Cambio climático
Se viene un verano extremadamente caluroso
Los especialistas dicen que es difícil prever, pero que el cambio climático afecta a todo el planeta y ya tiene consecuencias en nuestro país
Parece que el calor no encuentra límites y el termómetro está alcanzando registros nunca antes vistos. De todas maneras, los especialistas coinciden en que no se pueden proyectar las temperaturas a las que llegaremos el próximo verano en base a la ola de calor que sofoca al hemisferio norte.
Las primeras proyecciones llegarán recién en el mes de octubre con el pronóstico trimestral que publica el Servicio Meteorológico Nacional. Apuntaron, de todos modos, que la tendencia global muestra que tendremos olas de calor más frecuentes, más severas, que duren mayor cantidad de días y abarquen más zonas.
El lunes 3 de julio se presentó como el día más caluroso jamás registrado a nivel mundial, cuando la temperatura global promedio alcanzó los 17,01 °C, según datos de los Centros Nacionales de Pronóstico Ambiental de Estados Unidos. El récord no duró mucho tiempo. Al día siguiente, fue superado con 17,18°C. El pico fue el 6 de julio cuando el promedio de temperatura de la Tierra llegó a los 17,23°C.
Argentina, por su parte, también batió sus propios récords en la última temporada. El verano pasado sobrevivimos diez olas de calor, cuando lo normal es atravesar entre cuatro o cinco. Fue el más cálido del que se tienen registros en el país, según informó el Servicio Meteorológico Nacional, que debió agregar un nuevo color en sus mapas para graficar el fenómeno extremo.
También fue el más seco de los últimos 30 años. Se considera que para que se de una ola de calor tanto las temperaturas mínimas como las máximas, en forma simultánea, deben igualar o superar un valor umbral por al menos tres días.
Cada localidad tendrá su propio valor, en el caso de Buenos Aires, la mínima debe ser de 22 °C mientras que la máxima, 32,3 °C. Es importante diferenciar un evento particular a una recurrencia de eventos. Cuando uno ve que estos eventos son más frecuentes, o se dan cada vez más eventos extremos por año, es que se empieza a atribuir a un cambio en el clima de la región. Aunque los especialistas coinciden en que no se pueden proyectar las temperaturas para el próximo verano, señalan también que la tendencia global muestra que enfrentaremos mayores olas de calor.
La Argentina, además, corre con una desventaja frente a los impactos de este tipo de fenómenos extremos porque en los países en desarrollo y emergentes, existe un consenso general de que la capacidad de adaptación es baja, reforzado por el hecho de que la pobreza es el determinante clave de la vulnerabilidad en América Latina y, por tanto, un límite a la resiliencia que conduce a una ‘trampa de bajo desarrollo humano.
Eso evidencia la fragilidad con la que nos estamos enfrentando al cambio climático, los límites de adaptación y pone en el centro de la escena y la discusión de la comunidad científica la habitabilidad.
El cambio climático no solo produce un aumento de temperaturas, sino que también afecta, por ejemplo, la producción de alimentos, aumenta el riesgo de inundaciones y sequías, y genera un deterioro de la calidad del aire. Es una enorme amenaza a la vida de las personas y a los estilos de vida. Todo el mundo es vulnerable frente al cambio climático. El nivel de peligroso de riesgos que implica son muy grandes.
La meteoróloga agrega que estamos ante un escenario de incertidumbre científica, donde lo que se predijo que podía pasar, está ocurriendo más rápido de lo previsto. Y eso, empuja a los países a pensar soluciones. El desafío está en tomar medidas de mitigación y adaptación. Es importante no solo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono y el metano, entre otros, cuya concentración produce un aumento de las temperaturas, sino que también prepararse para reducir el riesgo de las consecuencias.