JUSTICIA

Crimen de la policía en el subte: el autor admitió el hecho

El asesino de la oficial dijo que la mató, aunque pensó que se trataba de otra persona. Los restos de la víctima fueron inhumados.

El hombre detenido por el crimen de la oficial de la Policía de la Ciudad, Maribel Zalazar, asesinada el martes de un balazo en la estación Retiro de la línea C de subtes, confesó ayer ante un juez haber sido el autor del disparo que mató a la mujer pero dijo que pensó que la víctima era otra persona.
Se trata de Oscar Gustavo Valdez (30), de nacionalidad paraguaya, quien permanecerá detenido acusado del delito de “homicidio agravado por haber sido cometido contra un miembro de una Fuerza de seguridad” en perjuicio de Zalazar, “en concurso real con lesiones graves” que le provocó a un empleado de subterráneos.
Una fuente judicial confirmó a Télam que el detenido estuvo asistido por un defensor oficial y que declaró “muy sintéticamente” la frase en la que reconoció haber disparado el arma de la policía, aunque se excusó al decir que creyó que la víctima era otra persona.
Cuando el juez pretendió ahondar, el acusado se negó a contestar preguntas, por lo que la indagatoria concluyó.
El hecho
Por otra parte, los restos de Zalazar fueron inhumados ayer pasado en el panteón policial del Cementerio de la Chacarita, tras una ceremonia religiosa. Entre las autoridades presentes, estaban el jefe de Gabinete porteño, Felipe Miguel; el ministro de Justicia y Seguridad, Marcelo D’Alessandro (actualmente en uso de licencia), y jefe de la Policía de la Ciudad, Gabriel Oscar Berard.
Cabe recordar que el crimen de Zalazar tuvo lugar el martes en un hecho en el que también resultó herido un trabajador de subterráneos, en la mencionada estación cabecera de la línea C y provocó escenas de pánico.
Todo inició cuando Valdez, que venía en una formación como pasajero, llegó a la estación. Entonces, manifestó que no se sentía bien y que padecía un dolor en sus piernas. Por esta razón, fue asistido por personal de subtes que le acercó una silla y le ofreció un vaso de agua.
Como su dolencia supuestamente persistía, el personal solicitó una camilla y la presencia de la oficial, como así también de médicos. Al lugar se acercó Zalazar, pero cuando quisieron subirlo a la camilla el hombre se puso violento. Hubo un forcejeo, le arrebató el arma a la mujer de su pistolera y comenzó a disparar.
Finalmente, pese a que portaba el chaleco antibalas, la policía fue alcanzada por uno de esos tiros, que le ingresó por el cuello y afectó su pulmón derecho.
Por otro lado, un empleado de la empresa concesionaria Emova también resultó con una herida leve por el roce de uno de los proyectiles.