Incendios
La huella del macrismo que vació el Ministerio de Ambiente
En medio de la tragedia que aqueja a la provincia de Corrientes, comienzan a aparecer los reclamos de la oposición. Sin embargo, sería bueno recordar lo que dejó (o no) la gestión del rabino Sergio Alejandro Bergman en el área.
Mientras los incendios rurales y la sequía extrema en Corrientes continúan causando pérdidas en el sistema productivo de la provincia (ya son más de 26.000 millones de pesos), y el Gobierno nacional define un conjunto de medidas de ayuda para los productores, las peores miserias políticas toman protagonismo, como suele ocurrir en medio de las catástrofes.
Grandes, medianos y chicos agricultores, productores forestales, ganaderos, yerbateros, arroceros, citrícolas y apicultores resumen hoy el paso del fuego, que ya arrasó más de 800.000 hectáreas, con las mismas palabras: “catástrofe”, “tragedia”, “dolor”, “impotencia” y “desesperanza”.
Sin embargo, la política en algunos casos recurre a los golpes bajos. Desde Juntos por el Cambio emitieron un comunicado indicando que “desde diciembre hasta el mes de febrero la provincia afrontó con sus propios recursos una de las mayores catástrofes de su historia. En reiteradas oportunidades la provincia solicitó al Ministerio de Ambiente de la Nación el envío de aviones hidrantes suficientes y equipamiento adecuado para combatir los incendios. Sin embargo, la asistencia recibida hasta el momento es insuficiente. Instamos al Gobierno nacional a colaborar con el pueblo de Corrientes ante el desastre ambiental y productivo que están viviendo”.
El expresidente Mauricio Macri, a través de sus redes sociales, aseguró muy suelto de cuerpo que “se pidieron aviones hidrantes, vigías y equipamiento”, pero “nunca les respondieron”.
En este marco, entonces, justo sería revelar en qué situación estuvo el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación durante el gobierno de Macri, a cargo del rabino Sergio Alejandro Bergman.
Cuando Juan Cabandié asumió al frente del área, inició una investigación por malversación de fondos públicos, a causa de una serie de compras que el titular precedente de la cartera se llevó a su casa una vez finalizada la gestión. Según una denuncia anónima, se pudieron conocer las facturas emitidas y pagadas por fondos públicos, a fines de 2017, a cuenta de mobiliario para el armado de bibliotecas por $12.886, y durante los últimos meses de 2018 otra compra a la misma empresa por una nueva biblioteca a $7.243. Además, a mitad de ese año, se adquirieron plantas en macetas piramidales y dracenas rotomoldeadas con platos por $30.230.
Más allá del exministro Bergman, también su secretario de Política Ambiental en Recursos Naturales, Diego Moreno, embaló sus pertenencias y se las llevó, como si les pertenecieran.
Cabe destacar que, tras las elecciones perdidas a fines de 2019, el primero retomó sus funciones en el templo de la calle Libertad y, desde mediados de 2020, es presidente de la Unión Mundial de Judaísmo Progresista. Por otra parte, Moreno es socio fundador de Cicla Sustentable, una empresa de servicios ambientales para el sector público y privado.
Los aviones invisibles
La irregularidad con la cual se administró el área de medioambiente durante la gestión de quienes hoy se rasgan las vestiduras por lo que ocurre en Corrientes no quedó demostrada solo en los “souvenirs” que se llevaron los funcionarios al retirarse, sino que lo más grave está en aquello que nunca compraron y que, por lo tanto, jamás se utilizó.
En 2012, durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, se realizó un contrato de leasing (alquiler con derecho a compra) que permitía usar 26 aviones, para terminar comprándolos luego de varios años de uso, con pago en cuotas. ¿Qué hizo
Bergman con ese contrato? Lo canceló. Devolvió las aeronaves y abrió una nueva licitación que terminó quedando en la nada, con acusaciones de haber querido favorecer a una de las empresas. Por lo tanto, el Ministerio de Ambiente quedó sin los aviones de 2012 y sin los que Bergman intentó sumar. Una inoperancia total.
Cabe señalar también que, a mitad de 2016, el equipo técnico de la cartera medioambiental evaluó que era necesario un nuevo equipamiento, pero el ministro decidió no hacer la compra. Sin embargo, la licitación estuvo lista en un documento en su despacho todos estos meses con la leyenda: “Contratación de un servicio de medios aéreos de ala rotativa para ser afectado a las jurisdicciones provinciales, parques nacionales y diversas regiones del Sistema Federal de Manejo del Fuego, dependiente del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable, por un período de veinticuatro (24) meses”.
El texto se refiere a la adquisición de aviones y helicópteros dedicados a controlar los incendios que podrían ocurrir durante el verano. El rabino optó por no realizar la transacción, y a cambio pidió rezar como prevención.
Pero los fondos estaban. De hecho, el ministro solo utilizó el 51% del dinero que le habían girado para prevenir incendios. El Sistema Federal de Manejo del Fuego dejó sin usar el 49% de las partidas que tenía disponibles: de los 450 millones de pesos presupuestados, apenas aprovechó $232 millones. Es por eso que el Presupuesto 2017 tuvo una reducción significativa en el área.
Despido de brigadistas
En enero de 2017 se conoció la decisión del titular de la cartera medioambiental de despedir, bajo la excusa de “no renovación” de contratos, a 300 brigadistas de Santa Cruz. Sin embargo, problemas financieros la cartera no tenía, ya que al mismo tiempo emitía la resolución 616-E/2016, publicada en el Boletín Oficial, por la que Bergman contrataba al joven Juan Francisco Roust Elgue, de escasos 19 años, para el puesto de “asesor” de su secretaría, con un sueldo llamativamente alto.
Roust Elgue fue designado como “asesor de la Secretaría de Coordinación Interjurisdiccional del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable” a partir del 1° de noviembre de ese año, otorgándosele un sueldo de 2.750 unidades retributivas para el mes de noviembre, que a partir de diciembre descendió a 2.600 unidades. Teniendo en cuenta que cada unidad era de $26,42 en ese entonces, el joven asesor cobraba $68.692 por mes.
El padre del afortunado joven es Eduardo Darío Roust, autodefinido como “consultor, asesor de imagen y experto en crisis”, y es el exvocero de Carlos Ruckauf, exgobernador bonaerense.