No puede regresar

El desesperado pedido de un platense varado en Bolivia

Se fue a probar suerte al fútbol boliviano y, en su mejor momento, lo sorprendió la pandemia. Charló en exclusiva con la RED 92

Antonio Herrera es un futbolista  platense que, tras haber pasado por Estudiantes y alcanzado la Reserva, terminó aceptando un reto en el ascenso de Bolivia y se trasladó junto a su familia. Las cosas estaban saliéndole bien, con ascensos y capitanías en el medio, pero entonces la irrupción del coronavirus y la cuarentena postergó sus planes y su crecimiento. Hoy se encuentra varado en el vecino país, sin poder regresar a Argentina, sin respuesta alguna del consulado y con los recursos económicos y alimentarios cada vez más chicos.

En diálogo con la RED 92, el deportista contó, al borde de la desesperación, que está varado desde el 10 de marzo y que hace más de un mes y medio que no obtiene respuesta alguna de parte del consulado argentino en Cochabamba, donde se encuentra.

“Cuando apareció la pandemia, seguimos entrenando con el Cochabamba Fútbol Club hasta que decretaron la cuarentena total cerraron las fronteras. Ahí ya no pude volver. Llamé al consulado y después me acerqué personalmente,  pero estaba cerrado. Llamé a los dos números que me dieron y no me atendieron; mandé un mail y no me dieron respuesta. Estamos con mi familia desesperados porque estamos solos en un país que no es el nuestro”, relató

Y reconoció que “el club se está haciendo cargo de mí sin tener contrato en mano, pero ellos, al ser un equipo de Segunda División, donde todo es a pulmón, tampoco tienen ingresos y ya no me pueden mantener. Estoy tratando de volver a Argentina pero nadie me responde”.

Averiguó por aéreos y “me quieren cobrar 1160 dólares por cuatro pasajes –para él, su mujer y sus dos pequeños hijos-. Me parece una locura. Mis hijos tienen 3 y 4 años y no pueden hacerme pagar esa plata, que ni siquiera tengo”.

Impotente, admitió que “se me están acabando los recursos; no venimos de una familia de plata. Vinimos a Bolivia porque económicamente están bien y apostamos por eso. Ahora estamos en la angustia de no poder volver. Quiero ser repatriado”.

Agradeció que tanto él como su pareja y los niños están bien de salud, aunque vive con el miedo constante de saber que “acá, si te enfermás por el coronavirus, se les cobra a los extranjeros 150 dólares por la atención, y no lo tengo”.

Pidió que alguien lo ayude “para volver, estoy desesperado por eso. Este viernes sale un vuelo a Argentina pero no tengo dinero para los pasajes. No tengo problemas en que de última viajen ellos tres, quedándome yo”.

Una vida en el fútbol

La carrera de Antonio se inició a los cuatro años, cuando “empecé en el Club Defensores de Santa Ana. Me encontraron limpiando una zanja los que hoy son mis padrinos, se acercaron, me preguntaron si me gustaba el fútbol y hablaron con mis padres. De los 4 a los 12 estuve ahí, después, de los 13 a los 20, pasé por Estudiantes de La Plata, donde llegué a Reserva y tuve entrenamientos con la Primera, aunque no pude firmar contrato”.

En el 2015, cuando quedó libre y no encontraba club, se enteró que iba a ser papá por primera vez. “Ahí empecé a jugar en la liga platense, en el Club Ringuelet. Ascendimos a la máxima categoría del fútbol liguista y en 2016 pasé a Bragado Club, que jugaba el Federal B. Estuve 6 meses y después, ya cuando sabía que iba a ser padre por segunda vez, apareció El Campin”.

Tras un frustrado pase a Colegiales, en 2017 regresó a Ringuelet, mientras trabajaba de albañil en Capital Federal. En 2018, el padrino de su hijo, que estaba jugando en el Club Atlético Palmaflor, de la tercera categoría de Bolivia, le contó que buscaban un central y se animó a probar. “Saqué dinero de donde pude, me pagaron el pasaje y fui para allá, donde firmé contrato”.

Rápidamente se ganó el puesto y la capitanía, mientras el día a día lo vivía solo ya que su familia se había quedado en Argentina. “A mitad de año pudieron venir, salimos campeones, ascendimos a la Primera A del fútbol cochabambino y en diciembre regresamos a pasar las fiestas a La Plata”.

En 2019 lo llamaron de nuevo pero le bajaron en salario, por lo que decidió no firmar para ellos y aceptar el llamado de Cochabamba Fútbol Club. “Tuvimos un año muy bueno y fuimos campeones el 8 de marzo de este 2020. Fue algo histórico para la institución y clasificamos a la Copa Simón Bolívar. En Segunda División, acá en Bolivia se es semi profesional e iba a agarrar una empresa extranjera para hacerse cargo de los contratos, pero entonces surgió el coronavirus y no pude firmar”, culminó.