España

La economía española da signos de desaceleración

Con un 0,4% en el segundo trimestre, la actividad del país da síntomas de decrecimiento debido a un descenso en las exportaciones. La economía de la eurozona repunta al 0,3% en medio del estancamiento general de la UE.

La economía española pudiera estar entrando en un periodo de desaceleración, justo en un momento en que el rendimiento conjunto de la eurozona parece apuntar lo contrario, tras superar el bache de los últimos meses.

Según datos aportados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el producto interior bruto (PIB) de España registró un crecimiento del 0,4% durante el segundo trimestre del año. El consumo interno ha sido el motor del alza, sube una décima y se cifra en el 1,5%.

No obstante, la variación de PIB es una décima inferior respecto al crecimiento experimentado en el trimestre anterior. El descenso está propiciado por un bajón de la demanda externa de 2,5 puntos en comparación al periodo anterior y queda establecida en el 0,3%.

Algo no va bien

¿Son datos inquietantes para España? Recordamos que en términos de inflación y crecimiento económico, el país se viene desempeñando mejor que la UE en su conjunto.

El economista y autor Daniel Lacalle asegura a Sputnik que las cifras "reflejan una importante desaceleración en cuanto a la tasa interanual". El dato es "menos de la mitad" que los números registrados en el primer trimestre. Como indica el INE, "la variación interanual del PIB se sitúa en el 1,8%, frente al 4,2% del trimestre precedente".

"La evidencia, en cualquier caso, es que se mantiene una tasa de crecimiento trimestral muy baja, similar a la de la eurozona, pero también con efectos importantes a considerar. Por ejemplo, la demanda nacional muestra debilidad desde hace ya tres trimestres", afirmó.

En opinión de Lacalle, docente en el Instituto de Empresa (IE), el dato más preocupante es el de la demanda interna, el consumo, que ha pasado del 1,4% en el primer trimestre al 1,5% en el segundo.

"Ha repuntado un poco ahora, pero lleva ya un crecimiento prácticamente plano en los últimos tres trimestres", recuerda al advertir que la desaceleración detectada sobreviene tras una recuperación debida "fundamentalmente" a la mejora del desempeño del sector turístico "tras una debacle en el año 2020".

Una calma insostenible

Aún hoy, la economía española viene suponiendo una sorpresa positiva en medio de un panorama más sombrío para el conjunto de la UE y la eurozona, donde, por ejemplo Alemania muestra ahora valores nulos luego de haber reflejado una estadística de recesión desde el último trimestre de 2022.

"Los mensajes que se están difundiendo en Europa y sobre todo en España son de tranquilidad, pero la realidad es que la economía española es muy dependiente del exterior, y no solo por el turismo", explica a Sputnik el también economista y autor Santiago Niño Becerra, catedrático emérito de Estructura Económica en la universidad Ramón Llull de Barcelona, que precisamente muestra preocupación por el "impacto" que acabará teniendo el estancamiento de la economía de Alemania.

A su juicio, el estado de la economía mundial, también la europea, es irreal; es el producto de haber estado "dopada" entre 2012 y 2018 con las "anfetas monetarias" suministradas por los bancos centrales. "Pero una forma de actuar así no es sostenible en el tiempo", afirma.

"Y si a eso se añaden los efectos del virus y las rigideces creadas por el conflicto en Ucrania, lo que tenemos es una economía mundial tensionada que está viviendo a base de deuda y de unos dólares que, al menos de momento, el resto del mundo acepta sin decir nada", indicó.

La paradoja española con Europa

Como dato paradójico, los datos de empleo, con más de 21 millones de personas trabajando, son los mejores de su historia reciente, pero su 11,6% de población desempleada representa el peor dato de toda la UE. En esta situación, cabe preguntarse si el país acabará paulatinamente más nivelado con la tónica general europea, distinguida por un crecimiento mucho menor.

El otro aspecto paradójico es que, a diferencia de la mayor parte de países europeos, España tiene contenida su inflación (un 2,3%, luego de un repunte) más o menos en los márgenes que aconseja el BCE (2%). En el conjunto de la UE este valor se cifra en el 5,3% de media. Y, sin embargo, el PIB de la eurozona parece desentumecerse y avanza al +0,3%, según Eurostat.

¿Podrá España hacer frente a la desaceleración económica en un contexto europeo de timidísimo crecimiento? La tarea es complicada, advierte Niño Becerra, pues el próximo Gobierno español, "sea el que sea", habida cuenta de la evolución del PIB, deberá "encontrar 10.000 millones de euros en 2024" y tendrá la difícil tarea de "cuadrar un círculo imposible".

"Seguir creciendo reduciendo déficit y deuda en un entorno de enlentecimiento generalizado de la actividad económica y con unos tipos de interés que van a seguir teniendo un efecto negativo en la economía durante bastantes meses más", subrayó.

Los efectos sobre el euríbor

Las consecuencias del alza continua de los intereses son muy sensibles para muchas economías familiares. Por ejemplo, en lo que respecta al índice euríbor. De interés variable, a él van referenciados la gran mayoría de los préstamos hipotecarios en España.

El mes de julio ha marcado un nuevo tope desde 2008: el 4,15%. Su revisión, para quien tenga contratada una hipoteca de tipo variable, es anual. Y ha subido más de tres puntos porcentuales respecto a julio de 2022.

Tomando como referencia un préstamo medio de 150.000 euros a pagar en 25 años en cuotas mensuales cuyo costo se conjuga con el diferencial fijo que aplica cada entidad bancaria (1 punto, al caso), el encarecimiento para los hipotecados a partir de agosto será de unos 250 euros al mes. Sumados a la subida experimentada un año antes (unos 100 euros), el desembolso es muy acusado, pues los salarios no han aumentado en la misma proporción. Si la inflación volviera a crecer, las estrecheces acuciarán a buena parte de la población.