EEUU

Intentó degollar a sus tres hijos para que "el marido esté más tranquilo"

Christina Booth sufría depresión postparto y había sufrido abusos sexuales en su infancia. En 2015, le cortó la garganta a sus tres chicos, un nene de dos años y los mellizos de 6 meses.

La mujer que intentó degollar a sus tres hijos bebés para mantener “la casa tranquila” para su marido. Sufría depresión postparto y había tenido una infancia muy difícil. En el invierno de 2015 tomó decisiones muy difíciles y confesó las razones en su juicio.

En una noche del invierno de 2015, Christina Booth se preparó para ver una película junto a su esposo Thomas en el sillón del living. Apagaron las luces y rozaban sus manos mientras comían pochoclo y abrían alguna lata de cerveza. Pensaron en una noche romántica perfecta.

Varias veces tuvieron que frenar su plan para ir a consolar a sus hijos que lloraban en la habitación. Tenían un nene de 2 años y los mellizos de 6 meses que cuando uno gritaba, el resto lo seguía a coro.

La mujer se ponía cada vez más nerviosa y él intentaba calmarla y se sonreía cómodo entre los almohadones. Su plan de sábado a la noche se arruinaba a cada segundo que pasaba.

En un instante todo cambió para siempre. Apenas terminó la película, y cuando aún pasaban los títulos, la mujer fue hasta la pieza de sus tres hijos y cortó sus gargantas en un intento de hacer que dejaran de llorar.

Christina no se inmutó, ni entró en pánico. Más tarde le dijo a la policía que su marido soldado se “molestaba” cuando los niños lloraban y que atacó a su hijo de dos años y a sus mellizos de seis meses para mantener la casa “tranquila”.

La realidad es que  Christina sufría de trastorno de estrés postraumático grave relacionado con eventos de su propia infancia. Además, tras el nacimiento de sus mellizos trataba de superar la depresión posparto. Su marido lejos en las misiones de Oriente Medio y ella sola con todo el peso de la casa y los niños sobre sus hombros resultó demasiado para ella.

La madre adoptiva de Christina, Karla Petersen, testificó en los tribunales que Booth había presenciado la violación y el asesinato de su madre biológica cuando tenía solo dos años. Luego durante gran parte de su infancia sufrió abusos sexuales en una serie de hogares transitorios.  

Christina se unió a la familia de Petersen a los cuatro años y su mamá adoptiva explicó que a Booth le diagnosticaron trastorno de estrés postraumático a una edad temprana y luego luchó contra la depresión posparto en su adolescencia cuando dio a luz a su primer hijo y luego a los mellizos con muy poco tiempo en el medio para la recuperación.

Después del nacimiento de los gemelos en 2014, los vecinos de Christina en Washington comenzaron a notar un cambio en su personalidad. Le dijeron al medio local KOMO News que Christina había sido dulce y vivaz, pero de repente parecía retraída. 

Ya no llevaba a sus hijos a la plaza de la pequeña localidad cercana a la capital de Estados Unidos. Ni tampoco la veían en los parques para los festejos tradicionales de 4 de Julio.

También notaron que las persianas de la casa se mantenían cerradas gran parte del día. “Una vez que nacieron los bebés, simplemente no salieron mucho”, dijo Tammy Ramsey vecina de los Booth.

Pese a todas las señales y a la poca participación de Thomas en la vida cotidiana, nadie podría imaginar lo que iba a suceder esa noche de invierno en la que Christina no aguantó más el llanto de sus tres hijos.

La noche trágica fue la del 25 de enero del 2015. Hacía mucho frío en este suburbio de Washington y había nieve acumulada en las calles. La pareja se disponía a disfrutar de una noche de cine en casa. Tenían las cervezas y el pochoclo salado. Todo parecía perfecto. Thomas había regresado hace poco de su segunda misión en Afganistán. No solía hablar en su casa de lo que había vivido en el frente.

Mientras Christina le cortaba el cuello a los niños Thomas seguía en el sillón con su última cerveza y se dio cuenta de lo que había pasado cuando la mujer apareció semidesnuda a los gritos y empapada de sangre. “¿Qué hiciste? No lo puedo creer”, le gritó Thomas mientras la mujer temblaba.

El hombre subió a la pieza de los chicos y encontró a los gemelos heridos y los trató con su botiquín médico, el mismo que había traído de sus misiones a Afganistán.

Hasta ese momento no se había dado cuenta de que el mayor también había sido atacado. “Llamá al 911, Christina. Se mueren los niños”, le ordenó a su esposa.

“Mis bebés no se calman”, le dijo la mujer al operador del 911, sin mencionar que les había cortado la garganta a los tres. Las manos le temblaban y casi no podía articular las palabras. “Los amamanté, les di leche de fórmula y no paran de llorar”, mintió la mujer al teléfono.

Entonces Thomas le arrebató el aparato y le suplicó al operador que enviara una ambulancia. Les explicó que los gemelos estaban sangrando por el cuello y que no sabía qué les había pasado, mientras Christina gritaba de fondo que no quería que murieran.

Los médicos llegaron muy rápido y llevaron a los niños al hospital. Entre los primeros auxilios de Thomas y eltrabajo en la guardia del hospital, llegaron a tiempo para parar las hemorragias y cerrar las heridas antes de que los tres niños se desangren.

Tras quedar detenida, Christina le dijo a la policía que estaba pasando por un “momento realmente difícil” como madre. Dijo que había llegado a su “punto de ruptura” cuando los gemelos comenzaron a llorar y explicó que “sabía que si mataba a todos los niños, la casa estaría tranquila para Thomas”.

“Durante su declaración Christina hizo el comentario ‘ahora se callarán’ varias veces”, se detallaba en los expedientes.

Ante la policía, Thomas sostuvo que Christina había estado “muy estresada” con la crianza de los niños y que tomaba medicamentos para la depresión posparto. También notó que la mezcla de las medicinas con el alcohol no le había hecho bien. “Balbuceaba en vez de hablar y le costó levantarse para ir a ver a los chicos”, describió el militar.

Esa noche, los vecinos espiaron detrás de las cortinas de sus casas. Las habitaciones se iluminaban por las sirenas de los patrulleros y de las ambulancias. Pero no se animaron a salir a la calle. A la mañana siguiente la noticia corrió por todo el barrio. Christina había intentado matar a sus tres hijos.

Christina fue acusada de tres cargos de intento de asesinato contra sus hijos. Para evitar el juicio, la mujer se declaró culpable de cargos menores y fue sentenciada a 14 años y 6 meses de prisión.

Durante la misma audiencia, Thomas testificó en defensa del carácter de su esposa. La calificó como una mujer “amable, dulce y amorosa” e insistió en que nunca antes había sido violenta. 

Por ahora, no se sabe mucho más sobre Christina Booth. Aunque su esposo y su madre adoptiva pidieron que se le permitiera visitar a sus hijas, la fiscalía no estuvo de acuerdo y la mujer quedó aislada desde su detención en 2016.