CÓRDOBA
Imputaron a la detenida que cambió de género, fue trasladada a un pabellón de mujeres y violó a otras presas
La Fiscalía acusa a la sospechosa por el ataque a otras reclusas por delitos contra la integridad sexual. La Justicia investiga la modificación de su identidad.
La Justicia de Córdoba imputó a Gabriela Nahir Fernández, la presa que cambió de género en la cárcel, fue trasladada a un pabellón de mujeres y acusada de violar a otras internas. Además, investigan si utilizó su identidad para aprovecharse de las otras reclusas.
Ayer la Fiscalía de Delitos contra la integridad sexual del segundo turno difundió el comunicado en donde ordenó la imputación de la presa “cuya identidad de género está siendo motivo de investigación”.
“Se le atribuyen delitos contra la integridad sexual de otras mujeres detenidas y alojadas en establecimiento carcelario número 3 de Bouwer. La imputada quedará detenida a disposición conjunta de la Fiscalía nombrada y de la Cámara Criminal y Correccional de 4° Nominación”, precisaron.
La denuncia
El caso tomó trascendencia el año pasado. Fernández cumplía una pena por lesiones leves calificadas y privación de la libertad calificada en un pabellón masculino en la cárcel de Bouwer, tras ser detenida en 2016 con su identidad masculina.
Sin embargo, al hacer un cambio de género, fue trasladada al de mujeres en 2018. Al poco tiempo, ya con su DNI nuevo, salió en libertad condicional. En 2019, Fernández fue acusada por su entonces pareja y volvió a prisión. Pero un dato llamó la atención de los investigadores: la víctima denunció a esta persona con un nombre masculino.
“Una vez en libertad, surge confusamente que formula denuncias contra su pareja del momento adoptando su anterior identidad. Otras parejas de ese lapso en libertad también la denunciaron por hechos vinculados a violencia de género”, describieron los jueces.
En ese sentido, señalaron: “Paradójicamente, nos encontramos ante un supuesto contrario al previsto, es decir, la imputada, quien se autopercibe mujer y perteneciente al grupo LGBTI, es la que convierte en víctimas o presas de sus necesidades o gustos a sus compañeras, aprovechando, claro está, que se encuentra alojada en un establecimiento que no estaría preparado para esos casos de excepción, al menos por el momento”.
Una vez que entró de nuevo a la cárcel de mujeres, empezaron a acumularse acusaciones de amenazas y agresiones contra Fernández. La situación alcanzó un punto crítico cuando se denunció que había abusado de otra interna, que quedó embarazada, lo que motivó a la Justicia a revisar su situación carcelaria.
El fallo dictado en noviembre describe a Fernández como una persona que, en lugar de adaptarse a las reglas del penal, “usó su identidad para ejercer una especie de dominio sobre otras internas”. En un entorno sin protocolos claros para casos como el suyo, los jueces señalan que Fernández impuso “viejos códigos carcelarios” en el pabellón, usando su género “binario” para intimidar y manipular al resto de las mujeres alojadas.
Según el expediente, Fernández no solo protagonizó conflictos reiterados dentro del penal, sino que también acumuló sanciones disciplinarias por comportamientos que “alteran constantemente el orden del pabellón”. La situación generó una fuerte preocupación en las autoridades, que finalmente decidieron que ella no podrá compartir celda ni con mujeres ni con hombres, dada la complejidad de su caso.