Santa Fé
Denuncian por tentativa de abuso a un entrenador de hockey
Se trata de una joven que se mudó en 2018 de Entre Rios a Santa Fé y se había sumado al plantel del Club Quillá.
Sol Alarcón se ilusionó en sus primeros días con poder disfrutar del deporte, pero terminó encontrándose con una situación traumática que la obligó a hacer una denuncia contra su ex entrenador Cristian Zapata.
Sol decidió no callarse más la boca y relató el espeluznante momento que le tocó vivir en diciembre de 2019, en la fiesta de despedida de año del club.
"En el 2019 en la fiesta de fin de año, alrededor de las cinco de la mañana esta persona me persuadió diciéndome que todos nos íbamos del lugar a un after para que yo me suba a su auto. Me subo, pensando que mis amigas venían atrás y es así cuando me di cuenta que nadie más había subido", afirmó
"En ese momento le empiezo a preguntar a dónde íbamos y esta persona se me reía no me contestaba, subía la música. Ahí es cuando me empiezo a asustar porque sabía que estaba sola con una persona bastante impulsiva, violenta, machista y alcoholizada también", resaltó.
La joven resaltó que siguió interrogando al entrenador y preguntando cuál era el destino de ese viaje y que la respuesta del entrenador fue que iban a ir a su domicilio para que ella se pudiera bañar y seguir camino hasta un after.
"Yo le digo que no, que me quiero ir a mi casa, que estaba cansada, que no quería ir y se me reía. No me daba pie a lo que yo le pedía. Me seguía diciendo que íbamos a ir a su departamento", explicó.
Sol afirmó que en un momento del viaje le sacó el celular para que no pudiera comunicarse con sus amigos ni ningún familiar.
Aprovechando una ida al baño del sujeto, la sobreviviente pudo recuperar su teléfono y de esta manera alertó a un amigo sobre lo que le estaba pasando y le envió su ubicación y éste fue a buscarla.
"En ese momento me levanto rapidísimo y me empezó a preguntar: ¿qué hiciste? ¿a quién llamaste boluda? Yo intentaba calmar la situación porque tenía mucho miedo. Digo que era mi amigo que estaba abajo y me empezó a decir que suelte el teléfono. Yo le digo hasta que no me abra la puerta no va a dejar de tocar timbre. Cuando me abre la puerta, con mi amigo nos vamos prácticamente corriendo. Yo era un solo llanto y no entendía qué es lo que había pasado".