TUCUMÁN

Mató a su marido por defenderse de su ataque

Una mujer que era víctima de violencia de género en San Cayetano, en el sur de la capital de Tucumán, intentó repeler a su pareja y le dio una puñalada fatal

En días en que hay hasta fiscales que proponen armar a las mujeres para que repelan actos de violencia de género, una mujer permanece en arresto domiciliario en Tucumán, imputada por el "homicidio agravado por el vínculo" de su marido, a quien mató de una puñalada en un intento por defenderse del enésimo ataque.

Javier Hernán Gómez, de 25 años, murió el 20 de septiembre de 2020 tras recibir una puñalada en su casa del barrio San Cayetano, en el sur de Tucumán. Su mujer le dijo a un policía que alguien había entrado a robar a la vivienda, pero con las primeras pruebas forenses se cayó la coartada.

"Todos me dicen 'asesina' pero nadie sabe lo que yo he sufrido, lo que yo he pasado estos nueve años. Era una madre para él, tratando de sacarle de las drogas, de sacarlo adelante a él y a mis hijos", expresó Vanesa Osores, de 28 años, en su primera entrevista con un medio de Tucumán desde que ocurrió el asesinato.

"Pero en ese momento era él o yo", afirmó Vanesa al programa "Los Primeros", por el Canal 10 de Tucumán. Su pareja "vivía drogado desde la muerte de su hermano", explicó la mujer, y toda la familia vivió un calvario durante casi una década, con ella como principal blanco de la violencia de género ejercida por Gómez.

"Yo me arrepiento. Me hubiera pegado él a mí y yo no hubiera vivido lo que estoy viviendo. Todos me dicen que me hago la víctima. Yo sé que víctima no soy por el pecado que he cometido ante los ojos de Dios", expresó Vanesa.

El 21 de septiembre pasado el juez de Instrucción Alejandro Tomas hizo lugar al pedido de la Unidad Fiscal en Homicidios II, a cargo de Carlos Sale, para imponer por 60 días el arresto domiciliario de Vanesa mientras avanza la causa. El plazo ya venció y la mujer decidió romper el silencio ahora.

Recluida en su hogar, con vigilancia policial, Vanesa relató cómo fueron los últimos días al lado de Gómez. "Me ha estrangulado la semana anterior, y me había pegado con la 'tumbera' en el brazo", explicó al tocarse la muñeca derecha.

"Mi hija y una sobrinita de ella han visto que él me tenía en el piso y gritaba porque ya no daba más. Pero él estaba bien loco. Me decía que me iba a matar porque estaba con otro y yo le decía no, que no quería estar con nadie, que mis únicos hombres eran mis hijos, que ya estaba harta de todo lo que pasaba con él y que no quería ningún hombre. Y él me decía que yo lo corría a él porque tenía otro", relató.

Vanesa había denunciado a Gómez por violencia de género en 2014 por insistencia de su padre que le hizo notar que "esos no son golpes de caídas ni de que has chocado con la ventana".

Pero Gómez intentó quemar su casa y nada cambió. "Yo le tenía tanta pena, creía tanto en él. Estaba yo también enferma psicológicamente con él. Tenía la esperanza de que él deje. Él al ser una persona adicta me enfermaba a mí también. Yo al ser sana estaba peor que él porque no dormía de noche pensando qué iba a hacer con él", expresó la mujer.

El desenlace llegó en la noche del domingo 20 de septiembre, cuando la pareja discutió, Goméz inmovilizó a Vanesa sobre su cama, y la mujer intentó llamar a la Policía para pedir auxilio sólo para recibir más golpes.

En un momento la mujer logró llegar hasta la mesa donde sus hijos habían estado comiendo y encontró los platos y cubiertos, entre ellos un cuchillo.

"Cuando él se me viene a agarrar de nuevo de los pelos yo he agarrado y le he pegado así. He cerrado los ojos y le he pegado. Pero yo nunca me iba a imaginar que él no se iba a parar más. Ha sido defenderme porque sino él me mataba y yo ya me esperaba la vez pasada me ha hecho orinar encima, y ahora este me mata", relató.

Vanesa intentó auxiliar a Gómez, le hizo respiración boca a boca y trató de parar el sangrado. Pero la ambulancia tardó una hora y media en llegar a ese barrio del sur de Tucumán y para ese entonces no había esperanza de salvar a Gómez.

El único policía que llegó a la casa -justo después del asesinato- fue el encargado de confirmarselo a Vanesa: "Está muerto el señor". Sólo entonces el oficial le informó que ahora sí intervendrían sus "compañeros" de fuerza, y no antes, cuando volaban los golpes por la casa.

"A veces lo sueño a él porque sé que me amaba a pesar de todo y él me dice 'seguí la vida, con los chicos, porque siempre te he dicho que sos una madraza'. Y en los sueños estoy con mi papá, que le decía 'cuidala a la Vanesa, no le vas a estar pegando'. Mi papá le dejó que él me cuide", recordó esta semana la joven.

"Si pudiera volver el tiempo atrás hubiese buscado el camino de Dios antes de que esto pasara. Yo lo hubiera sacado de todos los vicios, él hubiera sido un hombre sano y hubiésemos sido una familia feliz", expresó.

En vez Vanesa tuvo que responder con violencia a la violencia de la que era víctima y hoy espera que su caso llegue a juicio, aunque agregó: "Más allá de lo que digan los jueces de este mundo, sólo Dios juzga y nunca me voy a quitar ese episodio. El pasado siempre me va a perseguir".