Ciencia

Urano, el próximo objetivo de la NASA

La organización publicó una imagen inédita del planeta que comprueba lo que sus científicos ya advirtieron: Saturno no es el único astro con anillos.

La NASA acaba de publicar en su cuenta de Twitter una imagen inédita de Urano que comprueba lo que sus científicos ya advirtieron: Saturno no es el único planeta con anillos. Para sorpresa de algunos incrédulos, esto confirma que Urano también tiene gas. Pero ese no es su único tesoro.

La cámara de infrarrojo cercano del telescopio espacial James Webb (NIRCam) tomó una imagen que revela impresionantes vistas de los anillos de Urano que, en la imagen transmitida, se ven con un tono azul, como consecuencia de la combinación de dos filtros ópticos.

“Urano es un objetivo principal en la próxima década de la ciencia planetaria, por lo que estamos ansiosos por ver qué más revelará Webb de este planeta distante”, anticipó la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA).

Por definición de la misma NASA, “Urano es un gigante de hielo del sistema solar, con anillos dramáticos y características brillantes en la atmósfera del planeta”.

Urano es el séptimo planeta de nuestro Sistema Solar y orbita alrededor del Sol, a una distancia aproximada de 2.900 millones de kilómetros. Todo en Urano es “mega”: cuatro veces más ancho que la Tierra, allí los días realmente pasan volando, en apenas 17 horas. Sin embargo, Urano tarda 84 años en dar una órbita completa alrededor de su estrella, el Sol. Es decir, un año allí equivale a 84 terrestres.

Todavía hay mucho por investigar y decir de Urano, el primer planeta que se descubrió con un telescopio, en 1781, cuando el astrónomo William Herschel lo divisió, pero en un principio lo confundió con una estrella y luego con un cometa.

Apenas dos años más tarde, las observaciones del astrónomo Johann Elert Bode terminaron de convencer a la comunidad científica de que “esa estrella” era un planeta de nuestro propio sistema y propuso bautizarlo Urano, como el dios griego del cielo. Gracias al firmamento, su criterio se impuso sobre el de los chupamedias que apostaban a la denominación “Georgium Sidus”, en honor al rey Jorge III.