ESPAÑA

Con topes a la refrigeración y precios diferenciados para la luz, España activó un plan de ahorro energético

Los habitantes se quejan de los elevados precios de las tarifas de los servicios.

Confusión, quejas y temor. El plan de ahorro energético lanzado por el gobierno español para limitar las importaciones de gas ruso colisiona con la ola de calor agobiante, el elevado precio de las tarifas de servicios esenciales y una sequía que se extiende por varios países de Europa, que causa enfrentamientos entre vecinos por el control de los pozos de agua.

El plan, acordado con la Unión Europea, pone un tope de 27°C para refrigerar las empresas, locales comerciales y dependencias públicas en verano y obliga a apagar luces de vidrieras y edificios desocupados durante la noche. Además, los negocios deberán tener puertas con cierre automático para evitar que se disipe el frío de los aparatos de aire acondicionado.

En este contexto, hablamos con seis personas que residen en distintos puntos de España para conocer cómo viven esta nueva realidad derivada de la guerra en Ucrania y el cambio climático.

“Tratamos de usar la luz en los rangos horarios en que es más barata”

Iris Beanato es de Buenos Aires y trabaja en una empresa automotriz en Pamplona, en Navarra. El ahorro energético y los altos precios la llevaron a racionalizar el consumo. “Trato de usar la luz en los rangos horarios en que es más barata. Todos estamos en el mismo plan. También se hacen menos lavados en el lavarropas, o sea, se junta ropa y se hace un lavado por semana. ¡A lo que hemos llegado!”, contó.

En España rigen tres valores diferentes de tarifas en distintas franjas horarias. El horario Punta (de 10 a 14 ) es el más caro. La tarifa Llana (de 8 a 10, de 14 a 18 y 22 a 24) es la intermedia y la denominada Valle (de 00 a 8 de la mañana) es las más económica.

“Pero estos horarios varían cada día. O sea que el rango más barato del día anterior, puede que varíe al día siguiente. Pero en general la tarifa más cara difiere muy poco en cada día. Tendríamos que cocinar y lavar la ropa en la madrugada”, explicó.

Aumentó la tarifa de luz y el gasoil: la nueva realidad española como consecuencia de la guerra en Ucrania

Luis García Carril se encuentra de vacaciones con su familia en Peñíscola, en la Comunidad Valenciana. Es argentino, pero desde hace más de 20 años reside en Navarra con su esposa y dos hijas, todas españolas. Paga una boleta mensual de 80 euros de luz y de 95 en su negocio, que se dedica a la venta y arreglo de computadoras. “Hasta hace poco la tarifa era de unos 50 euros”, comparó.

Dijo además que en su comercio dejan una luz tenue encendida durante la noche por seguridad. “Pero ahora habrá que apagarla”, reconoció.

En Peñíscola, una ciudad turística sobre el Mediterráneo, la mayoría de los negocios tienen las puertas abiertas, algo que contradice el plan de ahorro anunciado por el gobierno español. “Si pasas por ahí se siente el frío que viene de adentro”, contó.

Pero lo que más le impactó a García Carril en los últimos meses fue el aumento del precio del gasoil. “Se fue al doble. El litro antes de la guerra valía 1,10 euros. Ahora llegó a costar más de 2 euros y ahora está en 1,70″, señaló. Para ahorrar, su familia puso en marcha un sistema que es cada vez más popular en España: “Tratamos de poner el lavarropas y el lavavajillas en las tres horas del día en que la tarifa baja un montón. Buscamos los horarios más baratos a través de una App”, confió.

Desde Yeste, un pueblo de montaña de la provincia de Albacete, en la Comunidad de Castilla-La Mancha, Gustavo Álvarez rescató que “la única restricción que nos afecta a los españoles es el precio abusivo”.

Álvarez es argentino-español y vive con su esposa en las afueras del pueblo. Paga una tarifa de luz de unos 70 euros mensuales y usa gas butano.

“Las restricciones impuestas por el gobierno no afectan más que a los escaparates y un poco al nivel de los aparatos de aire acondicionados de los lugares públicos. Nada preocupante”, aseveró.

Allí no se siente la sequía que sí afecta a otras regiones. “Por acá hay mucha agua que baja de las montañas y la comarca no sufre desabastecimiento. Todos los veranos algunas poblaciones tienen problemas, pero no nosotros”, dijo.

La sequía afecta a Andalucía: pueblos en guerra por el acceso a los escasos pozos de agua

Pero la falta de lluvias agravó la sequía que afecta a varias regiones españolas. Una de las zonas más perjudicadas es la de Andalucía, en el sur del país.

El prestigioso fotógrafo español Héctor Garrido se encuentra en Aracena, la capital de la Sierra, en la provincia de Huelva. “Aquí hay grandes restricciones de agua. Hay alrededor de 10 municipios con 20.000 habitantes con restricciones de 7 a 12 horas diarias” de consumo, contó.

Garrido dijo que los pozos están sin agua. No hay para consumo ni para riego. “Entonces aquí se ha desatado una guerra que está comenzado entre diferentes sectores”, comentó.

Por un lado los campesinos presionan para poder regar sus huertos. “Pero si tienen esa agua la gente no la tiene para beber. Empiezan así a formarse grupúsculos que se van enfrentando los unos a los otros”, graficó.

El fotógrafo, que reside en La Habana gran parte del año, dijo que hay ayuntamientos que “intentan pinchar nuevos pozos sin cumplir requerimientos ambientales” y otros ya existentes “para darle agua al resto de la población del entorno”.

“Pero la gente que ha vivido de esos pozos dice que se van a quedar sin agua. Por ejemplo, hay un frente abierto en el Molino del Bombo, una zona de huertas donde los ayuntamientos vecinos presionan para sacar agua de allí. La población ya ha hecho una manifestación y ha llenado los caminos de carteles y pancartas pidiendo que no se pinche su manantial”, afirmó.

“Las lluvias deben llegar en menos de un mes, pero es un debería... no hay nada garantizado. El cambio climático es un hecho. Lo que esta ocurriendo cada año empeora. Estamos evidenciando la forma incipiente de la guerra del agua, el enfrentamiento de personas por el agua que cada vez va a ser más frecuente en el futuro”, indicó.

Pero no solo Andalucía tiene problemas de agua. También en Aragón, en los Pirineos, en la frontera con Francia, se vive una situación de crisis. “Hay una sequía inmensa. Unos calores tremendos. Los bomberos y la policía llevan pipas de agua a los pueblos de las montañas. Y todo se ha encarecido. No hay agua. La situación es muy complicada”, contó el actor de origen cubano Misael Hernández, que reside en Huesca desde hace 20 años.

“En esta época es donde más necesitas agua y aire acondicionado. Ha sido muy complicado dormir. La demanda de botellines de agua es algo que nunca había pasado. No hay agua. Con el calor inmenso que está haciendo. El planeta nos está poniendo a prueba”, advirtió.

Según dijo, todo se ha encarecido. “Somos tres viviendo en una casa de 90 metros cuadrados. Antes gastábamos 50 euros de gas mensual y ahora 80″, contó.

En Madrid, en tanto, el plan de ahorro se palpa en especial en la noche, con vidrieras apagadas y calles más oscuras. Pero hay mucha gente de vacaciones y la capital no deja entrever sus mejores galas. “Madrid está medio vacía”, admitió la española María Conde desde su centro de trabajo. Y la gente no debate aún sobre el nuevo plan oficial de ahorro energético. “No hemos tenido tertulia sobre el tema”, reflexionó.