Inseguridad

Mataron a cuatro mascotas, redujeron a una familia y les robaron $110.000 en Olmos

Las víctimas estuvieron cinco horas maniatadas. Actuaron cuatro encapuchados y analizan si son los mismos que violaron a una adolescente durante una triple entradera

Tres perros muertos, al igual que un gato y un botín de más de $110.000, entre otros elementos de valor, fue el saldo de otro brutal robo cometido ayer a la madrugada contra una familia de quinteros de Lisandro Olmos, localidad que aun no sale de la conmoción por una triple entradera en donde uno de los ladrones violó en dos ocasiones a una adolescente.

Fuentes policiales indicaron que este nuevo suceso delictivo se materializó en una vivienda emplazada en 229 y 65, hasta donde llegaron alrededor de las 2 de la mañana del viernes cuatro sujetos, armados y encapuchados. Faustino Padilla, empleado de 34 años, descansaba en un cuarto junto a su pareja, de 36 y ambos de nacionalidad boliviana, mientras que su hija, una estudiante de 13, lo hacía en otra habitación.

Los hampones envenenaron a las cuatro mascotas que estaban en la entrada de la propiedad y ganaron el interior, sin llamar la atención de nadie. Una vez adentro, sorprendieron a los adultos en el dormitorio, los despertaron a los gritos y los juntaron luego con la menor. Los maniataron a todos y, no conformes, les cubrieron la cabeza a todos con una sábana.

Sin rastros de los cacos


Empezaron a revisar las instalaciones y, bajo amenaza de muerte y golpes hacia las víctimas, lograron alzarse con $110.000 en efectivo, celulares, electrodomésticos y todo aquello que consideraron de interés, así como también de las dos llaves del auto de los damnificados, un Volkswagen Gol.

Conformes con lo sustraído, resolvieron darse a la fuga y dejaron a los dueños del lugar atados. Recién pudieron liberarse a las 6.45, y con la ayuda de otro familiar que se acercó al lugar. Llamaron al 911 y agentes de la comisaría Decimoquinta se hicieron presentes, al igual que un equipo de la Policía Científica, cuyos peritos intentaron levantar huellas de los implicados.

Si bien no hay indicio alguno para dar con los maleantes, los uniformados analizan cámaras de seguridad, publicadas y privadas, de las inmediaciones, mientras que intentan dar con ocasionales testigos.

Se le dio intervención a la fiscalía penal en turno, que caratuló la causa como “robo doblemente agravado por haber sido cometido en poblado y en banda y por el empleo de armas de fuego”.

Un vocero consultado por este medio admitió la posibilidad de que los cacos “sean los mismos que abusaron sexualmente de la adolescente en 90 y 215, y posiblemente también los que se llevaron $120.000 tras una entradera en 197 entre 82 y 83”.