Se concretó el Brexit y el Reino Unido ya no es parte de la Unión Europea

El Reino Unido dejó oficialmente de pertenecer a la Unión Europea tras 47 años de membresía. A las 23 de Londres, 20 de Buenos Aires, se concretó el Brexit que dividió a los británicos desde el plebiscito de junio de 2016. El Reino Unido dejó de pertenecer al bloque comunitario al que se unió el […]

El Reino Unido dejó oficialmente de pertenecer a la Unión Europea tras 47 años de membresía. A las 23 de Londres, 20 de Buenos Aires, se concretó el Brexit que dividió a los británicos desde el plebiscito de junio de 2016.

El Reino Unido dejó de pertenecer al bloque comunitario al que se unió el 1° de enero de 1973, tres años y medio después de que los británicos aprobaran un referendo que terminó con un triunfo del “sí” por el estrecho margen de 52% contra 48%.

En Bruselas, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y la presidenta de la Comisión Europea (CE), el Ejecutivo del bloque, Ursula von der Leyen, manifestaron su pesar por ver partir al Reino Unido pero también se dispuestos a iniciar una nueva etapa, porque el Brexit, dijeron, marca “un nuevo amanecer para Europa”.

Una hora antes de la salida, el primer ministro, Boris Johnson, dijo en un discurso que el Brexit “no es un final sino un nuevo comienzo”.

El Reino Unido ingresará en un periodo de transición de 11 meses durante el cual seguirá cumpliendo con todas las normas de la UE mientras las partes discuten un acuerdo comercial para después de la desconexión total.

El Brexit estaba previsto originalmente para el 29 de marzo pero se demoró repetidamente porque el Parlamento rechazó varias veces el anterior acuerdo que habían alcanzado la UE y la ex primera ministra Theresa May, para quien el Brexit significó el fin de su gobierno.

Johnson consiguió, con mucho esfuerzo, hacer sancionar el acuerdo en el Parlamento luego de ganar las elecciones generales de diciembre con una mayoría de 80 bancas en el Parlamento y con la promesa de “ejecutar el Brexit”.

El gobierno desea marcar la histórica partida de manera solemne, sin triunfalismo ni demostraciones de exaltación nacionalista.