SALUD

Síntomas, tratamientos y consejos para no contagiarse la viruela del mono, un virus que preocupa a la OMS

El Mpox pertenece a la misma familia de la viruela, pero provoca trastornos más leves, como fiebre, escalofríos y dolores corporales. Cómo prevenirla.

Una nueva y más letal versión del virus de la influenza MPOX o viruela del mono se está extendiendo a nivel internacional. En los últimos meses, se habían detectado casos y muertes solo en partes de África central y oriental.

En la Argentina, el ministerio de Salud informó que en lo que va de 2024 se han confirmado cinco casos de Mpox, con una media de edad de 34 años. Aunque no se han reportado muertes este año, la situación es monitoreada de cerca, especialmente porque tres de los casos recientes tienen antecedentes de viaje o contacto con viajeros, mientras que uno está bajo investigación epidemiológica.

El Dr. Michael Jacobs, director clínico de infecciones en el Royal Free Hospital de Londres, señala que en la mayoría de los casos, el Mpox es una enfermedad leve que suele resolverse por sí sola, sin dejar secuelas a largo plazo. “La mayoría de las personas se recupera en unas pocas semanas”, afirma Jacobs.

La historia reciente de Mpox es otro recordatorio de que una enfermedad infecciosa en un rincón del mundo no debe considerarse un problema de otro, ya que de repente puede empezar a propagarse con rapidez y distancia.

Lo que hay que saber sobre la viruela del mono

Aunque no existe una cura específica para el Monkeypox, los médicos se centran en tratar los síntomas, aliviando la erupción y controlando el dolor.

Los síntomas más comunes incluyen fiebre, exantemas vesiculares, mialgias y afectación de diferentes partes del cuerpo.

El virus se transmite a través del contacto físico, como besos o relaciones sexuales, por contacto con animales infectados, por materiales contaminados y, en el caso de mujeres embarazadas, el virus puede transmitirse al feto.

Es esencial mantener medidas de higiene estrictas y evitar el contacto con personas infectadas para prevenir el contagio de esta enfermedad.

Rosamund Lewis, directora técnica de mpox en la Organización Mundial de la Salud, sostiene que las mutaciones genéticas no son la causa del repentino aumento mundial del mpox. En cambio, sugiere que el virus empezó a infectar a nuevas poblaciones (trabajadoras sexuales y hombres que tienen sexo con hombres) y que eso, a su vez, ha alimentado una transmisión más amplia.

El mpox recuerda los orígenes del VIH, cuando los chimpancés infectaron a humanos en el suroeste de Camerún antes de arraigarse firmemente en el floreciente centro urbano (y entre la gran población de trabajadoras sexuales) de Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha emitido una alerta para las Américas, instando a los países a reforzar la vigilancia epidemiológica y la detección de casos ante la posible introducción de la nueva cepa más letal. La vigilancia temprana y el diagnóstico son claves para contener la propagación del virus, junto con campañas de educación sanitaria dirigidas a poblaciones vulnerables.