SALTA
Detuvieron a un camionero en la ruta, creían que estaba borracho pero sufría un ACV y murió en el calabozo
La familia de la víctima denunció que lo tuvieron 15 horas encerrado sin recibir atención médica.
Alrededor de la muerte del camionero cordobés Norberto José Meana hay mucho dolor, pero también demasiadas preguntas. El hombre de 48 años fue detenido por la policía el domingo a la tarde cuando paró a un costado de la ruta nacional 56, en la localidad de Coronel Cornejo porque se sentía mal. Los efectivos creyeron que “estaba borracho”, pero en realidad sufría un ACV y murió en el calabozo tras agonizar al menos 15 horas.
“Mi hermano me mandó un audio diciéndome que se sentía muy mal, que le dolía el cuello. Me dijo que se iba a tirar a descansar”, contó Facundo Meana. Después de ese último llamado no volvieron a tener noticias suyas y, preocupados, empezaron a rastrearlo. Pasaron varias horas antes de que por fin dieran con la comisaría en donde estaba demorado, pero entonces la respuesta que recibieron del comisario los intranquilizó todavía más.
"No sabemos qué sustancia o qué tomó este tipo”, les dijo el jefe policial, además de advertirles que no estaban dispuestos a “tolerar más”. En medio de la desesperación de ese momento, su primera reacción fue preguntarle si lo había hecho revisar por un médico, ya que su hermano no se drogaba ni tomaba, y trabajaba como chofer profesional desde hacía 35 años. Del otro lado de la línea, el silencio fue estremecedor. Pero para entonces ya habían pasado al menos 15 horas sin que la víctima, en un calabozo, recibiera asistencia de ningún tipo.
Meana fue trasladado primero al hospital de Mosconi y después derivado, por la gravedad del cuadro, al hospital Juan Domingo Perón de Tartagal. Ingresó con el diagnóstico de un ACV hemorrágico, se trataba de un paciente de alto riesgo con “muerte encefálica”. Alcanzaron a operarlo, pero el daño era irreversible y murió poco después.
La hipótesis de la familia es que Norberto se bajó del camión para orinar y, al verlo tambaleando, los policías pensaron que estaba alcoholizado y se lo llevaron. Para los Meana, las autoridades policiales incurrieron en abandono de persona. De acuerdo al relato del hermano, cuando pudo tomar contacto con él en el hospital, vio que tenía las manos hinchadas por la forma en que lo habían esposado, y los profesionales le habían tenido que sacar la ropa porque se había orinado encima. “Es decir, mi hermano padeció necesidades básicas y no fueron capaces de hacer algo, lo abandonaron y terminaron matándolo”, denunció Facundo.
“Los médicos hicieron lo que pudieron pero fue mucho el tiempo que pasó. A mi hermano lo mató la policía y no saben cómo ocultarlo. El trato fue inhumano”, agregó con tristeza. Si bien la esposa de la víctima no presentó la denuncia formal todavía porque sigue en estado de shock, la Justicia intervino de oficio y abrieron una causa que será investigada por una fiscalía de Tartagal y Asuntos Internos de la policía de Salta.