Violador

Condenan a 23 años de prisión a un abusador de la hija de su pareja

La víctima fue alojada en un hogar pero prefirió soportar las vejaciones a los malos tratos que padecía en la institución que debía cobijarla.

El Tribunal Oral número 29 condenó a 23 años de prisión a un hombre acusado de abusar sexualmente de la hija de su pareja desde que tenía siete años de edad, en dos etapas tras un paso intermedio por un hogar de niños que padecen violencia.

La víctima denunció los abusos de su padrastro y fue alojada en la institución de menores “Rayuela, de la Capital Federal (que ya no existe) pero se retractó de sus dichos porque no soportaba la situación que padecía allí y prefirió las vejaciones a los padecimientos del hogar.

Cuando regresó a vivir con su madre y su padrastro, ya convertida en adolescente, el hombre utilizó otros artilugios para continuar con las violaciones: permiso para salir con las amigas, dinero para gastos personales y hasta el financiamiento de los estudios de la víctima.

El condenado, identificado como Juan Alberto Vitale, negó todos los cargos durante el juicio oral, pero el fallo condenatorio valoró –entre otros elementos- como prueba de cargo los mensajes de Whatsapp lascivos que le enviaba a la víctima ufanándose de haberse “quedado con su virginidad”.

Vitale fue condenado por “abuso sexual con acceso carnal reiterado agravado por haber sido cometido contra una menor de 18 años aprovechándose de la situación de convivencia preexistente y corrupción de menores, agravada por haber sido cometido contra una menor de 13 años de edad, mediante abuso de autoridad, coerción y por una persona conviviente a cargo de su guarda”.

El fallo, firmado por los jueces Juan Ramos Padilla, Hugo Navarro y Gustavo Goerner, será enviado también al jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y a la Defensora General de la Nación para que “tomen debida nota del daño que se ha generado en una niña de 13 años, el cual perdurará afectando toda su vida, para que así se adopten los recaudos necesarios a fin de que sucesos como éste no vuelvan a ocurrir”.

Ello, en relación con los padecimientos de la víctima en el hogar Rayuela, que –según la resolución, de 135 páginas- “son las consecuencias de un Estado ausente que abandona a los más vulnerables”.

La niña, hoy mayor de edad, “también fue víctima de aquellos que debían protegerla y no lo hicieron: los estamentos oficiales, ya sea en el ámbito del Poder Judicial, como así también, al destrato recibido en las instituciones que debían resguardarla en su salud física y psicosocial pero, lamentablemente, contribuyeron al daño”.

La internación fue “tan degradante” que la adolescente decidió “tolerar las vejaciones que siguió sufriendo, sin que le diera el amparo necesario”, resumió el fallo.

Cuando estaba en el hogar, la víctima se desdijo y aseguró que había mentido sobre los abusos, pero finalmente aclaró: “yo lo que más quería era salir de ahí y volver con mi mamá. Prefería ya bancarme el terror y la tortura que vivía en mi casa, a soportar lo que me estaba pasando ahí”.