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Asalto a mano armada en reconocida carnicería platense

EL hecho ocurrió en la noche del jueves, cuando dos motochorros encañonaron al empleado y robaron la caja registradora. Las víctimas reconocieron a los delincuentes.

Otro lamentable hecho de inseguridad ocurrió en la ciudad de La Plata, lo que parece no tener fin. Mientras todos los días suceden hechos delictivos cada vez más violentos, el poco accionar policial no genera grandes expectativas hacia el futuro.

El jueves a las 20.45 dos motochorros ingresaron a la sucursal de Pimpollo ubicada en 66 y 7, encañonaron a uno de los empleados con un revólver calibre .22 y se llevaron la caja registradora en menos de 30 segundos.

Jeremías, encargado de la carnicería, destacó: “Vivimos una tragedia y lo triste es que son chicos que siempre le damos mercadería, son conocidos de la zona a quien ayudamos porque piden en la calle”. Aseguró que los delincuentes, menores de edad, “conocen nuestros horarios” y resolvieron atacar a 15 minutos del cierre, cuando en la plaza que hay enfrente no había la gente que hay en otras horas.

Además, comentó que durante el asalto les preguntó como podían estar robándoles si ellos mismos los ayudan, a lo que los ladrones hicieron oídos sordos. 

Para colmo, ayer la madre de uno de los ladrones se acercó al local a pedir mercadería y ayuda económica para el bebé que tenía en brazos. Los empleados del comercio le mostraron el video de la cámara de seguridad a la mujer. La respuesta de ella fue llorar y pedir perdón. “Ella no puede hacer nada”, se lamentó el damnificado. Pese a lo sucedido, el comercio decidió ayudar a la madre de uno de los delincuentes.

Agregó que el atraco lo dejó con “impotencia porque uno viene a ganarse el mango para poder vivir. Siempre ayudamos a otras personas y te encontrás con esto, que te roba el que ayudás. No podemos creer lo que estamos viviendo, es una vergüenza. Estamos en el centro de la ciudad, así no se puede vivir, aunque estas cosas pasan siempre”.

Una vez que los intrusos se fueron, Jeremías radicó la denuncia y luego recibió el llamado de una vecina, quien le dijo que en su terreno habían tirado, ya vacía, la caja registradora. El empleado fue con un patrullero al lugar y la recuperó, pero nada se sabe de los implicados. “No hay ningún detenido, para nada, y lo peor es que estos tipos no tienen miedo de disparar”.

Pimpollo, dijo el encargado, tiene como misión ayudar y generar trabajo, y así le prestan asistencia a más de 90 comedores.