Emergencia ígnea

Corrientes entre el fuego y el oportunismo

No solo los incendios hacen estragos: en la Argentina hay una oposición política que, ante situaciones gravísimas, aprovecha la oportunidad para sumar puntos, con una irresponsabilidad absoluta que se hizo evidente desde que se declaró la pandemia de Covid-19.

Las pérdidas materiales y los daños ecológicos no son lo único para lamentar a raíz de los masivos incendios en la provincia de Corrientes, que en los tres últimos días empezaron a amainar gracias a las lluvias. Otra deplorable circunstancia que volvió a quedar patente es el oportunismo de una oposición política que, ante situaciones gravísimas, busca sumar porotos y hallar excusas para apuntar contra figuras del Gobierno (en este caso el Presidente Alberto Fernández y el ministro de Ambiente, Juan Cabandié) antes que abordar el tema con seriedad y procurar soluciones.

El expresidente y fundador del PRO, Mauricio Macri, afirmó que las autoridades provinciales habían alertado en enero sobre la situación y que habían pedido recursos como aviones hidrantes y equipamiento, pero desde Nación “nunca les respondieron”. La verdad es que el Gobierno nacional le ofreció ayuda a la provincia no menos de 16 veces, desde noviembre, cuando ya había algunos focos activos de incendio, y la administración de Gustavo Valdés desestimó, desconoció o directamente rechazó esas ofertas hasta el 5 de febrero, cuando finalmente aceptó la ayuda de Nación. Pero Macri sabe que al menos una porción de la población habrá quedado convencida por la falsedad que lanzó al ruedo. Así se construye a veces el capital político: miente, miente, que algo queda.

El ataque no se limita a las chicanas vía Twitter. Patricia Bullrich, presidenta del PRO (columna vertebral de Cambiemos, luego Juntos por el Cambio, ahora simplemente Juntos), aprovechó la ocasión para criticar la Ley de Manejo del Fuego, impulsada por Máximo Kirchner. Ni lerdos ni perezosos, Gerardo Milman y Mariana Zuvic presentaron sendos proyectos para derogarla. Esa ley limita la comercialización de campos incendiados, precisamente para evitar que los productores les prendan fuego para lucrar con su venta. Eliminarla rehabilitaría ese negocio tan dañino para el ambiente, pero beneficioso para un sector de la economía que integra la base política del macrismo. Los incendios en Corrientes proveyeron la oportunidad para atacar la norma bajo el ropaje de la solidaridad ante la tragedia.

También la exitosa colecta convocada por el joven influencer Santiago Maratea, que logró recaudar más de 150 millones de pesos para donar a los bomberos correntinos, fue una excusa para que desde el macrismo se atacara al Gobierno y se enarbolaran, paradójicamente, consignas antipolíticas. Poco importa que trasladar la lógica de la colecta solidaria a la acción de Gobierno, con sus necesidades de planificación, previsión, coordinación y evaluación, resulte absurdo. Todo es válido para sumar un punto más.

El fuego, el virus o lo que sea

No llama la atención el oportunismo de los popes de Juntos. A dos años de que se declarara la pandemia global de Covid-19, un repaso por las posiciones adoptadas por la fuerza opositora con respecto a este tema revela una irresponsabilidad brutal. En momentos en que el Gobierno apuntaba a “aplanar la curva” para que el sistema de salud pudiera aguantar la sobrecarga por los contagios, el macrismo se opuso a la cuarentena, a la exigencia del uso del barbijo y al cierre de empresas y comercios. Patricia Bullrich participó de manifestaciones callejeras contra el aislamiento preventivo. Hubo bocinazos y cacerolazos, fogoneados por Mauricio Macri y otras figuras descollantes del PRO.

Luego, cuando aparecieron las primeras vacunas contra el coronavirus SARS-CoV-2, los principales referentes de la oposición cuestionaron la eficacia de la “Sputnik V”, a pesar de que no había motivos científicos para hacerlo. Ocurre que el gobierno argentino estaba en tratativas con Rusia para comprar dosis de ese fármaco, tratativas que dieron fruto y redundaron en la llegada de millones de vacunas a nuestro país. Para Elisa Carrió, era un plan de “envenenamiento” de la población.

A lo largo de todo 2020 y 2021, incluso en medio de los mayores picos de contagios y muertes, desde el frente opositor se insistió en retomar las clases presenciales en las escuelas, a pesar de que los expertos aconsejaban exactamente lo contrario. Horacio Rodríguez Larreta llegó a recurrir a la Justicia para poder abrir las aulas. Una vez más, la responsabilidad cedió terreno ante la lógica de la oposición a toda costa. Era más importante sumar algún punto en la disputa con el Gobierno que cuidar la vida y la salud de los argentinos.

La “pata mediática” vuelve a las andadas

Por supuesto, la mera inconsciencia de figuras opositoras no basta por sí sola para generar efectos dañinos (salvo cuando se traduce en medidas de gobierno, como la decisión de Rodríguez Larreta apuntada más arriba). En general, estos personajes necesitan de un aliado fundamental para poder posicionarse a través de sus declaraciones y actuaciones: un sector de los medios masivos de comunicación que reproduzca, amplifique y legitime sus voces, por absurdos que sean sus planteos. “Yo creo que la primera víctima de la pandemia fue el periodismo. Antivacunas, anticuarentena… ¡nos volvimos locos!”, dijo Jorge Rial hace un tiempo, entrevistado por Gustavo Sylvestre. Y algo de razón tenía. Una parte del periodismo argentino pareció enloquecer en los últimos dos años. Diarios, radios y canales de gran audiencia difundieron noticias falsas sin ponerse colorados. Comunicadores con alto rating opinaron durante horas y horas en contra de las medidas del gobierno, sin ningún tipo de fundamento científico. Viviana Canosa bebió en cámara algo que, según dijo, era dióxido de cloro, una sustancia que no solo no es eficaz contra el coronavirus sino que resulta altamente peligrosa para el organismo.

También ahora la oposición contó con estos aliados de oro. La misma Canosa acusó a las Madres de Plaza de Mayo de haber incendiado campos en Corrientes porque “les jode la gente que tiene campos”. Las fakes news fueron rápidamente reproducidas por Nicolás Wiñazki, otro periodista amigo del macrismo, en el canal Todo Noticias. La noticia real era que miembros de la asociación, que iban a un festejo familiar a bordo de una camioneta de la asociación, habían sido demorados por averiguación de antecedentes. En el vehículo no llevaban elementos incendiarios, sino reposeras y refrescos.