SAN JUAN
Mutilaron a un adulto mayor que había desaparecido tras cobrar la jubilación
La principal sospechosa había seducido y drogado a seis jubilados para robarles en 2019. Hay cuatro detenidos por el homicidio.
La búsqueda del jubilado Luis Arena, de 77 años, empezó el miércoles pasado, después de que saliera de su casa en la localidad sanjuanina de Chimbas para ir al banco a cobrar y no volvieran a verlo. La policía encontró su cuerpo mutilado este domingo en un terreno baldío y hay cuatro detenidos por el homicidio.
Un almacenero aseguró que vio a la víctima el 16 de septiembre salir del cajero automático y cruzar la calle hacia su negocio. Dijo que le vendió un paquete de cigarrillos y que Arena se fue caminando solo. Ese fue el último rastro del jubilado que ayer encontraron asesinado, con signos de violencia y en avanzado estado de descomposición.
Al no regresar a su domicilio, la familia y amigos del hombre denunciaron su desaparición a la policía y empezaron una campaña en las redes sociales para dar con su paradero. Todos los esfuerzos llevaron a los investigadores hasta el predio ubicado en la calle Santa Cruz, cerca del Barrio Los Tamarindos. En ese lugar y tras el hallazgo, la causa tuvo un giro dramático.
“A mi papá lo mataron para robarle”, dijo entonces Federico Arena, hijo de la víctima. Casi al mismo tiempo, la grabación de una cámara de seguridad aportó la primera pista firme de la causa: había captado al jubilado caminando en compañía de una mujer.
Horas después de que encontraran el cuerpo, la sospechosa fue identificada y detenida durante un allanamiento en el barrio San Francisco de Chimbas, donde se encontraba junto a otras tres personas que también fueron arrestadas.
La mujer detenida como principal sospechosa de matar a Luis Arenas es Irma del Rosario Calivar, madre de dos hijos y con una particular forma de “ganarse la vida”.
Tiene antecedentes por haber seducido al menos a seis abuelos, cinco de los cuales los drogó para robarles.
De acuerdo a la investigación, la sospechosa simulaba ser beneficiaria del mismo banco donde cobraba Arenas. Así pasaba tiempo en esa sucursal para poder “estudiar” a sus posibles víctimas: hombres mayores y desprevenidos, con quienes buscaba iniciar conversación con el objetivo de sacarles después el dinero de su jubilación.
Una vez que se ganaba su confianza, los invitaba a tomar algo y les ponía un somnífero u otra sustancia en el café y los dormía, oportunidad que aprovechaba para concretar el robo. Con esta estrategia, Calivar asaltó a seis abuelos entre julio y octubre del año pasado, a cinco de los cuales sedó con un medicamento. La última víctima de la mujer, habría sido Arenas.