ADN

Detuvieron a un nuevo sospechoso por el asesinato de la madre de un concejal de Mar de Ajó

Se trata del crimen de Beatriz Irma Zaramatti, a quien mataron el año pasado tras pegarle en la cabeza con una plancha.

La investigación por el crimen de Beatriz Irma Zaramatti, la profesora de gimnasia jubilada de 78 años y madre de un concejal del Partido de la Costa, tuvo un giro luego que se encontrara una huella de ADN en el arma homicida.

El ahora principal sospechoso del asesinato fue identificado como Jorge Walter Lasso Ciccione (62), de nacionalidad uruguaya, quien cayó el sábado pasado. Esto ocurrió después que en la plancha para hacer bifes, (utilizada para el crimen) el asesino dejara su ADN, lo que permitió que lo detuvieran por el hecho ocurrido el 27 de marzo de 2022.

Lasso fue detenido en el mismo complejo de dúplex que administraba como propietaria la víctima y donde fue asesinada, ya que era inquilino de Zaramatti, madre del concejal Sergio Omar Santana.

La detención de Lasso hizo que el primer apresado por el caso, el albañil Luis Alberto Almeida (39), otro inquilino del mismo complejo, fuera liberado por “falta de mérito”, aunque no quedó desvinculado de la causa y seguirá sujeto a la investigación.

El fiscal a cargo de la investigación, Martín Prieto, titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 2 de La Costa, dejó detenido a Lasso por los delitos de “homicidio agravado criminis causa” (matar para ocultar otro delito y lograra la impunidad) y “robo agravado por el uso de arma impropia”.

La clave del giro que se produjo en la causa estuvo en los resultados de los estudios de ADN pedidos por el fiscal Prieto y realizados por los expertos del Instituto de Investigación Criminal y Ciencias Forenses de Junín.

Entre todas las evidencias levantadas en la escena del crimen, estaba la plancha churrasquera circular de hierro, de 28 centímetros de diámetro y mango de madera que, según los forenses que hicieron la autopsia, fue empleada para asesinar a Zaramatti de un golpe letal aplicado sobre su parietal derecho, a unos dos centímetros por encima de la oreja, que además le dejó marcada en la piel la impronta de uno de sus perfiles.