la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis), Diego Spagnuolo, donde se menciona al dirigente riojano como beneficiario de aportes exigidos a laboratorios para garantizarles contratos estatales.
Lo que parecía un hecho aislado se va transformando en un patrón libertario: pedidos de retornos, justificaciones descaradas y un discurso oficial que, mientras acusa a la “casta”, reproduce sus prácticas más oscuras. La contradicción es evidente: quienes prometieron “terminar con la corrupción” hoy la defienden como si fuera un trámite más del engranaje estatal.